Este neologismo, surge de las respuestas a las preguntas ¿Qué pasó con el paro de Moyano? Nada y ¿Qué pasó con el pedido de la justicia suiza para que se remitieran las causas donde estaba involucrado Moyano? Nada; este neologismo apunta a definir que “cosas” que suceden alrededor de Moyano.
Este émulo vernáculo de Jimmy Hoffa, fue más inteligente al pactar con el sector político y empresarial y no con la mafia (¿?), convirtiéndose a la vez en representante de los trabajadores y en influyente partícipe del sector empresarial. Gracias a esto logró rápidamente beneficios para sus representados que otros gremios no pudieron obtener, ganando una reputación que lo catapultó al puesto más elevado de la CGT, desde donde aspira a transformar poder gremial en poder político.
La pregunta entonces es: ¿Dónde radica el verdadero poder de Moyano?, podríamos responder que en la fortaleza de su representación gremial, o en las alianzas políticas que ha hilvanado o en su doble calidad de empresario y gremialista. En realidad existe una suma de factores que llevaron a Moyano a detentar un poder pocas veces visto en el mundo gremial argentino, y quizás mayor al que alguna vez tuvo Lorenzo Miguel.
Analicemos los factores de poder que sustentan a Moyano. No es la representación gremial, sino la naturaleza y circunstancias del gremio que conduce. Debido al desmantelamiento de los FFCC y a las políticas empresariales de tercerización de servicios de logística, el transporte de mercaderías se realiza mayoritariamente por camión. Es curioso como los mismos empresarios que hoy le temen a Moyano fueron sus artífices, al propugnar la privatización de los FFCC y su posterior desmantelamiento en la época de Menem, y al tercerizar los servicios de logística buscando la maximización de sus beneficios. El transporte de mercaderías depende mayoritariamente del uso de camiones, tanto para traslado a larga distancia, como a corta distancia y para su distribución local. Por ende, paralizando el transporte de camiones se paraliza la actividad económica en su conjunto. Moyano de alguna manera fue cooptando todos estos sectores, de modo que su gremio resulta imprescindible, hoy en día, para realizar una huelga masiva eficaz. No es por lo tanto la representación gremial la naturaleza de su poder sino el aglutinamiento de la representación de los sectores de transporte de larga, media y corta distancia y últimamente de la distribución local.
El poder que Moyano obtuvo lo invirtió en alcanzar la máxima representación sindical en la CGT, desde donde logró aumentar su influencia en el PJ, sobre todo a partir de la alianza con Néstor Kirchner. Esta alianza le permitió influir en la designación de representantes gremiales en las listas kirchneristas. Pero sus aspiraciones no se limitan a lograr la histórica participación del sector sindical en las listas electorales, sino que pretende participar de sectores del propio gobierno y hasta convertirse en el elector del candidato a la presidencia, algo que no comenzó ahora; recordemos, los memoriosos, como acompañó a Rodríguez Saá.
Paralelamente, Moyano hiso negocios, e invirtió en lo que más conocía: transporte y logística de distribución. En ese rubro, podía presionar a la competencia, obtener favores políticos y consolidar su poder gremial, ya que en sus empresas armaba las representaciones de base. Al final terminó sentado en ambos lados de la discusión salarial y de la representación gremial. Su ambición económica no se extiende fuera del ámbito de las actividades que maneja y que le permiten ampliar su influencia en los sectores políticos y gremiales.
En síntesis el poder acumulado por Moyano se sustenta en la naturaleza y circunstancias de su representación gremial, en las vinculaciones que estableció con el poder político y en un incipiente armado empresarial. Sus aspiraciones tiene la magnitud del poder acumulado: ha impedido el surgimiento de otros modelos sindicales (CTA), detenta una representación política de primer nivel como presidente del PJ bonaerense, cuenta con fuentes de financiamiento que no provienen ni de su actividad gremial ni de su actividad política y ahora va por mas, pretende ser el elector de la máxima representación política. Es imposible predecir si esta será la última “moyanada” o será la primera de las que consolide su poder a niveles nunca alcanzado en la representación gremial argentina.
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