miércoles, 4 de diciembre de 2019

La educación publica y gratuita no se declama se la defiende






Hace cuatro años, un colega me invitó a sumarme como docente a un proyecto de educación terciaria, la carrera de Técnico Superior en Mantenimiento Industrial que se dicta en el Anexo Bahía Blanca del ISFT 190 con sede en Coronel Rosales. Hace unas semanas, las nuevas autoridades (que asumieron en 2018) no notificaron verbalmente del cierre de la carrera. 
La medida que se realizó en forma incolsulta con la comunidad educativa de la carrera so comunicó sobre el fin del ciclo lectivo, cuando la mayoría de los profesores ya habíamos cerrado las notas del año, cuando alumnos del primer año que habían tenido problemas de asistencia abandonaron varios cursados para retomar mejor el año próximo (cuando no se dictarán las materias de primer año). 
La carrera tiene un alto grado de matrícula ya que en el ciclo 2019 se inscribieron 60 alumnos, es una carrera requerida en los medios industriales locales (a pesar de haberse usado como argumento que no había necesidad de ella en Coronel Rosales, que no posee empresas industriales de envergadura), el cuerpo docente tiene un alto nivel profesional y esta vinculado al medio permitiendo que los contenidos de las materias sean actuales y referidos a las necesidades del medio (a pesar que se utilizó el argumento de que como la carrera se creó en 2002 era "obsoleta").       
La carrera es la única opción de educación pública y gratuita, ya que las alternativas son el acceso a carreras universitarias (con lo cual la mayoría no puede acceder debido a que trabaja y no dispone de libertad horaria y las exigencias son mucho mayores)  y una opción privada creada este año donde la matrícula resulta prohibitiva (donde se ve que la carrera no es tan "obsoleta" ni de baja demanda).
Por todo ello nos propusimos iniciar una campaña para que no se cierre  la carrera de Técnico Superior en Mantenimiento Industrial que se dicta en el Anexo Bahía Blanca del ISFT 190. No solo por los perjuicios que puede a docentes y alumnos sino porque estamos frente a un daño que se le hace a la educación pública y gratuita   

Si quien lee esto coincide, lo invito a sumarse haciendo click en la campaña que iniciamos en Change.org y que lo difundan en sus redes sociales. Gracias

http://chng.it/DLZnrHSL

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Nuevo escenario, viejos problemas


