sábado, 27 de febrero de 2010

Mentiras Verdaderas (primera parte)



En realidad el título de este artículo debería decir mentiras estadísticas, pero sería inexacto ya que la estadística no miente, quienes utilizan la estadística para presentar una realidad distinta a la existente son quienes mienten o para ser mas exactos manipulan los datos de la realidad para que refleje lo que ellos quieren. Einstein decía, refiriéndose a la estadística, que Dios no juega a los dados con el universo, Moreno no juega a componer el universo, pero como cualquier jugador fullero cambia la baraja y muestra lo que quiere que se vea.

Para no irme por las ramas, lo que pretendo es hablar de la manipulación de los datos de la realidad, para que estos muestren lo que queremos, y convengamos que el ilustre Moreno, no es ningún iluminado, solo ha copiado lo que otros hacen, pero de una manera tan burda que todos se dan cuenta.

Tomemos como primer ejemplo la medición del desempleo, si nos restringimos a la innegable realidad, la tasa de desempleo (TD) es el resultado de dividir la cantidad de desempleados (D) por la población económicamente activa (PEA) o sea calculamos TD = D / PEA, pero resulta que contar desempleados es muy difícil, y no hay nadie que lo haga, pero sí tenemos datos de las personas empleadas ya que estos deben obtener el CUIL, así que preguntamos al ANSES cuantas personas empleadas (E) hay y la restamos de la población económicamente activa, de modo que la cantidad de desempleados sería D = PEA – E, pero no todas las personas trabajan en relación de dependencia, hay quienes trabajan por su cuenta y son los trabajadores autónomos (AU), los cuales también hay que restarlos de la cantidad de desempleados. La cantidad de desocupados sería ahora D = PEA – E – AU.

Para no ahondar en otras exquisiteces estadísticas, consideraremos por último la situación de los matrimonios, actualmente la mayoría de los matrimonios trabaja, pero si alguno de ellos se quedara sin trabajo o eligiera no trabajar para ocuparse de los quehaceres del hogar y la crianza de los hijos no podríamos incluirlo como desocupado, ya que en la familia hay ingresos y la desocupación de uno de sus miembros o es voluntaria o no constituye un problema social (si el sueldo del que trabaja alcanza, no importa a los fines estadísticos). Así que del número total de matrimonios (M) habría que restar la mitad para tener en cuenta este hecho, lo mismo ocurre con los hijos mayores que continúan sus estudios y que en realidad no están desocupados. Tal es el caso de la población de estudiantes universitarios y terciarios (EU), así si consideramos estos dos nuevos términos, el número de desempleados sería:

D = PEA – E –AU – M/2- EU

Ya alguno de quienes lean esto habrán hecho varias objeciones, y en realidad, todos tienen razón, ya que según los datos que se utilicen, el número de desempleados varía y varía también la tasa de desempleo.

Dejemos en claro que la PEA, es un dato oficial y que no puede manipularse muy fácilmente, aunque hay un pero, siempre hay un pero. La PEA, lo constituyen todas las personas que pueden trabajar, ¿pero a partir de que edad? 18 o 21 años, permite incluir o excluir casi un 10% de la PEA, y si quisiera usar uno en el numerador y otro en el denominador, la tasa de desempleo bajaría, solo hay que darle un nombre a cada dato, por ejemplo tomemos la población económicamente activa desde los 18 años y llamémosla población económicamente activa total (PEAT) y luego tomemos la población económicamente activa legal (PEAL), ya que la mayoría de edad se tiene a los 21 años, Si calculamos la cantidad de desocupados con la PEAL obtendremos un número menor que si lo hacemos con la PEAT y si luego, para obtener la tasa de desocupación lo dividimos por la PEAT obtendremos un número menor que si lo dividimos por la PEAL. En resumen, podemos obtener distintas tasas de desempleo según como utilicemos los mismos datos, la realidad correrá por otro lado.

