viernes, 26 de diciembre de 2014

Fallas en la teoría del conflicto


Según Laclau, lo político es la lucha por la hegemonía a través de la conquista de "significantes flotantes" o "vacíos", los cuales, estando sobredeterminados discursiva y libidinalmente, articulan a las diversas demandas sociales y por tanto a los sujetos a determinadas posiciones.
Su pensamiento postmarxista estuvo involucrado en movimientos sociales y estudiantiles de la década del 60 tratando de unir a la clase obrera con nuevos movimientos sociales. Laclau rechaza el determinismo económico marxista y la noción de que la lucha de clases es el antagonismo crucial en la sociedad, en cambio propuso una democracia radical y un pluralismo agonal en el que todos los antagonismos puedan ser expresados, ya que "...una sociedad sin antagonismos es imposible". El poder así expresado se asume mediante la resolución del conflicto, así, ejercer el poder es plantear conflictos que se resumen según el criterio propuesto.
El gobierno ha tomado al pie de la letra esta teoría, así toda acción de gobierno es planteada como la resolución de un conflicto, exista este o no. El conflicto se torna en una metodología de acción, que se internaliza en la resolución de conflictos entre distintas posiciones de miembros del gobierno. El liderazgo gubernamental se asume como arbitro de los conflictos internos, decidiendo que posición permanece y cual es dejada de lado.
Esta forma de asumir el conflicto como algo necesario ignora algo en lo que Laclau no profundizó, la teoría política muchas veces se da de cabezas contra la “real politik” al suponer que ciertos procesos son “asépticos”, en un conflicto que no es resuelto mediante consenso se genera ganadores y perdedores. Los ganadores obtienen mayor poder interno y los perdedores suelen ser excluidos, o dejados de lado. Así, al continuidad de la practica de esta metodología, se generan grupos de excluidos que detentan cierta cuota de poder y que pueden agruparse contra el gobierno.
Si analizamos la actual composición del arco político, la oposición dentro del peronismo esta expresada por dirigentes como: Massa, De la Sota, Duhalde, Albero Fernandez, Das Neves, Felipe Solá y varios intendentes de la provincia de Buenos Aires; todos ellos ligados al gobierno y en algún momento, excluidos. También la transversalidad incluyó dirigentes de otros espacios, que también fuero excluidos, entre ellos: Cobos, Losteau, Prat-Gay y otros que conforman UNEN; el espacio de Libres del Sur, Bonasso, sectores sindicales liuderados por Moyano, medios como el grupo Clarín, sectores empresariales, agrarios y sigue la lista.
Un capítulo aparte es el gobernador Scioli, quien no ha sido excluido sino postergado y menospreciado por el espacio político del gobierno, a pesar de ser el mejor candidato a la sucesión presidencial, dada la intensión de votos con que cuenta. El problema es que nadie duda (fuera o dentro del kirchnerismo) que si Scioli llega al gobierno, reproduciría con los kirchner, lo que ellos hicieron con Duhalde. Así el gobierno recrea la conducta de Horus (el dios que devoraba a sus hijos).
El gobierno en épocas de la presidencia de Néstor Kirchner debilitó a la oposición mediante la propuesta de integrar un frente progresista transversal a los partidos políticos y muchos dirigentes de otros espacios se sumaron al FPV. La mayoría de los conflictos que se plantearon fueron resueltos mediante arbitrio y exclusión, incrementando progresivamente un frente opositor que superó electoralmente al FPV en las elecciones de 2009 y 2013. Es interesante señalar que quienes derrotaron al FPV tuvieron presencia de excluidos, como Sola (2009) y Massa (2013).
En definitiva el gobierno construyó su propia oposición, recreando un viejo dicho de la izquierda setentista “hay quienes fabrican la soga con que serán ahorcados”, algo que Laclau no previó, ya que la metodología de resolución del conflicto sería esencial en al síntesis de su teoría.