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Se ratificó, no sin sofocones, que la derrota electoral de Macri se había definido en las PASO; pero no nos engañemos, así como los errores de Cristina le dieron el triunfo a Macri en el 2015, los errores de Macri le dieron el triunfo a Anibal Fernandez en 2019.
Desde las elecciones de 2017, Macri creyó que no tenía rival y que nada ni nadie podía impedir su reelección, confió que el ajuste paulatino (sin prisas, pero sin pausas) sería interpretado como un sacrificio a futuro para estar mejor. Pero no se vio quién estaría mejor, por cierto que con Pymes y comercios cerrando, sin inversión productiva, sin crecimiento y con inflación, nadie veía que podía haber un futuro mejor. Las inversiones en infraestructura se limitaron a energías no renovables y convencionales (que no generan gran cantidad de empleo estable), obras viales (vinculadas a sectores que no habían hecho grandes inversiones), las obras hídricas y cloacales tampoco evitaron la caída del empleo (ya que el cierre de empresas dejaba sin trabajo a mas gente de la que podía absorber este sector) y el resto de las obras era de mas largo plazo sin repercusiones en el corto plazo.
Las mismas elecciones de 2017, generaron en el gobierno una desmesurada confianza en cualquier posible escenario electoral, que asumían polarizado entre el Kirchnerismo y Cambiemos, ignorando el aporte de un peronismo “tradicional” que suponían nunca seguiría a Cristina. Esa confianza empezó a derrumbarse cuando, vieron que ese peronismo podía derrotarlos electoralmente en un ballotage donde no estuviera Cristina. A principios de 2018, esa certidumbre, sumada a una pequeña crisis económica disparó el precio del dólar y desnudó las debilidades estructurales de la economía argentina que no pudieron (o supieron) corregir.
En un escenario económicamente adverso y socialmente irritable, los estrategas de Cambiemos apostaron a la polarización con Cristina, pero con una muy buena decisión CFK resignó su lugar ante Alberto Fernández de quién se había distanciado y que podía oficiar como puente con el peronismo “tradicional”. Macri volvió a equivocarse redoblando la apuesta a una confrontación peronismo – antiperonismo, la que corrigió demasiado tarde convocando a Pichetto como su candidato a vicepresidente. El pase de Sergio Masa, dio el golpe final de la estrategia de CFK ya que esta garantizaba el triunfo electoral en la provincia de Buenos Aires, y nuevamente Macri se equivocó al no dejar que se adelantara la elección en la provincia de Buenos Aires, donde seguramente Vidal no sería tan fácilmente derrotada por Kissilof sin el peso adverso de Macri en la misma boleta.
Acumulados estos errores, las PASO y las elecciones del 23 de octubre solo fueron la consolidación de un triunfo de los Fernández cimentado en los errores de Macri y su grupo de confianza. Pero hay que tener en cuenta que el resultado final que obtuvo Fernández no proviene de una representación peronista del 47%, ni el 40% que voto a Macri representa un voto no-peronista o que adhiere al PRO. En el caso de los Fernandez, capitalizaron un voto bronca por la situación económica que viven muchos argentinos y por la soberbia que exhibieron muchos funcionarios ante los reclamos de distintos sectores sociales, en el caso de Macri, logró despertar miedos en distintos sectores afines y obtener su voto, no por adhesión sino por miedo.
Si nos remitimos a las teoría de los tercios, esta elección consolidó un tercio de centro izquierda y un tercio de centro derecha, el tercio restante contribuyó mayoritariamente a Fernandez, no por identificación ideológica, sino por la coyuntura económica. Ahora le toca a Anibal Fernández, consolidar ese apoyo, logrando que esos sectores sociales recuperen los empleos perdidos, el poder de sus salarios, la actividad económica y la seguridad social. De no lograr esos objetivos y consolidar poder político, los sectores que conforma el Frente de Todos pueden tener el mismo destino que la Alianza en 2001, quizás sin helicóptero pero si con un retroceso electoral en 2021. Macri, no pudo realizar una gestión exitosa en lo económico, donde todos daban por sentado que al menos mostraría buenos resultados macroeconómicos que justificasen ciertos ajustes que realizó y que perjudicó a los sectores medios, que se caracterizan por tener ideología pero sí buena memoria.


La única posibilidad de futuro para Macri, es la diáspora del Frente de Todos y la fidelización del 10% que tiene miedo de los Fernández. Nuevamente el futuro político de ambos depende de los errores del otro.

