Se ratificó, no sin sofocones, que la derrota electoral de Macri se
había definido en las PASO; pero no nos engañemos, así como los
errores de Cristina le dieron el triunfo a Macri en el 2015, los
errores de Macri le dieron el triunfo a Anibal Fernandez en 2019.
Desde
las elecciones de 2017, Macri creyó que no tenía rival y que nada
ni nadie podía impedir su reelección, confió que el ajuste
paulatino (sin prisas, pero sin pausas) sería interpretado como un
sacrificio a futuro para estar mejor. Pero no se vio quién estaría
mejor, por cierto que con Pymes y comercios cerrando, sin inversión
productiva, sin crecimiento y con inflación, nadie veía que podía
haber un futuro mejor. Las inversiones en infraestructura se
limitaron a energías no renovables y convencionales (que no generan
gran cantidad de empleo estable), obras viales (vinculadas a sectores
que no habían hecho grandes inversiones), las obras hídricas y
cloacales tampoco evitaron la caída del empleo (ya que el cierre de
empresas dejaba sin trabajo a mas gente de la que podía absorber
este sector) y el resto de las obras era de mas largo plazo sin
repercusiones en el corto plazo.
Las
mismas elecciones de 2017, generaron en el gobierno una desmesurada
confianza en cualquier posible escenario electoral, que asumían
polarizado entre el Kirchnerismo y Cambiemos, ignorando el aporte
de un peronismo “tradicional” que suponían nunca seguiría a
Cristina. Esa confianza empezó a derrumbarse cuando, vieron que ese
peronismo podía derrotarlos electoralmente en un ballotage donde no
estuviera Cristina. A principios de 2018, esa certidumbre, sumada a
una pequeña crisis económica disparó el precio del dólar y
desnudó las debilidades estructurales de la economía argentina que
no pudieron (o supieron) corregir.
En
un escenario económicamente adverso y socialmente irritable, los
estrategas de Cambiemos apostaron a la polarización con Cristina,
pero con una muy buena decisión CFK resignó su lugar ante Alberto
Fernández de quién se había distanciado y que podía oficiar como
puente con el peronismo “tradicional”. Macri volvió a
equivocarse redoblando la apuesta a una confrontación peronismo –
antiperonismo, la que corrigió demasiado tarde convocando a Pichetto
como su candidato a vicepresidente. El pase de Sergio Masa, dio el
golpe final de la estrategia de CFK ya que esta garantizaba el
triunfo electoral en la provincia de Buenos Aires, y nuevamente Macri
se equivocó al no dejar que se adelantara la elección en la
provincia de Buenos Aires, donde seguramente Vidal no sería tan
fácilmente derrotada por Kissilof sin el peso adverso de Macri en la
misma boleta.
Acumulados
estos errores, las PASO y las elecciones del 23 de octubre solo
fueron la consolidación de un triunfo de los Fernández cimentado en
los errores de Macri y su grupo de confianza. Pero hay que tener en
cuenta que el resultado final que obtuvo Fernández no proviene de
una representación peronista del 47%, ni el 40% que voto a Macri
representa un voto no-peronista o que adhiere al PRO. En el caso de
los Fernandez, capitalizaron un voto bronca por la situación
económica que viven muchos argentinos y por la soberbia que
exhibieron muchos funcionarios ante los reclamos de distintos
sectores sociales, en el caso de Macri, logró despertar miedos en
distintos sectores afines y obtener su voto, no por adhesión sino
por miedo.
Si
nos remitimos a las teoría de los tercios, esta elección consolidó
un tercio de centro izquierda y un tercio de centro derecha, el
tercio restante contribuyó mayoritariamente a Fernandez, no por
identificación ideológica, sino por la coyuntura económica. Ahora
le toca a Anibal Fernández, consolidar ese apoyo, logrando que
esos sectores sociales recuperen los empleos perdidos, el poder de
sus salarios, la actividad económica y la seguridad social. De no
lograr esos objetivos y consolidar poder político, los sectores que
conforma el Frente de Todos pueden tener el mismo destino que la
Alianza en 2001, quizás sin helicóptero pero si con un retroceso
electoral en 2021. Macri, no pudo realizar una gestión exitosa en lo
económico, donde todos daban por sentado que al menos mostraría
buenos resultados macroeconómicos que justificasen ciertos ajustes
que realizó y que perjudicó a los sectores medios, que se
caracterizan por tener ideología pero sí buena memoria.
La
única posibilidad de futuro para Macri, es la diáspora del Frente
de Todos y la fidelización del 10% que tiene miedo de los Fernández.
Nuevamente el futuro político de ambos depende de los errores del
otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario