viernes, 5 de junio de 2020

Luces y sombras (aciertos y errores políticos en la Pandemia)

Siempre dije que la falta de capacidad de los dirigentes es transversal a todas las expresiones políticas, y las actuales circunstancias que se viven debido a la pandemia no son la excepción. Podemos apreciar en estos tiempo de características inusuales, como se pone de manifiesto las diferencias entre las capacidades de distintos representantes de distintas expresiones políticas.
Lo primero a destacar es que un grupo de dirigentes políticos con el presidente Fernández a la cabeza priorizaron la vida de los ciudadanos frente a la economía, las diferencias políticas y las presiones de importantes sectores de la sociedad. Lo segundo a destacar es la búsqueda de un grupo de expertos en el campo de medicina epidémica  e infectología que conformaron un equipo asesor sobre el que se tomaron las decisiones sobre las acciones a seguir para combatir la pandemia. 
Pero a partir de allí se sumaron errores de todo tipo, que se cometieron en la implementación de acciones relacionadas, y de expresiones que afectaron o fueron contra las decisiones tomadas por el gobierno, el principal error fue suponer que la cuarentena, que solucionaba el problema sanitario, no afectaba a otras áreas de sociedad, en particular en aspectos socio-económico.
El gobierno pensó en forma centralizada, se dispusieron las medidas excepcionales que se correspondían con una situación excepcional de nivel mundial, pero las medidas se restringieron al área sanitaria, actuando solo después que se manifestaran los otros problemas y no antes. Restringir la actividad de las personas, con la excepción de quienes debían proveer los servicios esenciales o producir los bienes indispensables, suponía generar un desajuste en la sociedad que no estaba previsto, no solo por parte del gobierno, sino de la sociedad toda. Por ejemplo si los dueños de pequeños comercios hubieran sabido que debían cerrar por 6 meses, hubieran generado reservas de fondos y acuerdos para transitar ese tiempo sin actividad económica, pero no solo no pudieron tomar previsiones sino que debieron afrontar gastos de funcionamiento (alquileres,  energía, seguros, etc.),  salarios, obligaciones (cuotas de créditos, valores diferidos, etc.) y sobre todo impuestos. Esto ilustra la falta de previsión sobre las necesidades reales de la población, pues  no se supo o no se pudo evitar que la urgencia se impusiera sobre lo importante; y lo importante no fue la “economía”, sino la situación económica de la gente, algo que forma parte de la doctrina peronista: “… la economía al servicio de las personas”. En ese mismo sentido, no se planificó la situación de exclusión de gran parte de la sociedad, hacinada en villas, asentamientos, espacios ocupados o personas en situación de calle, lo que provocó algo que se puso de manifiesto en la actualidad con un contagios masivos, con sectores geográficos aislados y aumento de personas con necesidades básicas insatisfechas, mas que nada por la imposibilidad de realizar “changas” (un tercio de la PEA pertenece al sector de la economía informal). Lo que se había anunciado sobre la creación de un Consejo Económico y Social, no se hizo en los primeros momentos y ahora se ven las consecuencias. 
No se pensó si se podría generar un fideicomiso extraordinario donde se inscribieran acreencias y se usara también como medio de pago, para evitar quebrantos y que cuando se diera por terminada las restricciones que impone la pandemia actuara como registro contable del costo económico de la pandemia; lo mismo que una moratoria general por 6 meses. También se deberían haber usado medios extraordinarios de control de movimientos de la población (con sistemas automatizados de control y registro, con revisiones sanitarias sistemáticas y aleatorias), aumento de la frecuencia de medios de transporte (no de forma secuencial, sino a demanda). Medios de difusión pública dedicados exclusivamente a la difusión de contenidos educativos a nivel local o regional, conectividad gratuita  para docentes y alumnos en franjas horarias determinadas, replanteo del sistema educativo presencial para integrar a la educación no presencial como parte del sistema y no como excepción. Estos son algunos ejemplos de medidas que podrían haberse tomado y que no se supieron o no se pudieron tomar.
Otro error fue el comunicacional, donde se informó lo justo y necesario, se minimizó el horizonte de tiempo (algunas semanas), o se excedió en aspectos que reforzaban los argumentos sanitarios de corto plazo pero no planteaban el horizonte lejano (un panorama que difícilmente mejore antes de la llegada de la primavera). Esta comunicación “cuidada” fue ambigua en la extensión de la pandemia ya que nadie quiere ser portador de malas noticias, pero se cayó en considerar a la gente como meros sujetos pasivos (receptores inanimados) de la comunicación oficial y no como  personas activas en la interpretación de la realidad  (las redes sociales, basura mediante, expresa una de las formas de expresión menos sujeta a una uniformidad impuesta, a pesar de los intentos de trols y distintos colectivos).
También se cometió un error inicial al pensar que se podría plantear medidas que suponían una uniformidad geográfica del país, ya que como demostró el desarrollo de la pandemia en el territorio nacional, hubo una mayor tasa de contagio en los aglomerados urbanos que en las zonas rurales, pero todos estuvieron sujetos a las mismas restricciones. Es lógico pensar que en una ciudad de un millón de habitantes y poca extensión geográfica, se limite la circulación de personas , pero en una localidad de 50 mil personas en un ámbito rural esa limitación debería ser al menos, distinta. Tampoco se unificó el sistema de control de circulación de mercancías, dejando a criterio local ese control, pero impidiendo que a ese mismo nivel se tomaran decisiones sobre las restricciones a personas y las actividades a realizar.     
Estos y muchos otros errores fueron cometidos a nivel gubernamental, pero también hay una dirigencia política que en un principio apoyó y colaboró con la decisión del poder ejecutivo, y fue gradualmente retomando sus mezquindades partidarias, factores del poder económico fomentaron críticas a las medidas sanitarias restrictivas (tanto que instalaron que los problemas económicos los genera la cuarentena y no la pandemia), los referentes sociales están desbordados por la situación de sus bases y solo tratan de aplacar los pedidos mas urgentes, pero no se ponen a generar estructuras de soporte y prevención de una crisis que golpea a los sectores mas desprotegidos en tres aspectos: económico (las pocas personas que ganaban su sustento sin recurrir al asistencialismo perdieron sus fuentes de ingreso), sanitario (la falta de infraestructura, la mala situación ambiental y la falta de  acceso a la atención sanitaria agravando mas la crisis) y social (al alterarse las condiciones de vida que se llevaba, se potenciaron otros problemas como la violencia intra-familiar, adicciones, etc.).
Pero el principal problema, que parece que nadie ve, es que esta no será la última pandemia mundial que presenciaremos, sino que será la primera, ya que la manipulación genética es cada ves mas accesible, los intereses económicos sobre patentes de nuevos desarrollos genéticos promueven investigaciones no reguladas y sin control sobre medidas de bioseguridad. En este escenario no lejano, la falta de planificación y la incapacidad de resolver problema estructurales serán los verdaderos responsables de las futuras crisis.