lunes, 21 de octubre de 2019

En las vísperas


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Sería muy cómodo esperar el lunes 28 y escribir sobre lo que pasó, siempre analizar lo pasado supone eludir el riesgo de equivocarse en el análisis, pero ese no es mi estilo. Las próximas elecciones primarias cuentan con una encuesta bastante cierta, las PASO. Es muy difícil pensar que es lo que puede cambiar con números tan concluyentes, aunque no deja de ser un ejercicio político interesante.
Lo primero que posiblemente cambie es el número de votantes respecto a las PASO, en ellas votaron 25 millones de argentinos y para esta elección primaria posiblemente voten mas de 30 millones, y los porcentajes obtenidos si se considera a los votos como “duros” se modificarían al 40% para Fernández y 25% para Macri, con lo cual de los 6 millones de nuevos votos Fernández necesitaría aproximadamente 1 millón para ganar en primera vuelta y Macri necesitaría obtener mas de 5 millones para asegurarse de forzar el ballotage.
Lo que posiblemente cambie sea la composición de los nuevos votos, ya que el “voto bronca” se manifestó en las PASO y los nuevos votantes serán, en su mayoría, gente que por distintas circunstancias no pudieron votar en las PASO. Entre ellas está la edad, donde Macri puede contar con mas adherentes, la distancia (los que se encuentran en el extranjero y los que cuentan con medios para viajar a donde deben emitir el voto) que también favorece a Macri y los indiferentes que se dividen entre el “voto miedo” (aquellos que no quieren votar, pero concurren por miedo a…) y el “vi luz y entre...”. los primeros pueden favorecer a Macri y los segundos a Fernández. De todos modos para que se altere el resultado de las PASO la relación entre los nuevos votos tendría que ser de 6 a 1 para llegar a un escenario de Ballotage.
Ahora bien, ¿A que se debería que se logre este escenario de menos de 14 millones de votos para Fernández? Puede pensarse que los votos obtenidos por Fernández es el techo electoral de la fórmula o que “migraron votos” a Macri. Si tomamos la primera suposición como válida debería pensarse que de los 6 millones de nuevos votos menos del 15% tiene intensión de voto por Fernández, algo bastante improbable. Si pensamos en la “migración de votos” deberíamos suponer que una parte lábil del “voto bronca” cambió de opinión, lo mismo que votantes de otros partidos. Ahora sería bueno pensar que hicieron los candidatos para lograr consolidar o mejorar su expectativa.
En el caso de Fernández, siguió el viejo consejo de no cambiar lo que da resultado, mantuvo un perfil no confrontativo, no cambió significativamente su discurso y apostó a que todo debería continuar igual y que las elecciones primarias lo consagrarían presidente, como todos suponen. En esa línea muchas de sus actividades políticas lo mostraron mas como un futuro presidente, que como candidato. Macri en cambio, luego de digerir el impacto de los resultados de las PASO, se transformó mas en un candidato, que en su función de presidente en ejercicio. Logró que un sector de la ciudadanía ideológicamente afín a la centro derecha se movilizara y militara en función de una meta que posiblemente no logre, pero que debe aquí señalar algo: Macri se posicionó como referente de una ideología de centro-derecha, algo que no es Anibal Fernández, y si lo es Cristina Kirchner respecto de la centro-izquierda. De allí que se consolidó dos posiciones, una de centro-derecha (un tercio de la población representada ahora por Macri) y una de centro-izquierda (otro tercio, representado por Cristina), con un componente lábil de ambigua pertenencia ideológica que ahora se inclina por Fernández. En este contexto, el trabajo de Macri consolidó el apoyo de la centro-derecha y buscó el apoyo del tercio lábil, mientras que Fernández no avanzó en la búsqueda de nuevos apoyos.
Es esperable que sea Fernández quién emerja como presidente de las próximas elecciones del día 27, de no se así y ante el escenario de un ballotage se habría confirmado la fábula de la liebre y la tortuga.