Si deseamos ver un ejemplo, antes de seguir analizando la manipulación de los otros datos, supongamos que tenemos una cantidad de empleados, trabajadores autónomos, matrimonios y estudiantes de 8 millones sobre una población total de 10 millones y con 1 millón de personas que han cumplido 18 años. Suponemos que hasta el momento en que el millón jóvenes alcanza los 18 años se acepta una tasa de desempleo del 20%. La versión estadística oficial indicaría que:

D = 10 millones – 9 millones = 1 millón de desocupados

TD = 1 millón / 11 millones = 9 %

Con lo cual el oficialismo, se adjudicaría una reducción de la tasa de desempleo del 11%. Pero si los números los hiciera la oposición, se obtendría:

D = 11 millones – 8 millones = 3 millones

TD = 3 millones / 10 millones = 30 %

La oposición alertaría sobre políticas oficiales que ha llevado a que el desempleo aumentara en un 10%. Vemos que en una situación en la que nada ha cambiado en la realidad, se puede aumentar o disminuir la tasa de desempleo según como se la calcule, por ello la importancia de contar con un organismo que realice estos cálculos siempre de la misma manera.

Respecto de los otros términos, según como se consideren los datos disponibles se puede manipular los resultados, para ver como pueden variar estos, tomemos, la cantidad de personas empleadas, si tomamos su número según la información del ANSES, este número variará según se den de alta o de baja a las personas, basta con dar inmediatamente de alta cualquier relación laboral y demorar las bajas por despidos, así se puede amortiguar estadísticamente los datos de una crisis que ocasione cierre de fuentes de empleo. Podemos también, considerar los retiros voluntarios que permiten a las empresas pagar en cuotas las indemnizaciones mantienen a los trabajadores desocupados en los listados de ANSES, ya que se les efectúan los aportes durante ese tiempo.

Los planes sociales mediante proyectos de cooperativas de trabajo o trabajo y vivienda, exigen de quienes son beneficiarios que se inscriban como autónomos en la AFIP, con lo cual dejan de ser desempleados, e incluso para ser beneficiarios de algunos otros planes (provinciales o municipales) también se incluía ese requisito. También los autónomos que tienen un medio empleo son contabilizados 2 veces como empleados, lo mismo que el empleo informal (en negro), que requiere que se posea la inscripción como trabajador autónomo.

En el caso de matrimonios y estudiantes, la cantidad de combinaciones es muy grande, para citar las más frecuentes, en muchos matrimonios ambos conyugues trabajan, o uno de los cónyuges trabaja como autónomo, y se cuenta dos veces el empleo, lo mismo que un estudiante que estudia y trabaja.

Dejé para el final una perlita, que es el desempleo voluntario, ya que a la cifra final de desempleados debe restarse la cantidad de desempleados que no buscan más un empleo. Pero antes que se acuerden de la mamá de Moreno, debo advertirles que la idea no pertenece a este ilustre personaje, sino que la metodología fue inventada en EEU durante el gobierno de Kennedy, al que no le gustaban las cifras de desempleo existente durante su gobierno. Como ven en todos lados se cuecen habas y en estos pagos a montones.

sábado, 20 de febrero de 2010

Quiosquitos ideológicos


Años atrás, recorriendo Plaza Italia, en busca de libros (en esas ferias suele encontrarse algunos libros salvados de quemas y limpiezas ideológicas, fomentadas sobre todo por el miedo a ser descubierto con alguno de esos ejemplares) vi un puesto de venta de libros sobre temas políticos con un gran cartel que decía “Quiosco Ideológico”, en ese momento me resultó divertido el nombre y hoy me vino a la memoria ese cartel al mirar la oferta cultural en distintos medios gráficos y por Internet, lo que me hizo hacer la siguiente reflexión, que quiero compartir.

