domingo, 18 de agosto de 2013

Nunca es triste la verdad…


Así dice el poeta catalán y agrega “lo que no tiene es remedio”, estas últimas elecciones han mostrado que el FPV perdió poder territorial, y eso en el peronismo real (el de las fieras políticas no lo animales políticos) es el principio del fin, la pérdida de poder frente a quienes detentan esa representación. Pero yo discrepo con las opiniones que señalan que el gobierno enfrenta una crisis terminal (un gobierno peronista sin el poder del respaldo popular es cartón pintado, incluso se podría generalizar a cualquier gobierno pensando en los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa). En realidad pienso que el FPV tiene 2 meses, no para hacer campaña, sino para producir hechos políticos desde el gobierno que reviertan la base del voto ciudadano en las PASO.
Sin hacer un exhaustivo análisis de los resultados del 11A como ha dado en llamarse, puede resumirse que hay una desaprobación de la gestión de gobierno, basado en dos causas principales: económicas y de falta de seguridad. Sobre estas causas hay varios hechos que exacerban la bronca de la gente: no asumir públicamente los problemas, los hechos de corrupción (que pueden no ser todos los denunciados, pero que los hay, los hay) que son negados y hasta protegidos los culpables, la falta de funcionarios realmente comprometidos con la ideología expresada (nadie cree que Boudou y otros sean peronistas de izquierda, dejando de lado muchos que son peronistas, pero más bien de derecha), la inoperancia e incompetencia de muchos funcionarios, la negación del aumento del delito como fuente de preocupación por la inseguridad y sobre todo el discurso autista sobre los problemas existentes y la reivindicación de cualquier medida acertada o errada.
Creo, que sin mayor profundidad en el análisis puede darse una receta que revertiría la actitud del electorado en octubre próximo. La primera medida es suprimir todo discurso oficial y “oficioso” sobre la situación del país y sobre la oposición al gobierno (esto incluye a los discursos presidenciales, los cuales deberían ser breves y específicos, tres minutos máximos y sin referencias adicionales al tema objeto del discurso). La segunda medida es la remoción de funcionarios conflictivos, sospechados de corrupción o inoperantes (los resultados reales cantan la inoperancia de la mayoría), no sería necesario todos pero con un 50% a elección por peor imagen sería suficiente. La tercer medida el promulgar las leyes que se reclaman en forma mayoritaria y que incluso la oposición utiliza como argumento, entre las que se pueden citar: universalización de las asignaciones familiares, eliminación de ganancias para la cuarta categoría y sustitución por un impuesto al ingreso extraordinario (salarios superiores a 3 o 4 salarios mínimos), creación de un impuesto a las rentas financieras, impulso de leyes ambientales como la de glaciares y bosques, recuperación de una ley federal de educación que involucre al gobierno nacional en la educación pública y el impulso a la educación técnica, la sanción de una ley de seguridad pública nacional (ver http://opinionpoliticaargentina.blogspot.com.ar/2013/08/la-propuesta-que-falta.html), la promoción de juicios de residencia a todos los funcionarios políticos del poder ejecutivo nacional, provincial y municipales, lo mismo que a funcionarios   judiciales y miembros del poder legislativo (algo propuesto en parte en http://opinionpoliticaargentina.blogspot.com.ar/2013/07/propuesta-1.html), podría avanzarse sobre la reforma del código civil, en lo referente a algunos temas no controversiales y varios más, la imaginación es el límite y la incapacidad de quienes tengan que formularlos el principal obstáculo.
De cumplirse estas tres medidas, creo que le FPV recuperaría la credibilidad pública en su capacidad de gestión y le renovaría la confianza con su voto. No creo que con campañas políticas clásicas (recorridas, chori paneadas, publicidad, etc.) pueda revertirse la tendencia de las PASO. La vieja política, la de los popes de conurbano o la superestructura del PJ, recomendaría más publicidad, mas ataque a los rivales, guerra territorial sobre la miseria de la gente más necesitada y promesas de todo tipo, la historia nos muestra que no sirve, pero su discurso suele convencer al poder de turno que evitará su inevitable declinación.
Una última consideración la reservo a mi aparente contradicción, entre esta forma de apoyo al FPV y mis críticas hacia el gobierno. Creo haber dejado siempre en claro que en lo único que coincido con este gobierno es en su discurso, su formulación de la política (aunque vaga e incoherente) y no en su forma de implementación, su estrategia y su criterio ético. También me he manifestado en contra de la superestructura del PJ bonaerense, el cual encontró en el candidato Masa a un “gerente político”, útil para la recuperación de un poder perdido en las elecciones del 2005. Mis diferencias con el FPV son de tipo estratégico y ético, no ideológicas y mis diferencias con los candidatos del viejo “pejotismo”, reciclados en el Frente Renovador, son ideológicas. Por ello, aspiro a que el FPV culmine su ciclo histórico con una renovación que permita superar sus contradicciones y que esto de de en el marco y los plazos constitucionales, porque no veo en la vieja estructura del PJ bonaerense la intención de esperar a 2015.

