lunes, 10 de octubre de 2016

La tecnología y la seguridad pública



Resultado de imagen para camas de control de delitos


El fin de las tecnologías existentes es reducir los recursos empleados en una dada tarea. Así ha sido siempre, pero la adopción y uso de las nuevas tecnologías marcaron las diferencias entre los países desarrollados y los desarrollados. Los motivos siempre fueron varios, falta de capital destinado a nuevas inversiones, hábitos de uso de las nuevas tecnologías y por sobre todo falta de capacidad de quienes eran los responsables de utilizar las tecnologías disponibles.

Antes de hablar del uso de la tecnología en la seguridad pública, es interesante analizar el resultado de un estudio que realicé con el grupo de investigación que dirijo. Se buscó identificar que característica de las empresas Pyme hacía que esta adoptara las nuevas tecnologías Tics disponibles, para ello se relevaron alrededor de 100 empresas Pyme encuestando a los responsables de las mismas. Los resultados mostraron que solo un 10% de las empresas preveían utilizar las nuevas tecnologías Tic disponibles. Lo sorprendente del estudio surgió al correlacionar esta decisión con las características de las empresas, ya que el tamaño (facturación y nro. de empleados), el uso intensivo de tecnología Tic (porcentaje de procesos de la empresa infomatizados) y el nivel de conocimientos sobre tecnología Tic (aunque este resultó sorprendentemente bajo, casi un 30%, de los responsables de las empresas tenía un buen conocimiento de las tecnologías Tic existentes). EL hallazgo del trabajo fue que la decisión sobre incorporar nuevas tecnologías se correlacionó con las visión de futuro sobre las tecnologías aplicables a la empresa (intensión de llevar a la empresa al máximo de sus posibilidades operativas). En resumen, si los responsables de la empresa veían en el futuro a sus organizaciones desarrollarse al su máximo potencial, pensaban en incluir nuevas tecnologías disponibles.

Volviendo al ámbito de la seguridad pública, podemos inferir por las profesiones que poseen los responsables de la seguridad pública mayoritariamente carecen de competencias profesionales sobre uso y aplicación de la tecnología. Esto explica que las tecnologías incorporadas no hayan tenido el impacto esperado en la mejoras de las condiciones de la seguridad pública. Como ejemplo permítanme utilizar las cámaras de seguridad instaladas en distintas localidades del conhurbano bonaerense, donde los índices delictuales no han disminuido, sino que muchas veces ha aumentado. La única utilidad de las cámaras fue lograr mejores identificaciones de delincuentes, registrar la comisión de delitos y proveer de material fílmico para algunos programas de televisión. Los responsables de la seguridad invirtieron en espejos de colores, las cámaras por sí solas no previenen el delito, solo obligan a cambiar las modalidades de este. Los casos registrados de robos nos muestra como los delincuentes ocultan sus rostros y consuman el hecho delictivo en un tiempo inferior a la capacidad de respuesta de la policía. La regla de oro de la lucha contra el delito, es que este es un fenómeno dinámico, y un fenómeno dinámico no puede ser contenido por algo estático como lo son las cámaras de seguridad.

La tecnología no produce resultados por si misma, el equipamiento de seguridad en el caso de la policía debe estar acompañado de al menos una capacitación sobre su uso, mantenimiento, acondicionamiento, características, etc. Un policía usando un chaleco antibalas debe saber como utilizarlo, saber cuales son los riesgos, como desplazarse en un enfrentamiento para que este le brinde la máxima protección, que armas pueden atravesar al chaleco y como reconocerlas en un enfrentamiento, como guardar, higienizar y mantener el chaleco, cual es la vida útil del chaleco, entre otros conocimientos. Un arma debe ser utilizada periódicamente para que el policía tenga una ventaja operativa frente a un delincuente en un enfrentamiento, ademas debe ser verificada periódicamente por un armero, mantenida en correctas condiciones de uso, el policía también debe ser capacitado en el mantenimiento de su arma y el control de la munición, etc. Los vehículos deben ser manejados por conductores entrenados no solo en las técnicas de conducción, sino en el mantenimiento preventivo de la unidad, el control de su estado y la detección temprana de fallas. Esto requiere una logística de la tecnología en uso que incluya, armeros, mecánicos, electricistas, electrónicos, informáticos, etc. Algo que no se ve que haya implementado, o al menos no se ha publicitado, y es tan o mas importante que el entrenamiento de los policías.

Estas y muchas deficiencias que siguen estando en el manejo tecnológico de la seguridad pública, no es imputable solo al estrato político de los funcionarios que trabajan en seguridad pública, sino a quienes desarrollan la estrategia de las medidas políticas, la cual cae en manos de policías (los cuales solo deben tener responsabilidad operativa) o funcionarios sin competencias profesionales sobre el manejo tecnológico. Podemos ver que la aplicación de fondos destinados a las mejoras tecnológicas se realizan en forma compartimentada (en contradicción con las teorías y prácticas del manejo profesional de las organizaciones), siguiendo criterios no unificados y sin revisión de control por parte de una auditoría (técnica, no administrativa) inexistente hasta hoy.


Así, vemos que el manejo político de la tecnología aplicada a la seguridad púbica se emparenta con el manejo que se realiza en las Pymes, hay poco conocimiento técnico, pocas competencias profesionales, y solo la visión de algunos pocos prevé su utilización efectiva en el futuro.