miércoles, 12 de junio de 2019

El eje de la grieta

Resultado de imagen para elecciones 2019



Como se pudo ver, la estrategia electoral del gobierno de Macri fue desde siempre apostar a una polarización entre su gobierno y el el de CFK, una polarización que atomizara a cualquier alternativa política que pudiera romper una “grieta” que lo favorecía. Esa grieta que creó la propia CFK, en una mala interpretación del pensamiento de Nestor Kirchner, donde el país se dividía entre dos fuerzas mayoritarias de centro izquierda y centro derecha. Los actos de corrupción que hubo en el gobierno de CFK y las medidas tomadas que la alejaron de expresar una real fuerza progresista. Ello, con una suma de errores en decisiones políticas antes de la campaña de 2015, llevaron a Cambiemos a ganar la elección, que en realidad perdió Cristina.
En Cambiemos algunos grupos se adjudicaron la victoria frente al kirchnerismo y la posterior derrota de CFK en la provincia de Buenos Aires, algo que solo se debió a que la gobernadora Vidal se puso la campaña al hombro y dio vuelta el resultado inicialmente adverso de la PASO. Esos mismos grupos confundieron la victoria electoral con una victoria política y los enormes errores de la gestión de Macri crearon un escenario electoral adverso, basados en una soberbia desmedida de ese grupo frente a los errores que se cometían y en la subestimación de la política como eje de de la gestión de gobierno. El escenario creado por esos grupos de poder en Cambienos es distinto al que pensaron, la polarización ya no los favorece y la atomización de las fuerzas alternativas a la “grieta” no dividen al peronismo, sino que le restan posible votos al gobierno.
En ese escenario, la jugada de CFK de resignar la candidatura presidencial y asignarse un segundo lugar (escenario que ya dije que se asemeja mas a un caballo de Troya que a otra cosa) buscó trazar con la “grieta” una brecha entre peronismo y anti peronismo. Lo que se reportó muchos beneficios, sobre todo al elegir a Alberto Fernández como candidato a presidente, ya que representa a ese peronismo a mitad de camino entre el peronismo “clásico” y “la Cámpora”, y le permitió romper una posible re agrupación peronista en Alternativa Federal y tentar a Massa a incorporarse a su fuerza política.
Cambiemos enfrenta una elección sin el principal argumento de su anterior campaña que era la fortaleza de la gestión, ya que el resultado de su administración es pésimo, los pocos éxitos que puede mostrar son mas el resultado de individualidades de sus ministros, que la concreción de un plan de políticas gubernamentales. También gruesos errores al no adelantar las elecciones en provincia de Buenos Aires donde Vidal se hubiera impuesto sin muchos inconvenientes y podría haber tracionado sobre varios intendentes de mala gestión.
En ese escenario de un posible buen resultado para Union Ciudadana, CFK comete uno de sus clásicos errores, la designación de la fórmula Kicillof Magario para la provincia de Buenos Aires en lugar de reservarla para algunos candidatos con los que se podrían asegurar un triunfo casi seguro, como Felipe Solá o Sergio Massa (acuerdo mediante). Casi a cierre Cambiemos tomo la decisión de incorporar a Angel Pichetto como segundo de la formula presidencial, algo que no suma nuevos votos pero rompe el eje del planteo esbozado por CFK, una “grieta” peronismo - anti peronismo; una medida tomada desde lo político y no desde lo electoral.
Así el día de la inscripción de alianza electorales, los argentinos de a pie, una vez mas, nos debatimos en el eterno dilema de votar a quien consideremos en menos malo y no el mejor.