sábado, 10 de agosto de 2013

La propuesta que falta


En tiempo de elecciones, los actuales candidatos han tratado de demostrar capacidad de gestión, lo que en realidad, más que hablar bien de ellos, habla de la poca capacidad de hacer política. Si alguien tiene una responsabilidad de gobierno, lo que se debe hacer es política, no gestión, la gestión es algo subordinado a la política. La política decide que se debe hacer de forma realista, eficaz y con los recursos necesarios, la gestión lleva a adelante las decisiones  políticas. Quien se propone como administrador, como gestor dice que solo puede llevar adelante políticas de otros, es un mero subalterno de quien detenta el verdadero poder, el poder de decir que se hace.
Así, para gestionar o administrar, solo se necesita poseer conocimientos técnicos y algo de experiencia, pero para hacer política, o sea, para decidir qué hacer se necesita una ideología que permita la confluencia de las distintas medidas políticas para la construcción del modelo político deseado. Si tomamos este criterio para analizar las propuestas de los candidatos a estas próximas elecciones, no debemos tomar cada propuesta en forma individual, sino en su conjunto y ver si configuran un modelo político, o un conjunto de slogans “marketineros”  propuestos por asesores de imagen, sociólogos y publicistas.
El segundo paso para analizar las propuestas es ver como se propone implementar las decisiones políticas, así puede verse si se dispone de una estrategia que permita llevar a la práctica las políticas propuestas. Esto es lo que se llama estrategia y debe indicar tres cosas: como se utilizan los recursos, quien debe llevar adelante las medidas y cuáles son los resultados esperados en forma objetiva. Las propuestas “marquetineras” tiene dos formas de presentar su estrategia: en forma vaga (total nadie analiza y lo importante es el slogan o la foto) o en forma de propuesta detallada (los grupos técnicos tiene por objeto llevar muchas hojas con datos, estadísticas, propuestas similares o pero aún un “corte y pegue”; de forma que se cumpla con el viejo dicho de que la mejor manera de esconder un elefante es en una manada de elefantes y la mejor manera de presentar algo que no dice nada es hacer un “estudio detallado”).
Podemos hacer un contraejemplo, tomemos un tema caliente, la seguridad. Parece que recién ahora muchos políticos descubrieron que la seguridad tiene una dimensión mucho mayor que la prevención del delito, y su influencia es notable. Así que para plantear como sería una política de seguridad plantearemos una.
La política de seguridad debe incluir seis aspectos específicos y tres aspectos vinculares. Los aspectos específicos son: la seguridad de las personas y sus bienes, la seguridad vial, la seguridad sanitaria, la seguridad social y la seguridad ambiental. Los aspectos vinculares son: el marco normativo, el marco institucional y el marco instrumental.
La primera propuesta es definir a la seguridad como de competencia nacional, no puede haber distintos marcos normativos, ya que las víctimas y los victimarios de las mismas trasgresiones son independientes del contexto geográfico donde se cometa (en criollo, un robo debe ser prevenido, investigado, enjuiciado, condenado, cumplida la condena, asistida las víctimas y resguardados los derechos constitucionales del ladrón y la víctima, del mimo modo independientemente del territorio en donde se cometió el robo). Debe establecerse una separación entre violación a la seguridad pública y contravención. Por ejemplo, pude argumentarse que el robo es una violación a la seguridad pública, ya que implica violencia contra una persona o sus bienes; mientas que el hurto solo es una violación del derecho de propiedad sin ejercer violencia contra las personas o sus bienes. Estas categorías definirían el ámbito de la competencia nacional.    
En el marco instituciones tendríamos para cada aspecto de la seguridad tres instituciones intervinientes (o policías si se quiere) una de prevención, una de investigación y una de ejecución. La primera dependiente de autoridades territoriales, la segunda dependiente del ministerio público y la tercera dependiente del poder judicial. Un aspecto estratégico sobre estas instituciones es que su organización no debe ser jerárquica sino funcional y dependiente de órganos colegiados en varias instancias de su estructura vertical, estos órganos colegiados deben ser integrados por representantes de las fuerzas políticas con representación territorial y coordinados por miembros de las instituciones. La dependencia directa solo se reserva para aspectos operacionales. Estas tres instituciones en los seis aspectos de la seguridad llevan a dieciocho organizaciones de jurisdicción nacional y a distintas competencias para cada organización.  
El marco instrumental debe definir los ámbitos específicos de cada institución de seguridad, la formación de recurso humanos, la definición de sus organigramas ajustados a los principios estratégicos enunciados, sus mecanismos de control, los recursos de infraestructura necesarios y los cambios de infraestructura requeridos en función de la evolución de la tecnología y las necesidades de la sociedad.
Este es un esbozo de una política de seguridad, quizás un poco aburrida, no muy espectacular, pero dudo que pueda llevarse a cabo otra política eficaz, detalles habría muchísimos, pero hablaríamos de detalles de la implementación de la política y no de formulación de una política de seguridad.