martes, 15 de octubre de 2024

La universidad y los falsos conflictos


Luego haber obtenido un título de grado, una maestría y un doctorado en la universidad pública; después de 44 años de ejercer la docencia universitaria como auxiliar, jefe de trabajos prácticos, profesor adjunto, profesor asociado y profesor de postgrado,  creo tener algún derecho a opinar sobre la actual discusión que se ha generado respecto de la situación presupuestaria de la universidades nacionales. Lo primero que tengo que decir es que muchos de los que opinan no lo hacen por un real interés en defender la universidad pública y gratuita, tanto los que la critican como los que dicen defenderla.

Vayamos a los que la critican, ya que básicamente muchos no pertenecen la cuerpo docente ordinario de las universidades y mezclan conceptos como presupuesto, salarios, calidad educativa, control de gastos y control de gestión; así que vayamos por partes. En primer lugar la universidad pública es autónoma respecto de la elección de sus autoridades, de como gestiona su oferta educativa y como se ordena administrativa y académicamente. Por lo tanto el destino de los fondos asignados a la universidad lo decide cada universidad según lo disponga sus reglamentos y autoridades, mientras que los salarios se fijan en la paritaria docente universitaria con los recursos asignados en el presupuesto nacional. Si el gobierno asigna una presupuesto menor al otorgado en períodos anteriores en términos del porcentaje del PBI, la única opción para que se disponga mas  fondos en el presupuesto universitario es que el PBI crezca mas que la reducción del presupuesto, de otra manera quienes dicen que defienden la educación universitaria cuando les reducen los fondos para el funcionamiento y pago de salarios, mienten.

En segundo lugar, que haya directivos de las universidades que hacen un mal uso de los recursos que administran, es un cargo personal sobre estos dirigentes y no puede adjudicarse a la universidad la mala administración de sus fondos. Aquí es curioso que el discurso del gobierno no invoque a “una casta” de autoridades universitarias y ataque a la institución universidad, a diferencia de lo que ha hecho con la dirigencia de muchos partidos políticos. Esto da lugar a especular sobre el verdadero interés que se tiene respecto a la educación universitaria. 

En tercer lugar, el debate sobre el control de gastos y los parámetros que se utilizaron sobre el rol de  la universidad en la movilidad social ascendente demuestra la ignorancia supina de los funcionarios del gobierno y sus simpatizantes. La universidad tiene un órgano de gestión académica que es la CONEAU y organismos de control administrativos que no han intervenido, y leo que están tratando de habilitar un control que hasta hoy no existía, por lo tanto critican el funcionamiento y la gestión de universidades a las que no controlan y que deberían haberlo hecho desde hace 10 meses. También toman como parámetro el nivel socio-económico de los estudiantes, para asociar a las clases medias con el acceso a las universidades y negar el rol de la universidad como promotora de la movilidad social ascendente. Esto es desconocer que las clases mas bajas se ven impedidas de acceder a la universidad por la necesidad de acceder al mercado laboral a edad temprana cuando tienen mas posibilidades de obtener un empleo. También las clases bajas no acceden a una educación media de calidad que les permita transitar una carrera de grado sin realizar un gran esfuerzo, impidiendo trabajar y estudiar. 

Ahora veamos la hipocresía de quienes dicen defender la universidad pública, pero han estudiado en colegios y universidades privadas, muchos de ellos han participado como dirigentes políticos en la sanción de presupuestos insuficientes, en la creación de nuevas universidades por imperio de negociaciones políticas, en la aprobación de paritarias donde se quitaba poder adquisitivo al salario docente, en el direccionamiento de fondos a proyectos que financiaban a “grupos amigos”,  en la creación de carreras con escasa o mula salida laboral, en la conformación de organismos de control y promoción con militantes políticos en lugar de expertos y en el fomento de institutos y universidades privadas. En esta categoría caen los representantes sindicales que consintieron la perdida del poder adquisitivo del salario del personal docente y no-docente, pero ahora no se les cae la cara de vergüenza cuando dicen que los docentes y no-docentes tenemos salarios de pobreza.