Actualmente se ha comercializado el apoyo político, sobre las bases de obtener subsidios, espacios o ayuda económica directa o indirecta, para expresar de distintas maneras apoyo a políticos, o a gestiones políticas. Lo curioso, no son los grandes beneficiarios, que por su estructura o dimensión se benefician del apoyo que brindan al poder, que quede claro que no me refiero a grandes medios gráficos, radiales o televisivos, sindicatos, agrupaciones de distinto tipo, asociaciones empresariales, etc. Mi análisis se dirige a esos pequeños grupos o personas de escaso nivel de trascendencia, que medran con su apoyo al poder encolumnándose sobre segundas o terceras líneas del poder o de sectores con cierto poder.

Los quiosquitos adoptan distintas formas según quién o quienes lo conforman, es común ver programas de cable con mínima audiencia entrevistando a funcionarios de tercer nivel para abajo que gozan de publicidad oficial, o ignotos opinólogos criticando cualquier cosa con propaganda de sectores netamente antioficialistas, porque los dueños de estos quiosquitos son transversales a las ideologías, practican una subsistencia marginal a partir de las migas que caen de la mesa donde la casta política disputa su alternancia en distintos puestos de poder. También es curioso ver, como en función de urgencias coyunturales o electorales, se potencian estos quiosquitos de opinión, y como a veces sorprende las criticas que estos hacen a quienes los esponsorean, lo que según un amigo mío periodista, es solo un preludio al pedido de aumento de la pauta publicitaria.

Otros quiosquitos, están conformados por minúsculas agrupaciones políticas y asociaciones de distinto pelaje que subsisten mediante la administración de planes o proyectos oficiales, convirtiéndose en ejecutores marginales de un clientelismo político que por su dimensión cuantitativa no es relevante (nunca podrían amenazar al gobierno de turno con cortar una avenida si no le dan mas plata). Estos grupos firman solicitudes de apoyo o repudio según la conveniencia del poder de turno que los sostiene, consiguen a fuerza de ruegos y choripanes llenar un colectivo de gente para los actos “multitudinarios”, donde protagonizan épicas batallas por la ubicación de sus “trapos” en un lugar preferencial y sus miembros se desesperan por fotografiarse con las primeras líneas del poder.

Los últimos quiosquitos, los menos simpáticos, lo conforman una pléyade de pseudo intelectuales, especialistas titulados o yuppies expulsados del sistema empresarial por su propia incapacidad. Estos conforman grupos de “expertos” y son los eternos candidatos a puestos de gobiernos, se ofrecen impúdicamente en reuniones de las segundas líneas de poder con la esperanza de ser mencionados como candidatos a ocupar algún cargo. Su quiosquito es el puesto, donde tratan de trepar con halagos e intrigas, pasando en su gestión lo más desapercibido posible, jamás se juegan en función de una ideología que no poseen, su propio interés es el principal objetivo de su gestión; y a través del cual miden cualquier acción que tomen. Si consiguen trepar son quienes paralizan cualquier proyecto, ya que serán eternos dilatadores, estudiarán cualquier proyecto hasta la exasperación o hasta que los promotores del proyecto lo abandonen. Si son expulsados del poder se convertirán en exaltados opositores y exhibirán la parálisis de su gestión como argumento de cómo desde su puesto trataban de “encausar” a un gobierno con el que ellos discrepaban. Otros personajes, elijen el subsidio como quiosquito, son los que pueden estudiar, presentar trabajos, participar en congresos presentarse oportunamente desde el campo intelectual como soporte o crítica, de cualquier gestión que los apañe, escriben libros a favor o en contra, ocupan espacios culturales o en los medios (oficialistas u opositores, según para donde juegue) su obra se difunde y logran un inmerecido reconocimiento por una tarea que en definitiva es un acto mercenario.

