miércoles, 6 de noviembre de 2019

Nuevo escenario, viejos problemas


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Se ratificó, no sin sofocones, que la derrota electoral de Macri se había definido en las PASO; pero no nos engañemos, así como los errores de Cristina le dieron el triunfo a Macri en el 2015, los errores de Macri le dieron el triunfo a Anibal Fernandez en 2019.
Desde las elecciones de 2017, Macri creyó que no tenía rival y que nada ni nadie podía impedir su reelección, confió que el ajuste paulatino (sin prisas, pero sin pausas) sería interpretado como un sacrificio a futuro para estar mejor. Pero no se vio quién estaría mejor, por cierto que con Pymes y comercios cerrando, sin inversión productiva, sin crecimiento y con inflación, nadie veía que podía haber un futuro mejor. Las inversiones en infraestructura se limitaron a energías no renovables y convencionales (que no generan gran cantidad de empleo estable), obras viales (vinculadas a sectores que no habían hecho grandes inversiones), las obras hídricas y cloacales tampoco evitaron la caída del empleo (ya que el cierre de empresas dejaba sin trabajo a mas gente de la que podía absorber este sector) y el resto de las obras era de mas largo plazo sin repercusiones en el corto plazo.
Las mismas elecciones de 2017, generaron en el gobierno una desmesurada confianza en cualquier posible escenario electoral, que asumían polarizado entre el Kirchnerismo y Cambiemos, ignorando el aporte de un peronismo “tradicional” que suponían nunca seguiría a Cristina. Esa confianza empezó a derrumbarse cuando, vieron que ese peronismo podía derrotarlos electoralmente en un ballotage donde no estuviera Cristina. A principios de 2018, esa certidumbre, sumada a una pequeña crisis económica disparó el precio del dólar y desnudó las debilidades estructurales de la economía argentina que no pudieron (o supieron) corregir.
En un escenario económicamente adverso y socialmente irritable, los estrategas de Cambiemos apostaron a la polarización con Cristina, pero con una muy buena decisión CFK resignó su lugar ante Alberto Fernández de quién se había distanciado y que podía oficiar como puente con el peronismo “tradicional”. Macri volvió a equivocarse redoblando la apuesta a una confrontación peronismo – antiperonismo, la que corrigió demasiado tarde convocando a Pichetto como su candidato a vicepresidente. El pase de Sergio Masa, dio el golpe final de la estrategia de CFK ya que esta garantizaba el triunfo electoral en la provincia de Buenos Aires, y nuevamente Macri se equivocó al no dejar que se adelantara la elección en la provincia de Buenos Aires, donde seguramente Vidal no sería tan fácilmente derrotada por Kissilof sin el peso adverso de Macri en la misma boleta.
Acumulados estos errores, las PASO y las elecciones del 23 de octubre solo fueron la consolidación de un triunfo de los Fernández cimentado en los errores de Macri y su grupo de confianza. Pero hay que tener en cuenta que el resultado final que obtuvo Fernández no proviene de una representación peronista del 47%, ni el 40% que voto a Macri representa un voto no-peronista o que adhiere al PRO. En el caso de los Fernandez, capitalizaron un voto bronca por la situación económica que viven muchos argentinos y por la soberbia que exhibieron muchos funcionarios ante los reclamos de distintos sectores sociales, en el caso de Macri, logró despertar miedos en distintos sectores afines y obtener su voto, no por adhesión sino por miedo.
Si nos remitimos a las teoría de los tercios, esta elección consolidó un tercio de centro izquierda y un tercio de centro derecha, el tercio restante contribuyó mayoritariamente a Fernandez, no por identificación ideológica, sino por la coyuntura económica. Ahora le toca a Anibal Fernández, consolidar ese apoyo, logrando que esos sectores sociales recuperen los empleos perdidos, el poder de sus salarios, la actividad económica y la seguridad social. De no lograr esos objetivos y consolidar poder político, los sectores que conforma el Frente de Todos pueden tener el mismo destino que la Alianza en 2001, quizás sin helicóptero pero si con un retroceso electoral en 2021. Macri, no pudo realizar una gestión exitosa en lo económico, donde todos daban por sentado que al menos mostraría buenos resultados macroeconómicos que justificasen ciertos ajustes que realizó y que perjudicó a los sectores medios, que se caracterizan por tener ideología pero sí buena memoria.


La única posibilidad de futuro para Macri, es la diáspora del Frente de Todos y la fidelización del 10% que tiene miedo de los Fernández. Nuevamente el futuro político de ambos depende de los errores del otro.