Así dice el poeta catalán y
agrega “lo que no tiene es remedio”, estas últimas elecciones han mostrado que
el FPV perdió poder territorial, y eso en el peronismo real (el de las fieras
políticas no lo animales políticos) es el principio del fin, la pérdida de
poder frente a quienes detentan esa representación. Pero yo discrepo con las
opiniones que señalan que el gobierno enfrenta una crisis terminal (un gobierno
peronista sin el poder del respaldo popular es cartón pintado, incluso se
podría generalizar a cualquier gobierno pensando en los gobiernos de Alfonsín y
De la Rúa). En realidad pienso que el FPV tiene 2 meses, no para hacer campaña,
sino para producir hechos políticos desde el gobierno que reviertan la base del
voto ciudadano en las PASO.
Sin hacer un exhaustivo análisis
de los resultados del 11A como ha dado en llamarse, puede resumirse que hay una
desaprobación de la gestión de gobierno, basado en dos causas principales: económicas
y de falta de seguridad. Sobre estas causas hay varios hechos que exacerban la
bronca de la gente: no asumir públicamente los problemas, los hechos de
corrupción (que pueden no ser todos los denunciados, pero que los hay, los hay)
que son negados y hasta protegidos los culpables, la falta de funcionarios
realmente comprometidos con la ideología expresada (nadie cree que Boudou y
otros sean peronistas de izquierda, dejando de lado muchos que son peronistas,
pero más bien de derecha), la inoperancia e incompetencia de muchos
funcionarios, la negación del aumento del delito como fuente de preocupación
por la inseguridad y sobre todo el discurso autista sobre los problemas existentes
y la reivindicación de cualquier medida acertada o errada.
Creo, que sin mayor profundidad
en el análisis puede darse una receta que revertiría la actitud del electorado
en octubre próximo. La primera medida es suprimir todo discurso oficial y “oficioso”
sobre la situación del país y sobre la oposición al gobierno (esto incluye a los
discursos presidenciales, los cuales deberían ser breves y específicos, tres
minutos máximos y sin referencias adicionales al tema objeto del discurso). La
segunda medida es la remoción de funcionarios conflictivos, sospechados de corrupción
o inoperantes (los resultados reales cantan la inoperancia de la mayoría), no
sería necesario todos pero con un 50% a elección por peor imagen sería suficiente.
La tercer medida el promulgar las leyes que se reclaman en forma mayoritaria y
que incluso la oposición utiliza como argumento, entre las que se pueden citar:
universalización de las asignaciones familiares, eliminación de ganancias para
la cuarta categoría y sustitución por un impuesto al ingreso extraordinario
(salarios superiores a 3 o 4 salarios mínimos), creación de un impuesto a las
rentas financieras, impulso de leyes ambientales como la de glaciares y bosques,
recuperación de una ley federal de educación que involucre al gobierno nacional
en la educación pública y el impulso a la educación técnica, la sanción de una
ley de seguridad pública nacional (ver http://opinionpoliticaargentina.blogspot.com.ar/2013/08/la-propuesta-que-falta.html),
la promoción de juicios de residencia a todos los funcionarios políticos del
poder ejecutivo nacional, provincial y municipales, lo mismo que a funcionarios
judiciales y miembros del poder legislativo
(algo propuesto en parte en http://opinionpoliticaargentina.blogspot.com.ar/2013/07/propuesta-1.html),
podría avanzarse sobre la reforma del código civil, en lo referente a algunos temas
no controversiales y varios más, la imaginación es el límite y la incapacidad
de quienes tengan que formularlos el principal obstáculo.
De cumplirse estas tres medidas,
creo que le FPV recuperaría la credibilidad pública en su capacidad de gestión
y le renovaría la confianza con su voto. No creo que con campañas políticas clásicas
(recorridas, chori paneadas, publicidad, etc.) pueda revertirse la tendencia de
las PASO. La vieja política, la de los popes de conurbano o la superestructura
del PJ, recomendaría más publicidad, mas ataque a los rivales, guerra
territorial sobre la miseria de la gente más necesitada y promesas de todo
tipo, la historia nos muestra que no sirve, pero su discurso suele convencer al
poder de turno que evitará su inevitable declinación.
Una última consideración la
reservo a mi aparente contradicción, entre esta forma de apoyo al FPV y mis
críticas hacia el gobierno. Creo haber dejado siempre en claro que en lo único
que coincido con este gobierno es en su discurso, su formulación de la política
(aunque vaga e incoherente) y no en su forma de implementación, su estrategia y
su criterio ético. También me he manifestado en contra de la superestructura
del PJ bonaerense, el cual encontró en el candidato Masa a un “gerente político”,
útil para la recuperación de un poder perdido en las elecciones del 2005. Mis
diferencias con el FPV son de tipo estratégico y ético, no ideológicas y mis
diferencias con los candidatos del viejo “pejotismo”, reciclados en el Frente Renovador,
son ideológicas. Por ello, aspiro a que el FPV culmine su ciclo histórico con
una renovación que permita superar sus contradicciones y que esto de de en el
marco y los plazos constitucionales, porque no veo en la vieja estructura del
PJ bonaerense la intención de esperar a 2015.