Pero quiero rescatar a los protagonistas de otros quiosquitos, los que subsisten empecinadamente en al lucha por una ideología o un ideal, los que utilizan sus espacios como una forma de subsistencia que les permite una militancia mas activa y venden publicidad de mínimas expresiones gráficas y espacios radiales o televisivos, arman puestos de venta de libros que divulgan sus ideas. Estos grupos, generalmente de personas idealistas, que militan en grupos políticos, sociales, medioambientales o religiosos y que se sostienen mínimamente con esas actividades, son quienes merecen un reconocimiento ya que utilizan sus quiosquitos como forma de sostén de una militancia activa en la que realmente se comprometen.

Nadie que haya realmente militado en algunos de los campos que mencioné desconoce la existencia de estos quiosquitos, tampoco yo, pues como decía Alberto Cortes en su canción del pequeño burgués “lo se por mi propia experiencia”.

domingo, 7 de febrero de 2010

Sobre la deuda del país


Acabo de leer una nota publicada en el diario La Nueva Provincia con el título “El mito de la deuda y la falta de crédito” escrita por el académico Luis García Martínez, quien argumenta sobre la legitimidad de la deuda externa argentina y la necesidad del crédito para el desarrollo económico. Siempre que leo este tipo de opiniones me surge la necesidad de expresarme en contrario, así que esta sería mi respuesta, ya que, sobre la legitimidad de la deuda, caben varios argumentos de distinto tipo: de derecho, económicos y morales; y sobre la necesidad del crédito para el desarrollo económico, se debe hilar muy fino para justificarlo, y desde ya no aplica para el caso de la Argentina.

El primer argumento sobre la ilegitimidad de la deuda surge sobre su origen, una deuda para ser legítima debe corresponderse con una contraprestación de igual monto. En el caso de nuestro país los bono de la deuda no fueron adquiridos a la par (o sea que no pagaron el valor nominal del bono), sino a su valor de mercado, que en determinados períodos tuvieron valores irrisorios. Ahora bien, el reclamo de deuda se origina por el valor nominal, como así también sus intereses y refinanciaciones. Esto justificaría dos cosas: primero que quienes reclaman el pago de obligaciones del estado argentino podrían ser justamente pagados si se les reconociese el valor de adquisición de los títulos públicos y el interés sobre dicho valor; y segundo que las ganancias obtenidas por el sobreprecio deberían ser objeto del pago de impuestos a las ganancias. Es obvio que determinar los valores reales de la deuda en función de estos criterios requeriría de un cuantioso esfuerzo de cálculo económico, ya que las sucesivas renegociaciones de la deuda dificultan su cálculo. Esta dificultad no quita validez a los anteriores argumentos, sino que dificulta su implementación práctica. Un hecho que convalida este argumento lo constituye la revisión de la deuda externa que planteó recientemente Ecuador y que otros países latinoamericanos están estudiando, caso Brasil.

Un segundo argumento, lo constituye los pagos ya efectuados. La UNAM, ha calculado que el monto de la deuda externa nominal latinoamericana a valores actuales, ha sido pagado ya tres veces en los últimos 20 años, manteniéndose los montos nominales de la misma, sin nuevas contraprestaciones de crédito legítimas (o sea que no se le ha prestado mas capital, sino que esto ocurre debido a las sucesivas refinanciaciones, renegociaciones y defaults). En síntesis se reclama el pago de capitales que ya fueron pagados y amortizados mas que suficientemente.

Un tercer argumento sobre legitimidad, surge sobre la deuda contraída durante la dictadura. Si los actos de un gobierno de facto son deslegitimados por el derecho público internacional ¿por que no se incluye también, las deudas que este contraiga mientras usurpa el gobierno? Si estados extranjeros pretenden juzgar a miembros de la última dictadura aplicando la ley penal internacional sobre crímenes de lesa humanidad ¿Por qué le reconocen derechos a quienes reclaman el pago de deudas que contrajo ese mismo gobierno que proclamen ilegítimo? Este argumento, tiene también consecuencias sobre las refinanciaciones de la deuda hechas por distintos funcionarios de distintos gobiernos constitucionales y no, como ser: Cavallo en la estatización de la deuda privada en la dictadura y la renegociación de deuda en el gobierno de De la Rua y el canje de deuda hecho por Kirchner.