viernes, 20 de septiembre de 2019

El problema Argentino


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En época de elecciones muchos políticos y economistas pregonan planes y soluciones, muchos hacen buenos diagnósticos, otros tienen propuestas interesantes, pero en conjunto crean mas confusión que la que ya tiene la mayoría de los argentinos. Así, para contribuir a poner en claro las ideas podemos hacer una categorización de diagnósticos y propuestas, ya que generalmente van en coincidencia.
El primer diagnóstico surge del análisis monetarista (que abreva en las teorías que van de Hayek a Friedman, aquí expresado en las histriónicas exposiciones de Milei) donde se pone el eje en los desajustes existentes en el valor de la moneda por el manejo de la emisión monetaria por parte del estado, también señalan los problemas del gasto público y el tamaño del estado. Sus soluciones se resumen en achicar el gasto público y el estado, desregular toda actividad económica y liberar todo a la iniciativa privada. Es lo que se llama neoliberalismo o liberalismo a secas.
Otro diagnóstico surge de los análisis desarrollistas que se dividen en dos vertientes, una keynesiana y otra con toques mas liberales; se basan en poner el eje en la falta de productividad como base del déficit fiscal y de la balanza de pagos, por ello las soluciones propuestas apuntan a inducir el aumento de la productividad a costa de un déficit fiscal inicial que luego sería corregido por la mayor actividad económica (keynesianos puros) o mediante un fuerte plan de incentivos a las inversiones extrajeras que generen actividad económica a costa de un déficit de balanza de pagos que no solo se compensaría, sino que puede financiarse a largo plazo. Las distintas alternativas de este grupo se diferencian en la reducción o no del gasto público no destinado a obras de infraestructura. Acá hay que incluir a las políticas económicas llevadas a cabo (muy mal) por el gobierno de Macri, quién financió el déficit fiscal con crédito exterior y no logró inversiones que llevaran a un nivel de actividad tal que cerrara el déficit fiscal y de la balanza de pagos, tampoco pudo lograr un nivel de reducción del gasto público que redujera el impacto impositivo en los sectores productivos.
Un tercer diagnóstico proviene del enfoque institucionalista (aquí hay visiones económicas y políticas), que culpan de todo a la falta de funcionamiento de las instituciones del estado, ello provoca ineficiencias operativas que generan el déficit fiscal y desincentivan a la inversión productiva (aquí la frase mas escuchada es: “falta de instituciones”).
A esto hay que agregar los distintos análisis heterodoxos, desde los estatismos nacionalistas hasta el marxismo clásico, donde se plantean cuestiones sobre la extranjerización de las empresas productivas, redistribución de la renta, nacionalizaciones y otras yerbas que forma parte del folclore político y económico (donde también se debate si la economía depende o no de la política).
Ante esto podemos hacer algunas conclusiones para empezar a pensar la economía argentina y es que no podemos tener una economía que crezca sin tener superabit fiscal y una balanza de pagos positiva, para lo cual debemos exportar mas de lo que importamos y recaudar mas de lo que gastamos. Empecemos con lo menos complicado, la balanza de pagos, exportamos principalmente productos primarios con algo de valor agregado, obtenemos ingresos por turismo y servicios de software entre los principales e importamos insumos, bienes de capital y bienes de consumo; también gastamos en turismo. Además a la balanza hay que agregar salida y entrada de capitales, los que ingresan como inversión extranjera directa o como créditos (para financiar inversiones locales o gasto corriente), la salida se produce por remesas de recuperación de inversiones, pago de créditos o envío de capitales al exterior. Independiente de que política económica se proponga no podemos tener mas salidas de capital que ingresos, e incluso debería no considerarse como ingreso a los créditos que no se apliquen a inversiones productivas o de infraestructura.
La parte del déficit fiscal es mas difícil de poner en contexto, ya que los ingresos son por medio de impuestos, los cuales tienen dos fuentes principales: particulares y empresas. Los particulares contribuyen con los impuestos a los bienes personales, los impuestos al consumo y recientemente a sus ingresos (el impuesto al salario elevado), mientras que mas empresas pagan impuestos de naturaleza fiscal (tasas, sellos, etc.), impuesto al valor agregado (IVA), impuestos a los bienes e impuestos a las ganancias. Debe señalarse que a diferencia de los particulares, las empresas trasladan sus impuestos a los precios de sus productos, y por ende, son los particulares quienes son la fuente de aporte de la carga impositiva. El gasto podemos dividirlo entre obra pública, gastos del estado (administración pública, salud, defensa, seguridad y educación) y gasto social (jubilaciones, pensiones y subsidios). El problema aquí es que los componentes del gasto e ingreso público están vinculados entre sí y se vinculan con otros aspectos de la economía, por lo cual, si variamos un componente los otros se verán afectados, a diferencia de lo que ocurre con la balanza de pagos donde la afectación es menor. Así un aumento del gasto público ocasionará un aumento de los impuestos, que se trasladarán a los precios, que hará que haya menor consumo, menor ingreso de las empresas y al final, menor recaudación. Por el contrario, un menor gasto público no necesariamente generaría menores impuestos, si los impuestos bajaran no necesariamente harían bajar los precios, si bajarán los precios no necesariamente aumentaría el consumo de bienes y por ende no habría mayor actividad económica y no habría cambios en la recaudación. Resumiendo, en la economía real es muy difícil lograr circuitos virtuosos de menor gasto, menor carga impositiva, mayor consumo y mayor actividad económica.
Pero la base del problema, lo podemos ver en el siguiente gráfico, que muestra la composición de la población argentina de aproximadamente 45 millones de personas, de las cuales solo 27 millones forman parte de la población activa, de esta 15 millones esta sin empleo, 6 millones trabaja formalmente en el sector privado, 3 millones trabaja formalmente en el sector público y 3 millones son trabajadores informales (monotributo mediante). Si bien los números no son exactos su aproximación nos permite ver la magnitud del problema: solo el 20% de la población integra el sector productivo, ya que el sector público no genera bienes económicos, pudiendo este ser menor ya que parte del sector informal integra el sector publico.




El gasto social que cubre a mas de 73% de la población debe financiarse con el aporte del 27% restante (cada persona que trabaja debe aportar para cubrir os requerimientos de otras 2 personas) y la productividad del 20% de la población debe cubrir al 80% restante, ya que el sector público no produce bienes económicos.
Planteado así el problema, mas que economistas y políticos necesitamos a Mandrake.



