lunes, 23 de septiembre de 2013

Seguridad ¿Qué seguridad?


Parecería que hay algo que nunca cambia en las políticas de seguridad: que siempre cambian. El cambio en sí mismo no está mal, cuando responde a un cambio en las condiciones económicas, sociales, tecnológicas o culturales; pero cuando el cambio se debe a que no se sabe qué hacer se parece más a un descontrol que a una acción de respuesta.
En el caso de las medidas tomadas en la provincia de Buenos Aires, la alternancia entre políticas de seguridad garantistas y políticas represivas muestra descarnadamente la incapacidad de la dirigencia política para solucionar un problema que la misma clase política creó. Las condiciones económicas, sociales y culturales no se crearon espontáneamente fue el resultado de políticas mal formuladas y de políticas correctamente formuladas pero mal implementadas.
El principal problemas es creer que seguridad y prevención del delito es la misma cosa, cuando una es solo una parte de la otra, si existen políticas de seguridad bien formuladas e implementadas la prevención del delito se daría naturalmente, sin necesidad de personajes providenciales ni de recurrir al auxilio de instituciones cuyo fin no es la prevención del delito urbano.
La implementación de políticas de seguridad debe, necesariamente, incluir su dimensión o mejor dicho el ámbito de aplicación de la política formulada. Así si vemos que una formulación política de prevención del delito debe partir de un diagnóstico de la realidad, diagnóstico, que no puede realizarse sin considerar los siguientes factores: cantidad y características de la población de delincuentes, modalidades delictivas territoriales, recursos de prevención, recursos de represión, tecnologías disponibles, situación de las instituciones involucradas (policía, ministerio público, administración de justicia, sistema penitenciario, sistema de asistencia social y medios de difusión pública), la caracterización cultural de la población en los distintos territorios, situación social del territorio involucrado y situación ambiental.
Para muestra basten algunos botones, el primero es la información sobre cuantos delincuentes hay y en que modalidades se estructuran, la segunda es que tipo de vinculaciones establecen las distintas modalidades delictivas con el resto de la sociedad. Esto requiere una estructura de información que debe ser alimentada por servicios de información de prevención del delito y que no debe estar vinculada a las instituciones policiacas.
Otra característica que no se incluye comúnmente en el análisis es la dimensión territorial, la conformación urbana, las vías de comunicación, la circulación de la gente, la distribución de la población. Todo esto debe correlacionarse con el accionar delictivo, para analizar las modalidades territoriales del delito, a saber: inteligencia previa, acceso de los medios para cometer delito, acceso a lugar del hecho,  desarrollo del delito, escape del lugar del hecho, distribución y comercialización del botín. Este es el verdadero mapa del  delito y no una representación mapeada y superpuesta de delitos cometidos.
El diseño de una estrategia de prevención supone acciones que interrumpan el desarrollo de las actividades delictivas, detectar las fuentes de inteligencia de los delincuentes, impedirles obtener información, identificar a quienes pueden realizar inteligencia criminal y actuar en consecuencia, impedir el acceso a los medios necesarios para realizar el delito, vigilar y controlar las vías de acceso y escape de los delitos, dificultar la consumación de delitos con escaso riesgo para los delincuentes y disponer recurso para una detección rápida de cualquier delito que se cometa.  
De todos los que hablan de seguridad es muy probable que pocos incursionen en estos temas, prefieren culpar a quien gobierna, o a quienes critican, ya sea oficialismo u oposición el eje del discurso sobre la seguridad  es encontrar culpas, principalmente en el otro. Así se toman acciones reactivas, olvidándose que el delito es un fenómeno dinámico y  complejo, cuyos actores se encuentran inmersos en distintos estratos sociales, que han desarrollado una red de vínculos de tipo personal, económico, político y social; dando como resultado una “Hidra de mil cabezas”, que solo puede terminársela si se cortan de una vez todas ellas.

Mientras tanto cuando hablan de seguridad, o como debiera decirse, de prevención del delito me sigo preguntando ¿Qué seguridad?

sábado, 7 de septiembre de 2013

"I have a nightmare"


Martin Luther King dijo que tenía un sueño, “I have a dream”. No le dieron ningún premio Novel, lo mataron por luchar por ese sueño, pero ese sueño hiso posible cambiar la historia de los derechos civiles en EEUU. Ahora Barak Obama,  al que si le dieron un premio Novel de la Paz, quiere embarcar a los EEUU en otra guerra bajo el eufemismo de represalia por actos contrarios a los acuerdos internacionales sobre el uso de armas químicas. Las muertes que causará su acción, lejos de terminar una guerra civil que ya causó 100.000 víctimas fatales, creará condiciones para el aumento de las acciones bélicas en la región.
Tengo que decir que me equivoqué con Obama, creí que un representante de la principal minoría de EEUU representando al partido demócrata podría romper la larga tradición de los presidentes americanos, de embarcar su país en acciones bélicas. De sus promesas electorales no cumplió ninguna, Las tropas americanas siguen en Irak y Afganistán, y la prisión de Guantánamo continúa con un régimen vergonzoso de torturas a prisioneros. Podemos agregar la vigencia de la ley Patriota que suprime los derechos de los ciudadanos americanos (y de cualquier otra parte del mundo) con la sola mención de la lucha contra el terrorismo y el espionaje de correos y uso Internet en su propio territorio y en otros países.
La última suposición que me hacía sobre Obama se refería a su capacidad, pero el análisis de sus acciones en este caso muestra que también me equivoqué. El anuncio de una represalia armada contra Siria por el supuesto ataque del gobierno a un territorio hostil empleando armas químicas, sin la debida verificación de los hechos por parte organismos internacionales, el arrogarse el derecho a actuar unilateralmente contra otros país sin contar con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU (organismo internacional que puede autorizar acciones de represalia contra  algún país que viole acuerdos internacionales sobre uso de armas no convencionales). La necesidad de consultar al propio congreso de EEUU al no contar con el apoyo de la ONU, la negación del parlamento inglés a apoyar a EEUU en una acción bélica. La tensión que provoca con Rusia y China, aliados del gobierno de Siria. Las presiones de organismos internacionales e incluso de la Iglesia católica y otros credos para buscar soluciones pacíficas. Frente a ese panorama Obama insiste en el uso de acciones bélicas que inevitablemente causaran víctimas inocentes como las que dice defender, ignora que los intereses que propugnan por una acción bélica son los mismos que decían que había armas químicas en Irak, terroristas islámicos en Afganistán y que generaron un festín de contratos militares y civiles que terminaron pagando los pueblos masacrados, invadidos y reducidos a la miseria.
Quiero pensar que es por la incapacidad de Obama de manejar una crisis intensificada  por el mismo, lo que lo llevó a la actual situación, donde si actúa con una acción bélica puede generar un conflicto que puede escalar a niveles insospechados y si no actúa, se tomaría esto como un gesto de debilidad. Su accionar ya generó una división en las posiciones de distintos países, debilitó la capacidad de la ONU de mediar en el conflicto, suprimió las presiones diplomáticas como primera alternativa diplomática de negociación y condicioné la posibilidad de estabilizar los conflictos en la región de Medio Oriente.

Si Obama creó esta pesadilla (por eso “I have a nightmare”) por responder a otros intereses que no fueran la idiotez de sus asesores y su propia incapacidad, debería ser repudiado por toda la humanidad.