miércoles, 22 de noviembre de 2023

¿Y ahora?




Cuenta la leyenda que la madre de Boabdil, el último rey moro de Granada le dijo a su hijo: “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”,  cuando este dejó en manos de los Reyes Católicos el reino de Granada. Algo así se le debería decir a la actual dirigencia del peronismo, kirchnerismo, massismo y los varios “ismos” que compartieron el poder estos últimos cuatro años. Fue el peor gobierno desde la llegada de democracia en 1983, superando al de De la Rua con creces, no obstante eso, en lugar de hacer un mea culpa de los errores cometidos, apartar a los funcionarios responsables de esto y plantear un plan de gobierno para el próximo periodo; se limitaron a culpar a Macri, la pandemia y demonizar a Milei. Pero como el sol no puede taparse con la manos, los errores propios no pueden ocultarse diciendo que cosas va a hacer el rival político (sean cuales fueran), sobre todo cuando nunca gobernó. Quizás con el diario del lunes es fácil, criticar la estrategia que siguió el oficialismo, pero en mi primer análisis de de estas elecciones señalé que el oficialismo no tendría posibilidades ante un eventual ballotage, algo que se cumplió. 

El peronismo necesita recomponerse, darse una nueva dirigencia que apueste a no confrontar, a proponer mejores soluciones, a debatir sin descalificar, a dejar de lado las tácticas oportunistas y plantear criticas sin obstaculizar. Esto último sería esencial, ya que todo gobierno comete errores y el de Milei no va a ser la excepción, impedir que lleve adelante su gestión solo se daría una excusa y no sería bien visto por la población que votó mayoritariamente por el. Así que dejar que lleve adelante su gestión señalando sus errores y remarcando la diferencia con otras medidas que habrían podido llevarse adelante con otro gobierno, es la única estrategia que veo posible para recuperar  el electorado perdido.

Juntos por el Cambio, implosionó por causa de las ambiciones de sus dirigentes que priorizaron sus apetencias personales por sobre el interés de la alianza que formaban. Bulrich se desdibujó en su esfuerzo por no perder a los votantes radicales, eso le impidió conquistar nuevas adhesiones y llegar  a una tercera vuelta. Su reacción de seguir a Macri en el apoyo a Milei, quizás le permita continuar como dirigente de cierto peso en el escenario nacional. En el caso de Macri, de quien no esperaba la visión política que tuvo, fue el gran ganador sin votos; marcó un hecho político al marginarse de las candidaturas electorales, apoyó a Bulrich condenando al ostracismo político a Larreta quien lo desconoció como  líder del espacio, fue determinante con su apoyo a Milei en el triunfo de este y queda como referente de un espacio liderado por Bulrich que posiblemente retendrá un poder parlamentario que lo convierta en garante de las políticas que se lleven adelante durante el gobierno de Milei, sin descartar una futura alianza política.

Respecto al gobierno de Milei, no único que se pueden tener son varias dudas: la primera es si va a poder llevar a cabo en tiempo y forma las reformas y medidas que necesita, ya que depende de factores internacionales (crédito para eliminar las Lelic), apoyo parlamentario (véase alianza con Macri y fuerzas federales) y manejo de la conflictividad social (protestas, paros, reclamos judiciales); y la segunda es el manejo del nivel de expectativas que generó, ya que aún logrando llevar a cabo las medidas que plantea, a nivel del ciudadano de a pie, esto no se verá reflejado en una mejora de la calidad de vida el corto plazo.

Para el resto hay que esperar hasta el 10 de diciembre próximo y en la cancha se verán los pingos.


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