domingo, 8 de septiembre de 2019

La esperanza de Cambiemos y el pensamiento mágico aplicado a la política


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Las paso que se realizaron en agosto pasado, dejaron algo en claro, las encuestas que realizan las principales empresas estaban equivocadas. Algo que se repite con bastante frecuencia en las últimas elecciones. Pero las PASO si son una encuesta con valores creíbles, aunque sus resultados puedan ser revertidos.
Los números fríos arrojan un total de votantes cercano a los 25 millones de ciudadanos, de los cuales casi 13 millones votó a la fórmula Fernández – Fernández, 8 millones a Macri – Pichetto, 2 millones a Lavagna – Urtubey y el resto se dividió entre distintas fuerzas políticas y el voto en blanco. Esto sugeriría un virtual triunfo de los Fernández en la próxima elección sin necesidad de ballotage, siempre que las condiciones no cambien, pero la conducta humana no se rige por las leyes de la estadística inferencial, y de esto se aferró un grupo de malabaristas numéricos que asesora al actual gobierno.
Estos numerólogos sugieren, por arte del birlibirloque, que el resultado de la elección de octubre podría no ser como muestran las PASO si:
  1. La cantidad de votantes llegara a 32 millones en función de antecedentes de elecciones anteriores que muestran una concurrencia de casi el 85%.
  2. Que el porcentaje de nuevos votantes que obtenga Fernández, sea mínimo no superando el 45% necesario para ganar en primera vuelta.
  3. Que muchos votantes ideológicamente afines al gobierno, que no los votaron en las PASO por el llamado “voto bronca”, vuelvan a votar a Macri.
  4. Que en el escenario de ballotage se repetirían los resultados obtenidos en 2015.

Si bien en términos generales esta proposición es probable, no tiene en cuenta dos factores que podrían invalidar la primer premisa del análisis numerológico: la primera es el efecto “voto a ganador” donde la gente vota a quien esta seguro que ganará para ser parte integrante del triunfo y la segunda es que nadie puede asegurar que los votos obtenidos por los Fernández sean su “techo” y no su “piso” como supone este análisis.
Así los mariscales de la derrota se reciclan como numerólogos y alimentan el pensamiento mágico de un posible triunfo basado ocultas metodologías pseudo científicas que ignoran la realidad política del país. Ignoran que quien ha sido la artífice de su derrota, es quien ellos sostuvieron como su principal opositor, manteniendo una grieta en la sociedad que ellos alimentaron pensando que los favorecería. Ignoran que la provincia de Buenos Aires debía ser ganada a toda costa, ya que la gobernadora Vidal jugaba su continuidad en primera vuelta y con un resultado favorable el territorio podía dividir su voto apoyado en municipios que ahora van a perder. Ignoran que les dieron protagonismo a funcionarios que tuvieron mala gestión haciendo partícipe al presidente Macri de sus fracasos, ya que no los removió (como ejemplo, y para no hablar de economía se puede nombrar a Aguad en defensa). Ignoraron que la política debe generar consensos para lograr la creación de políticas de estado, en lugar de esto fomentaron el ascenso de funcionarios que no desarrollaban tareas políticas, ignoraron a legisladores que hacían verdadera política y se aislaron en una espacio de irrealidad donde solo prevalecía “su verdad”.
Estos personajes son peores que muchos malos funcionarios de gobiernos anteriores, ya que se creen que están en lo cierto, que no son culpables de nada de lo que pasa y que solo ellos pueden solucionar los problemas que tiene el país.
Solo este “pensamiento mágico” puede explicar que crean que su fantasía numerológica es posible.





miércoles, 12 de junio de 2019

El eje de la grieta

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Como se pudo ver, la estrategia electoral del gobierno de Macri fue desde siempre apostar a una polarización entre su gobierno y el el de CFK, una polarización que atomizara a cualquier alternativa política que pudiera romper una “grieta” que lo favorecía. Esa grieta que creó la propia CFK, en una mala interpretación del pensamiento de Nestor Kirchner, donde el país se dividía entre dos fuerzas mayoritarias de centro izquierda y centro derecha. Los actos de corrupción que hubo en el gobierno de CFK y las medidas tomadas que la alejaron de expresar una real fuerza progresista. Ello, con una suma de errores en decisiones políticas antes de la campaña de 2015, llevaron a Cambiemos a ganar la elección, que en realidad perdió Cristina.
En Cambiemos algunos grupos se adjudicaron la victoria frente al kirchnerismo y la posterior derrota de CFK en la provincia de Buenos Aires, algo que solo se debió a que la gobernadora Vidal se puso la campaña al hombro y dio vuelta el resultado inicialmente adverso de la PASO. Esos mismos grupos confundieron la victoria electoral con una victoria política y los enormes errores de la gestión de Macri crearon un escenario electoral adverso, basados en una soberbia desmedida de ese grupo frente a los errores que se cometían y en la subestimación de la política como eje de de la gestión de gobierno. El escenario creado por esos grupos de poder en Cambienos es distinto al que pensaron, la polarización ya no los favorece y la atomización de las fuerzas alternativas a la “grieta” no dividen al peronismo, sino que le restan posible votos al gobierno.
En ese escenario, la jugada de CFK de resignar la candidatura presidencial y asignarse un segundo lugar (escenario que ya dije que se asemeja mas a un caballo de Troya que a otra cosa) buscó trazar con la “grieta” una brecha entre peronismo y anti peronismo. Lo que se reportó muchos beneficios, sobre todo al elegir a Alberto Fernández como candidato a presidente, ya que representa a ese peronismo a mitad de camino entre el peronismo “clásico” y “la Cámpora”, y le permitió romper una posible re agrupación peronista en Alternativa Federal y tentar a Massa a incorporarse a su fuerza política.
Cambiemos enfrenta una elección sin el principal argumento de su anterior campaña que era la fortaleza de la gestión, ya que el resultado de su administración es pésimo, los pocos éxitos que puede mostrar son mas el resultado de individualidades de sus ministros, que la concreción de un plan de políticas gubernamentales. También gruesos errores al no adelantar las elecciones en provincia de Buenos Aires donde Vidal se hubiera impuesto sin muchos inconvenientes y podría haber tracionado sobre varios intendentes de mala gestión.
En ese escenario de un posible buen resultado para Union Ciudadana, CFK comete uno de sus clásicos errores, la designación de la fórmula Kicillof Magario para la provincia de Buenos Aires en lugar de reservarla para algunos candidatos con los que se podrían asegurar un triunfo casi seguro, como Felipe Solá o Sergio Massa (acuerdo mediante). Casi a cierre Cambiemos tomo la decisión de incorporar a Angel Pichetto como segundo de la formula presidencial, algo que no suma nuevos votos pero rompe el eje del planteo esbozado por CFK, una “grieta” peronismo - anti peronismo; una medida tomada desde lo político y no desde lo electoral.
Así el día de la inscripción de alianza electorales, los argentinos de a pie, una vez mas, nos debatimos en el eterno dilema de votar a quien consideremos en menos malo y no el mejor.


domingo, 19 de mayo de 2019

Cristina y el Caballo de Troya


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Según narró Homero, cuando los griegos se dieron cuenta que a pesar de ir ganando la pelea contra los troyanos el tiempo que les tomaría tomar a la ciudad de Troya sería demasiado y podría inclinar la balanza hacia los troyanos, decidieron a instancias de Ulises, simular que abandonaban la batalla y dejaron un presente para los troyanos que consistía en un caballo gigante, donde se escondieron en si interior Ulises y algunos otros guerreros. Los troyanos que no advirtieron esto entraron el caballo en la ciudad y festejaron su presunto triunfo, pero fue ahí donde Ulises y los suyos salieron de su escondite y abrieron las puertas de la ciudad amurallada para que entraran los griegos que habían vuelto.
Sin considerar que el cuento puede haber sido cierta o no, la enseñanza de la narración de Homero apunta a no creer en triunfos que no se consolidaron y a desconfiar de premios no se hayan ganado con acciones propias. La similitud entre esta historia y el “renunciamiento” a la candidatura presidencial de CFK son evidentes y podemos hacer un análisis comparativo.
La guerra, narrada por Homero, se desarrolló con acciones que si bien favorecían a los griegos y alcanzaban para darle una victoria definitiva y tomar a la ciudad de Troya. El escenario electoral actual muestra a CFK con una ventaja numérica frente a Cambiemos y a el peronismo federal, pero esa ventaja no le alcanza para consolidar un triunfo en primera vuelta y menos aún en el ballotage electoral.
En la Ilíada, los griegos simularon retirarse dejando el supuesto triunfo en manos de los troyanos, lo cual fue aceptado por estos sin analizar el porque de su retiro. CFK renuncia a su candidatura presidencial dejando como candidato a Alberto Fernández, quien hasta no hace mucho se manifestó crítico a la gestión presidencial de Cristina e incluso trabajó con varios de sus adversarios políticos. Esto dio centralidad a CFK quién por distintos motivos ha tenido un protagonismo mediático en las últimas semanas aumentando el impacto de su “renunciamiento” a la candidatura presidencial.
Cuando los griegos simularon retirarse de Troya, no solo se alejaron, sino que dejaron un trofeo para los troyanos que escondía a los soldados que eliminarían las defensas de Troya y posibilitarían el triunfo griego. CFK dejó como caballo de Troya, su candidatura a vicepresidente. Dado que es su figura la que genera mayor oposición al poner como candidato a Alberto Fernández (que incluso fue crítico y opositor a ella) supone un abandono y reconocimiento de muchas críticas que se formulan; esto podría predisponer a quienes votaron a favor de Cambiemos en la segunda vuelta, sin coincidir políticamente con Macri. Con esto se podría pensar en superar a Cambiemos en la segunda vuelta, logrado esto solo faltaría que Alberto Fernández renunciara a su cargo y CFK se convertiría en presidente.
El claro parangón entre la historia de la Guerra de Troya y esta estrategia política solo requiere de la aceptación del “renunciamiento” de CFK y del posterior renunciamiento del electo presidente. La historia se repite siempre, cuando los pueblos desconocen e ignoran su pasado.




domingo, 31 de marzo de 2019

Los porque del fracaso de Macri

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Podemos decir, en general, que el problema de la “política” argentina son los dirigentes políticos que mayoritariamente son incapaces, desconfiados y exageradamente ambiciosos. Este postulado es la base de este análisis. El problema de Argentina no es la política, sino los políticos.
Por ello no fracasan las políticas, fracasan los políticos que no pueden solucionar los problemas del país, desconfían de cualquiera que les proponga algo antes que evaluar las propuestas y subordinan todo a sus propias ambiciones. Se podría hacer un análisis histórico que demuestre este postulado, pero es mas interesante la actual coyuntura política.
Mauricio Macri surge como resultado de la necesidad de liderazgo político en un sector conservador de la sociedad, la desesperación del radicalismo por no desaparecer de la escena política argentina y los desvaríos de la doctora Carrió. En lo personal a Macri no lo define su profesión, ya que no se ganó la vida con ella; no lo define su actividad en el ámbito privado, pues no fue un CEO sino que se dedicó a trabajar en las empresas de su padre; tampoco fue empresario ya que no creó empresas y no es un político, dado que carece de una formación específica y no manifiesta una ideología sobre la que articula una acción de gobierno. En definitiva Mauricio Macri, no es un político en el sentido que propondría la teoría política, tanto por la conformación de su espacio, como por su formación personal.
A partir de las dos proposiciones anteriores, se debería explicar como llega Macri a la presidencia de la Nación. Dejando de lado su historia personal antes de ingresar el lo público y rescatando solo el hecho de haber sido el hijo de un empresario que funda en emporio empresarial casi de la nada, destinado y formado para heredarlo; debemos descartar sus capacidades como ingeniero y como CEO, ya que no ejerció ninguna de las dos funciones. Un ingeniero realiza un formación laboral que completa su formación universitaria por un espacio que va desde los 5 a los 10 años y un CEO tiene el control total de una empresa y reporta a un directorio que no perdona errores y no tolera fracasos. En el caso de Macri su carrera de Ingeniero Civil se relacionó con la principal actividad del grupo SOCMA, que era la obra pública y sus estudios posteriores en administración de empresas lo prepararía para convertirse en el CEO del grupo empresarial. Pero como ingeniero no realizo esa formación y como CEO fue su padre a quien respondía y quien no lo echaría de su puesto.
Su inicio en el ámbito público, y también en lo político, fue como presidente del club Boca Juniors, donde su formación le permitió generar obras y mejorar la situación financiera del club; que sumado a los éxitos deportivos le dio la visibilidad necesaria para lanzarse a su próximo objetivo político: el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Aquí debemos enfatizar que el club Boca Juniors tenía una dimensión mucho menor que el grupo empresario del que provenía y que Macri accede a la presidencia del club en un momento de gran crisis interna tanto en lo deportivo como en lo económico. En su gestión como intendente de Buenos Aires, forma un grupo de trabajo tomando dos ejes: la gestión de las obras públicas y la propaganda de esa gestión. Las restantes áreas de gobierno no alcanzan los mismos niveles de repercusión y los resultados que exhibe, si bien no son malos, no pueden describirse como éxitos de su gestión. Aquí los dos aspectos que señalamos de su gestión en Boca, también se repiten dado que la estructura del gobierno de la ciudad de Buenos Aires tiene la dimensión del grupo empresarial de su padre y el anterior gobierno terminó con grandes problemas sobre todo la emblemática tragedia de Cromagnon.