Las razones morales quizás fueron mejor expuestas por la papa Juan Pablo II, quien condenó las deudas que impiden el desarrollo de los pueblos. No solo en opinión de este papa, sino de otros anteriores, como lo demuestran las encíclicas Populorun Progresio y la Humane Vitae. Pero en síntesis, el cuestionamiento, se basa en exigir dinero a quien lo necesita para atender necesidades que impiden no solo el desarrollo de los pueblos, sino necesidades urgentes como son: agua, comida, salud y educación, aún suponiendo que la deuda fuera legítima, aspecto que no se cuestionan los documentos papales.

Una consideración adicional lo brinda el análisis histórico de las deudas contraídas por nuestro país, los pagos que se hicieron sobre ellas y lo que realmente se recibió de los montos minimales de ellas, el caso emblemático es el empréstito de la Baring Bros que se contrajo durante el gobierno de Rivadavia y se termino de pagar en a mediados del siglo XX, habiéndose pagado mas de 8 veces la suma nominal entregada (la cual en realidad no superó el 15% del valor nominal del empréstito , siendo por lo tanto el pago total de casi 25 veces el monto real recibido). Ante cualquier duda, los remito a los trabajos realizados por Raúl Scalabrini Ortiz en su libro La Dominación británica en el Río de la Plata. La historia de nuestro país oscila entre gobiernos que endeudaron el país, gobiernos que tuvieron que pagar una deuda que no contrajeron y gobiernos que legitimaron deudas que no contrajeron y sobre las que tampoco verificaron su legitimidad.

Podríamos plantearnos en función de esto, quién tiene potestad para endeudar a un país y disponer de sus reservas actuales o futuras (en realidad un crédito es el acceso a una disponibilidad de recursos monetarios presentes a cuenta de un ahorro futuro, que es lo mismo que reservas futuras). Esta discusión tan actual en función del proyecto sobre la creación del fondo Bicentenario, resulta incongruente ya que quienes dicen representar ideas liberales se oponen al uso de las reservas existentes, mientras que abogan por un país con acceso a créditos internacionales, que significa comprometer reservas futuras o al menos la creación de reservas futuras. Por otro lado, quienes dicen defender intereses nacionales comprometen reservas existentes para el pago de obligaciones sobre las cuales no cuestionan su legitimidad (quizás porque prevén tener que pedir dinero a los mismos acreedores para garantizar la gobernabilidad, o al menos, intentar mantener cierto poder político hasta el fin de su mandato) y tampoco reconocen la inmensa deuda interna no saldada que se paga con mortalidad infantil, desnutrición, falta de viviendas dignas, falta de trabajo, falta de condiciones ambientales mínimas, falta de salud y sobre todo falta de educación.

El último tema sería la falacia de la necesidad de crédito para el desarrollo del país, condición que hasta los mismos economistas neoliberales están examinado a la luz de la evidencia empírica de mayor crecimiento en países donde se da la menos inversión extranjera, como es el caso de Brasil. Dándose en nuestro país, el absurdo que un industrial que invierta en una fábrica, debe al cabo de un tiempo pagar por las ganancias que obtuvo, mientras que un prestamista que colocó un monto similar en el sistema financiero no debe pagar nada por el interés que obtuvo de su colocación, que no generó trabajo, ni mayor producción de bienes (a quienes les interese un análisis de tallado del capital productivo y de la función del dinero, les recomiendo leer la obra de Schumpeter sobre desenvolvimiento económico).

Por último, lo que siempre se debe tener presente es el interés del país en su conjunto, ya que sin crédito externo se puede trabajar, crecer, educar, dar vivienda y salud, quizás sin lujos y con muchas falencias como sería el caso extremo de Cuba, o regulando las relaciones entre desarrollo, endeudamiento y crecimiento como lo hicieron Brasil y Chile.