domingo, 21 de marzo de 2021


Los seres humanos nos hemos ordenado después de respondernos a preguntas que nos angustian, la primera es ¿Existe la vida después de la muerte? Las respuestas que nos hemos dado llegaron a transformarse en religiones , sistemas de vida o, incluso, regímenes políticos, por ello creo que plantearnos como será nuestra vida después del COVID nos permitiría pensar en una nueva forma de ordenar nuestras vidas.

Al momento de escribir esto, la Universidad de Johns Hopkins reporta 2.711.000 fallecidos en todo el mundo, todavía ignoramos mas de lo que sabemos respecto al virus causante de la pandemia y aún no puede afirmarse cuando terminará. Las vida cotidiana de todos nosotros cambió desde marzo del año pasado y posiblemente cambie mas cuando se termine la pandemia de COVID. Posiblemente los viajes tengan nuevos protocolos sanitarios (pasaporte, certificado de vacunación, chequeo de fiebre, etc.), nuestra vida cotidiana incluirá hábitos de higiene (nos lavaremos mas las manos, compartiremos menos el mate, cambiaremos la ropa que usamos en la calle para estar en casa, etc.) y enfrentaremos crisis económicas que agravará mas las desigualdades existentes (caída del consumo, pérdida de empleos, menor actividad económica, etc.). En ese escenario no se ha vislumbrado en Argentina una dirigencia política que esté a la altura de los desafíos que se nos presentará en la futura post pandemia.

La conducta de nuestra dirigencia política no nos permite suponer que se logre superar los problemas citados, porque hemos visto que sus conductas ante la crisis sanitaria no mostró las cualidades esperadas por un gran conjunto de la sociedad. Las conductas iniciales que priorizar la lucha contra pandemia frente a divisiones partidarias o intereses económicos, no se sostuvieron cuando la percepción de la sociedad dividió preferencias que no siguieron las divisiones políticas , sino la gestión de la crisis. En esto no se diferenciaron gobierno y oposición. Quienes emergieron por racionalidad y gestión fueron atacados desde los sectores contrarios y desde los propios. Quienes no se destacaron por obtener resultados culparon primero a la pandemia y cuando no pudieron sostener su mala gestión trajeron a escena viejos conflictos (en realidad plantear que otros lo hubieran hecho peor es contrafáctico) y culparon a otros (la oposición si eran gobierno, o al gobierno si eran oposición). 

Lo cierto es que el futuro plantea algunos problemas que deben solucionarse para que el país pueda retomar un camino de progreso futuro. El primer problema a enfrentar es el sanitario, alcanzar una inmunidad de rebaño implica que el 70% de la población se vacune, eso implica vacunar a 30 millones de personas (60 millones de vacunas para las 2 dosis), hacerlo solo a los grupos vulnerables  y esenciales para reducir la presión sobre el sistema sanitario requeriría vacunar a 12 millones(24 millones de vacunas para las 2 dosis), hasta el momento se cuenta con  aproximadamente  5 millones de dosis  lo que permitiría inmunizar a 2 y medio millones de personas, solo el 20% de la población de riesgo.  Al problema de la cantidad de vacunas hay que sumar la logística de vacunación, hasta hoy se aplicaron casi 3 millones de vacunas (solo 500.000 personas con las 2 dosis). El gobierno plantea como objetivo vacunar a 3 millones de personas por mes, lo que lleva a inmunizar a la población de riesgo en 8 meses (terminaría en diciembre de 2021) si mañana se comenzara a vacunar el ritmo que se plantea como objetivo, la inmunidad de rebaño se lograría   dentro de 20 meses (para octubre de 2022) y mientras tanto se retazan tratamientos, el sistema de salud público disminuye su capacidad de atención a otras patologías y las condiciones socio-ambientales para la contención de contagios (falta de agua potable, hacinamiento poblacional, falta de cloacas, contaminación ambiental, mala nutrición, etc.)no cambia o mas bien tiende a agravarse. 

El segundo problema es el económico, partiendo de lo mas simple que es la caída de la actividad económica por las restricciones que impuso el confinamiento. A estos se suma los gastos que generó la pandemia no solo en lo sanitario, sino en lo asistencial los cuales no tuvieron financiamiento por utilización de reservas, sino por la generación de déficit fiscal. Si a los anteriores hechos se suma la falta de financiamiento externo, obtenemos que habrá mayor emisión, la cual generará una depreciación monetaria del peso, aumento del valor de las importaciones y finalmente mayor inflación. Este circulo pernicioso, solo puede eliminarse con mayor producción y generación de recursos exportables que mediante una balanza de pagos positiva compense el déficit fiscal. Allí el principal problema es que el insumo esencial de la inversión  no es el capital sino la confianza, nadie invierte si no tiene confianza en que obtendrá beneficios por su inversión. La conducta del gobierno y la oposición, en  un clima de enfrentamientos que hace que no se generen certidumbres a largo plazo, es la causa de desconfianza por parte de los inversores, ya que un plan de promoción puesto en marcha por el gobierno y que atraiga inversiones, no podría ofrecer garantías de mantenerse en caso de cambiar el gobierno, sobre todo por que el gobierno cambió planes de había realizado el gobierno anterior. 

El tercer problema es la situación social, donde el desempleo producto de la baja actividad económica, la mayor marginalidad de sectores que estaban en la pobreza, las migraciones sin control, el aumento de la inseguridad, el narcotráfico, el consumo de alcohol o paco, sumados a otros factores crean un clima de desasosiego a la población que descree de un mejor futuro. A consecuencia de lo anterior se genera mayor violencia, éxodos de los mas preparados y deterioro de las calidad de vida.

Otro problema y quizás el mas importante a largo plazo es la educación, la cual antes de la pandemia era muy mala (sobre todo en función de los resultados que se obtenían y que fueron medidos en distintas evaluaciones) y ahora no solo tuvo que superar las limitaciones que impuso el aislamiento sino que no contó con el apoyo que se requería para superar las desigualdades existentes en la sociedad.  

Este planteo me pone a replantearme la pregunta inicial ¿Como será la vida después del COVID? Ya que la vida continuará de todas formas pero será una vida muy difícil en una Argentina con esta dirigencia política. 

          

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