También están muchas administraciones universitarias donde las autoridades tienen una participación académica casi nula, pero tienen salarios varias veces mayores que los docentes de mayores ingresos, donde se crean cargos de naturaleza política que impide que sea ocupado por  personal no-docente, donde se distribuyen cargos a “docentes amigos”, donde se crean carreras para crear vínculos políticos o institucionales que proyecten a las autoridades universitarias al escenario político. 

También están los que pretendiendo defender la universidad niegan sus problemas para justificar su militancia política, porque hacer política universitaria es un derecho que tienen todos los miembros de la comunidad universitaria tengan la ideología que tengan, pero usarla para hacer política partidaria es subordinar el destino de la universidad a un interés espurio. Estas personas también utilizan argumentos falaces de la misma naturaleza que el gobierno, por ejemplo el número de personas que son primera generación que accede a la universidad, o la cantidad de alumnos que ingresa; pero no dicen que alrededor del 50% que ingresa abandona durante el primer año de estudios, o que la graduación es del 30% de ingresantes. No dicen que las becas son insuficientes para que un alumno pueda prescindir de trabajar para dedicarse en forma exclusiva al estudio. Tampoco dicen que las becas de fomento de estudio muchas veces se asignan para cubrir vacantes que deberían ser cubiertas por personal no-docente, o se asignan en función de pertenencia a grupos políticos afines. 

Lo que el gobierno y muchas autoridades universitarias (aparentemente enfrentadas) no dicen es que en la universidad son pocas universidades donde la mayoría de sus docentes poseen postgrados y participación en proyectos de investigación de cierta relevancia, tampoco dicen que no existen incentivos (salvo los vocacionales) para que los graduados continúen vinculados a la universidad y realicen estudios de postgrado, excepto los vinculados al CONICET, donde el investigador es obligado a repartir su trabajo entre docencia e investigación cumpliendo la doble función de docente e investigador con un solo salario que abonan entre la universidad y el CONICET, pero ambas instituciones promocionan que tienen investigadores y docentes de alto nivel.

Creo que este primer análisis sobre la situación actual de la universidad solo tiene en mi caso un efecto catártico, pero los problemas siguen allí y los protagonistas no muestran ni interés, ni vocación ni capacidad para solucionar los problemas que tienen las universidades del país.


      

lunes, 22 de abril de 2024

Milei, la fiebre y la lógica

 



Cada vez mas me convenzo que el peronismo, el radicalismo y otros “ismos” tienen una dirigencia política que atrasa varios años. Sea por conveniencia, miedo o estupidez critican a Milei por lo que puede llegar a hacer, por lo que se supone que puede pasar con lo que hace y no por lo que hace, lo que le quita sustento a la crítica ya que es una crítica insustancial, que incluso puede dejarlos pedaleando en el aire, si a Milei las cosas le salen moderadamente bien. Parece que no entienden que la irrupción de Milei es el síntoma y no la causa de la realidad política, económica y social de la Argentina. La causa es la decadencia de un sistema político, económico y social basado en partidos políticos inexistentes como fuente de formación y promoción de una dirigencia política sometida al control de gestión por sus resultados y no por supuestos principios que no rigen sus conductas y que no conducen a resultados palpables por la gente. Por esto comparo a Milei con la fiebre, es el síntoma y no la causa de la enfermedad, la causa verdadera son la mayoría de los políticos que lo critican y mientras sean ellos quieren representen la oposición a Milei. el va a estar tranquilo y lo mas posible es que no pierda el nivel de apoyo que tuvo en las pasadas elecciones. 

Podemos hacer una categorización de la oposición que hoy enfrenta el gobierno de Milei para ver como se verifica la proposición plateada. En primer lugar los dirigentes políticos que ocuparon cargos en el poder ejecutivo, a este grupo los informes de la Auditoría General de la Nación (AGN)  los pone como malos administradores de los bienes públicos, ya sea por despilfarro de dinero público o por actos sospechados de “mala praxis” o directamente actos delictivos. La cantidad de ellos denunciados y judicializados obliga a reconocer que estos dirigentes cada vez que critican a Milei, le hacen un favor. El caso mas emblemático es el gobernador Kicillof quién por un acto de mala praxis en la nacionalización de YPF a puesto al país en la disyuntiva e pagar 16.000 millones de u$a o perder YPF. En segundo lugar los políticos que ocuparon y ocupan representaciones parlamentarias quienes con sus conductas y su inoportunidad se han ganado el descrédito de la mayoría de la sociedad, y como muestra reciente el aumento de sueldos de los senadores es algo que siempre ocurrió, sumado a ausencias, propuestas inconducentes o conductas reprochables, recordemos que hay un legislador procesado por abusar sexualmente de su propia sobrina.  En tercer lugar los dirigentes sindicales, quienes reclaman una institucionalidad que ellos no respetan en sus propios sindicatos, con prácticas nepotistas, reelecciones indefinidas, manejos irregular de fondos y otras cosas que han salido a la luz. Esta dirigencia sindical ha negociado con sucesivos gobiernos a costa de la situación de sus propios representados y de inestabilizar los sectores económicos en donde actúan. Esto se suma a que la representación sindical solo abarca  un porcentaje de trabajadores formales en actividad, pero mas del 30% de los trabajadores están en la informalidad y carecen  de representación, si hacemos un calculo simple podemos ver que del universos de los trabajadores en actividad, la mayoría no pertenece a ningún sindicato, pero  estos actúan como si representaran a todos ellos, y la mayoría esta consiente de ello.  

Por último los referentes de los movimientos sociales, los cuales funcionan como virtuales gerentes de la pobreza negociando administrar planes de asistencia social, de los cuales lucran en forma directa e indirecta, cobrando a los beneficiarios “cuotas mutuales”, obligándolos a asistir a marchas ya sea para defender intereses propios o ajenos, esto no solo indigna a quienes tienen posiciones mas conservadoras, sino a los convecinos de los beneficiarios, e incluso de los propios beneficiados.

Ademas de estos grandes grupos, existen otros grupos que se arrogan la representatividad de personas, valores o instituciones. Aquí podemos citar el arte, la cultura, la educación, el medio ambiente, las causas justas, la infancia, los derechos humanos, etc. En estos grupos se asume la representación de los valores que pertenecen al conjunto de la sociedad y reclaman el acceso a una participación de los recursos del estado que ellos pueden administrar a su gusto y beneficio. Podemos citar algunos casos: los medios de comunicación públicos, los cuales asumen que son la representación los intereses de lo que la gente quiere ver u oír, pero los indices de audiencia (salvo los partidos de la selección) son bajísimos y su rentabilidad escasa. Hay representaciones de artistas que se asumen como el Arte del país o de la sociedad, cuando solo actúan como administradores de subsidios que dirigen o redirigen hacia parcialidades ideológicamente afines, financiando experiencias de dudosa repercusión y/o calidad artística. Particularmente no creo que el mercado sea un buen evaluador de la calidad artística de una obra de teatro, una película, una pintura o un libro; pero si que los subsidios al arte deberían dirigirse a “operas prima” evaluadas por agentes externos al medio, no para generar rentabilidad sino para promocionar nuevos artistas que enfrentan la imposibilidad de acceder a difundir su trabajo. No son ajenos a estos grupos la dirigencia de algunas universidades que se consideran a si mismas la educación universitaria, cobran sueldos que duplican los salarios de los docentes, tienen cuentas de gastos de representación a sus disposición y pueden contratar a su parecer a quienes quieran para proyectos que muchas veces tiene poco que ver con la actividad universitaria que desarrollan (por ejemplo hay universidades que tienen canales de TV y radios, pero no tienen carreras de periodismo o comunicación). Algunas universidades pueden contratar con el estado sin mediar licitación y por contratación directa, algo bastante frecuente con universidades “afines” a ciertos gobiernos, donde incluso hubo denuncias de “retornos” o subcontrataciones encubiertas, donde una universidad contrató una actividad para lo cual subcontrató a una empresa direccionada desde el gobierno.

Lo que pretendo plantear, es que la lógica de la acciones políticas deberían apuntar a criticar las medidas que toma el gobierno, por lo que ellas causan y no por lo que podrían causar, sobre todo por  el grado de incerteza que la crítica tiene. Los malos dirigentes siguen creyendo que no importa que lo que digan no se cumpla, pero se equivocan, han mentido tanto que al final la gente ya no les cree; esto considerando que son inútiles para ver lo evidente y no que lo que ocurre es que tienen miedo que a Milei le vaya bien y ellos no puedan volver a disfrutar de los privilegios que gozaron. 

No me importa que a Milei le vaya bien, porque eso significaría que la gente y el país estaría mejor, preferiría que la forma en que se logre la mejora de la actual situación fuera de otra forma, mas inclusiva, mas distributiva y mas solidaria. Estoy convencido que si este gobierno logra mejorar la actual situación, se logrará con menos inclusión, con menos participación social y sin la solidaridad social que la actual situación de marginalidad requiere; también reconozco que los gobiernos llamados peronistas fueron los responsables de la actual situación de marginalidad, exclusión y falta de distribución de la poca riqueza generada.

Así como el pueblo judío espera un mesías, yo espero una dirigencia peronista que sienta, piense y actúe como peronista, con las ansias de mi ideología pero sin las esperanzas de lo que veo y analizo.


    

                    

jueves, 25 de enero de 2024

Milei, y ahora que?


En lo particular no coincido con Milei, pero respeto su gobierno por dos razones: la primera es su legitimidad electoral y la segunda que su objetivo es hacer grande a la argentina y que las personas vivan mejor. Antes de explicar mis diferencias, quiero explicar la razones de este respeto, Milei surge por imperio de la voluntad popular, no por imposición “manu militari”, ni por pertenecer a una superestructura de poder político, ni por hacer falsas promesas electorales; por ello tengo que atenerme al juego democrático y mas aún teniendo ideología peronista donde la voz del pueblo es sagrada. Por ello le reconozco la legitimidad de origen en primer lugar. 

En segundo lugar, a pesar de no ser liberal, recuerdo las palabras de Arturo Jauretche respecto al liberalismo “el problema no es el liberalismo sino los liberales que quieren poner la nación al servicio del liberalismo, el lugar del liberalismo al servicio de la nación”, por ello y sin coincidir en como hacer grande el país y que la gente viva mejor; le reconozco que su intención no es mala. Por último debo reconocer que su surgimiento se produce sin el apoyo de un aparato político o superestructura política y proponiendo una política que recuerda a Churchill en “sangre, sudor y lágrimas”, por lo que nadie puede decir que la gente no sabía lo que votó, a diferencia de Menem que propuso ideas similares, pero reconoció que si decía lo que iba a hacer nadie lo votaba.

Ahora voy a explicar mis diferencias con Milei. La primer diferencia tiene origen matemático, ya que, si bien coincido en que el déficit fiscal es el origen de la mayoría de los problemas económicos (no todos), la ecuación de déficit es:

Resultado fiscal= Ingresos – Gastos

Milei, solo reconoce el problema en los gastos y no en la falta de ingresos, por ello hay que reducir gastos para que el resultado no sea negativo (déficit fiscal), de como generar un aumento de ingresos no habla, sino que propone reducir impuestos en lo que sea posible. Aquí surge la principal contradicción de su propuesta si reducimos los impuestos se reducen los ingresos y hay que reducir nuevamente el gasto que provoca mas recesión y una nueva disminución del ingreso, lo que lleva nuevamente a reducir mas el gasto y así hasta que el resultado fiscal sea cero porque tanto el ingreso como el gasto no existirán, lo que es un absurdo.      

En la misma línea de pensamiento, mi segunda diferencia con Milei es que el incremento de productividad la propone como consecuencia de la acumulación de dinero que se genera por la mayor cantidad de capital ocioso que se volcaría a actividades productivas. Esto ignora la evidencia empírica que dice que la decisión de invertir depende no solo de a disponibilidad de capital, sino de las condiciones de apropiación y acumulación (Schumpeter, Teoría del ciclo económico), con lo que un ambiente de libertad absoluta no genera dichas condiciones y ante un escenario de falta de incentivos (especialmente en momentos de crisis como este) es muy difícil que haya inversión productiva. Como ejemplo actual, un empresario pequeño que quiera poner una fabrica de muebles tendrá que invertir su capital y comenzar la recuperación del mismo en un plazo de un año. Si ese  empresario comprara bonos que tienen un valor de resguardo y un interés del 100%, duplicaría su capital manteniendo su valor adquisitivo. Este ejemplo es ilustrativo de que a menos que se genere un adecuado sistema de incentivos no habrá inversión productiva. 

Mi tercer diferencia y la mas importante, es que Milei supone que el Mercado toma decisiones  optimas o las menos las mejores, lo cual es una falacia que la evidencia empírica contradice, En primer lugar porque el mercado no es solo la oferta, es también la demanda y en la actualidad la cartelización de la oferta y la demanda no cumplen con la definición de mercado, a lo sumo es un escenario de lucha de intereses donde un grupo impone las condiciones de “equilibrio”. La justificación del surgimiento de monopolios y carteles argumentando que provienen de una mejor oferta en calidad y precio de lo bienes que producen, se contraponen con los lobbyes que realizan las grandes empresas en pos de beneficios que aumentan su poder de mercado. Si el sistema de decisiones de mercado fuera el mejor tendrían que explicar el desarrollo tecnológico de la URSS durante la primer mitad del siglo XX y el surgimiento de China en la segunda mitad del miso siglo.

Mis otras diferencias con Milei se pueden resumir en el derecho de propiedad de bienes  públicos, como lo es el medio ambiente, los recursos naturales, la salud, la educación, la cultura, el hábitat y algún otro que sobre el que pido beneficio de inventario. Los bienes públicos NO SON BIENES TRANSABLES son bienes a ser administrados por el estado, no el gobierno (algo que Milei suele confundir, al igual que JxC), y en beneficio de esta generación y las generaciones futuras.

Establecí porque respeto este gobierno y las diferencias que tengo con él, a pesar de esto reconozco que ningún gobierno nacional, provincial o municipal puede gastar mas de los que recibe de impuestos razonables (excluyo todo tipo de impuestos distorsivos, gravámenes irracionales y transferencias de recursos con fines ajenos a las funciones esenciales del estrado). Por ello el aumento de la productividad es la única fuente legítima y sustentable de que el estado cuente con mas recursos. No por nada Perón decía que gobernar es crear trabajo (del genuino no del estatal, a menos que se haya cumplido el ciclo de mayor producción, mayor recaudación, mayores ingresos públicos y mas y mejores servicios).

También debo señalar ni total desacuerdo con la actual dirigencia política, sindical y social del llamado peronismo, en algún momento el verdadero peronismo, el que conserva valores, el que no se vendió por un cargo ni traicionó sus convicciones, elegirá una nueva dirigencia que ni busque riqueza, cargos, poder o beneficios. No creo llegar a verlo, mas probable que se diluya las expresiones políticas en “ismos” que luchen por conservar sus privilegios y que finalmente sea olvidado. Los culpables ya fueron señalados por Eva Perón, cuando dijo que el dirigente peronista que en lugar de luchar por los beneficios del pueblo, lucha por su propio beneficio, no es peronista es un oligarca, algo que le cabe a toda esta dirigencia. Una dirigencia que solo se ocupó de sus propios intereses y es la responsable de la actual situación económica y social, y solo se preocupa por los privilegios que va a perder.

El resto es historia conocida, posiblemente Milei pueda solucionar los problemas económicos y así lo deseo porque la alternativa es mucho peor, pero difícilmente podrá solucionar problemas estructurales y sociales, los cuales llevarán mucho tiempo y excede la temporalidad de este gobierno.