La llegada de Macri a la presidencia, al igual que en los casos anteriores, fue mas como consecuencia de los errores del gobierno anterior que por mérito de su candidatura. Creo que la negación de este aspecto fortaleció la posición de alguno de los grupos que rodea a Macri, quienes lo convencieron que la propaganda puede hacer ganar elecciones. Pero el gobierno del país no tenía escala con las anteriores administraciones que ejerció y la escala nacional requiere un mayor número de funcionarios formados, que los equipos que disponía, allí cometió su primer error al comportarse como un CEO que absorbe una empresa competidora y conserva parte del staff anterior. En política real, nadie duerme con el enemigo.
La incorporación de CEOs multiplicó y aumentó este problema, ya que a los funcionarios de la anterior administración se les sumó funcionarios provenientes de un entorno de menor dimensión, que el nacional. El problema que también trajeron estos funcionarios es la adaptación de la lógica del mundo privado al ámbito del estado, donde las personas que dependían de ellos en las empresas tenían el incentivo de las altas remuneraciones y el temor a ser despedido cuando cometieran errores; lo cual contrasta con personal sin incentivos económicos y sin miedo a perder su empleo dada la estabilidad laboral del empleado público. Estos dos factores: la convivencia con funcionarios opositores y el menor rendimiento laboral, crearon dificultades en la gestión que no fueron corregidos reemplazando a quienes no obtenían los resultados deseados en la gestión. Este fue el mayor error en la gestión que tuvo Mauricio Macri, no tuvo la formación como CEO que no duda en apartar a colaboradores que no obtienen los resultados deseados o que cometen errores; y tampoco tuvo la formación como ingeniero que aprende a identificar quienes no trabajan de acuerdo a lo previsto y los apartan para no entorpecer el avance del proyecto que dirige. Estos aspectos cubren el área de incapacidad política para el ejercicio del cargo.
Quizás se le pueda reconocer a Macri que su ambición sea la trascendencia y no el beneficio propio, lo que tiene mas valor ético, pero afecta igualmente su desempeño ya que sus objetivos exceden sus posibilidades reales de lograrlos. En ese sentido anunciar como objetivos: pobreza cero, crecimiento de la inversiones, reducción de impuestos, aumento del empleo, reducción de la inflación, mejora de la calidad de vida, y muchos mas; no pudieron lograrse en función de haber pretendido alcanzar objetivos difíciles de realizar. Ese fracaso se basó en los errores que señalamos antes y en subestimar el poder de la política, ya que en su gestión como administrador de empresas, como presidente de Boca Juniors y en el gobierno de la ciudad de Buenos Aires siempre negoció, frase que suele escuchársele a él y sus colaboradores, lo que pretendió repetir en el ámbito nacional. Pero no tuvo en cuenta que en política es necesario generar consensos, no realizar negociaciones para hacer acuerdos, ya que estos últimos son coyunturales y solucionan los problemas en forma definitiva. Aquí, como en otros temas, la falta de formación formal en aspectos políticos lo indujeron a cometer errores al desconocer que las bases de la política es identificar un problema, hacer un diagnóstico, formular una acción fijando objetivos y asignando recursos, y controlar el cumplimiento.
La desconfianza suele ser parte de la naturaleza del individuo o inducida por otros, generalmente un entorno o circulo íntimo. En el caso de Macri, se percibió que su falta inicial de desconfianza fue gradualmente generada por su entorno, en una primera etapa hacia algunos colaboradores que se destacaron inicialmente por sobre la media de su equipo, posteriormente se extendió la desconfianza hacia ocasionales aliados políticos y finalmente hacia quienes apuntaba el circulo intimo del presidente. Fue aquí donde la carencia de liderazgo se hizo mas notable. Algo que nunca le pasaría a un CEO en una empresa, o a un ingeniero en una obra.
Así los errores de Mauricio Macri como presidente de Argentina, son fruto de poseer las mismas características que la mayoría de la clase política dirigente y de carecer de preparación y cualidades que requiere el ejercicio del cargo que detenta. Con esto no se puede proponer un cambio.