sábado, 26 de marzo de 2011

Puzle político




             El armado político actual en la Argentina pre electoral me recuerda a un puzle sin la foto final, donde al empezar su armado no se tiene idea como se terminará y solo se percibe que algunas piezas encajan con otras. El desafío es entonces tratar de imaginar cómo sería el dibujo que se obtendría al terminar de armar el puzle. Ojo, solo la foto de cómo sería el armado de listas electorales, no el resultado, ya que la política es una ciencia social y no un arte adivinatorio, a pesar de lo que digan los muchachos de la Cámpora.    

            El primer paso que podemos dar en la dirección de ver cómo quedaría la foto del rompecabezas, es ordenar las piezas más grandes de derecha a izquierda. Las piezas grandes son aquellos protagonistas políticos que mueven el amperímetro, como decimos los electricistas. Podemos comenzar con Macri y sus Pro Boys, seguido hacia la izquierda por el pejotismo federal (siempre dije que el PJ es un límite impreciso del peronismo), inmediatamente hoy un revoltijo entre el radicalismo y el kirchnerismo pejotista (también podría decirse pejotismo kirchnerista, pero no quiero herir susceptibilidades)  y cerrando los elegibles por izquierda, proyecto sur y cía.   

            El problema es el encastre entre estos bloques, ya que si bien nadie imagina que la gente del Pro se una con Proyecto Sur, existen otras figuritas que cuesta ubicar en algunos bloques y otras que no tanto. Ejemplos al caso, nadie puede visualizar una foto de Solanas acariciando la pelada de Larreta, o a Macri tomando el té con Tumini. Sí, es imaginable una foto de Felisa Micheli yendo a misa con Chiche Duhalde y otra de Rodríguez Saá llevando de paseo a un contingente Pro por Merlo.

          Con el radicalismo empiezan los problemas, ya que algunos candidatos armaron esos con su foto y con el agujero para que quien quiera ponga la cara y se saque la foto. Lástima que son muy pocos los que se sacan la foto y algunos invitados, como los esquivos ex radicales Carrió y López Murphi, no vienen a fotografiarse. Los bordes de estas piezas del puzle no se si se han doblado o se han quebrado, pero combinan bien con piezas de izquierda y de derecha, con liberales y nacionalistas, con socialistas y conservadores; de hecho esta parte del rompecabezas hace honor a su nombre.

            Por último el kirchnerismo pejotista ocupa el centro del puzle y combina con todas las piezas. Puede verse a ex militantes de la UPAU, saltando con pejotistas, madres de plaza de mayo y agrupaciones sociales; y reclamando juicio y verdad para los genocidas del golpe del 76 (raro que no se haya detectado el sismo que debe haberse provocado con este acto en la Recoleta, cerca del panteón de los Alsogaray). También combina muy bien la burocracia sindical con sectores cuya representación sindical se fuera negada, a ex funcionarios duhaldistas con políticos menemistas, a viejos dirigentes montoneros con políticos vinculados a López Rega, a cuasi iletrados punteros del conurbano bonaerense con intelectuales progre y la lista seguiría pero tanta voltereta ideológica me marea.

            Resumiendo, dice la teoría sociológica que las dirigencias políticas tienden a ubicarse en posiciones que atraigan la mayor cantidad de gente posible, lo que las ubica en el centro de las posiciones ideológicas. Los sectores políticos que buscan posicionarse en las próximas elecciones están haciendo esto. Es en las posiciones centristas donde la actividad política, los empujones de los candidateables y las volteretas ideológicas tienen  mayor intensidad, dándole al puzle el aspecto de esas fotos alteradas con efecto de vórtice en su centro. Mi pregunta ¿es ese vórtice el agujero por donde vamos a irnos al c… como sociedad?

            Bueno, no debemos olvidarnos que un puzle tiene por objeto entretenernos y este comentario busca lo mismo.

domingo, 20 de marzo de 2011

“Moyanadas”




Este neologismo, surge de las respuestas a las preguntas ¿Qué pasó con el paro de Moyano? Nada y ¿Qué pasó con el pedido de la justicia suiza para que se remitieran las causas donde estaba involucrado Moyano? Nada; este neologismo apunta a definir que “cosas” que suceden alrededor de Moyano.
Este émulo vernáculo de Jimmy Hoffa, fue más inteligente al pactar con el sector político y empresarial y no con la mafia (¿?), convirtiéndose a la vez en representante de los trabajadores y en influyente partícipe del sector empresarial. Gracias a esto logró rápidamente beneficios para sus representados que otros gremios no pudieron obtener, ganando una reputación que lo catapultó al puesto más elevado de la CGT, desde donde aspira a transformar poder gremial en poder político.
La pregunta entonces es: ¿Dónde radica el verdadero poder de Moyano?, podríamos responder que en la fortaleza de su representación gremial, o en las alianzas políticas que ha hilvanado o en su doble calidad de empresario y gremialista. En realidad existe una suma de factores que llevaron a Moyano a detentar un poder pocas veces visto en el mundo gremial argentino, y quizás mayor al que alguna vez tuvo Lorenzo Miguel.
Analicemos los factores de poder que sustentan a Moyano. No es la representación gremial, sino la naturaleza y circunstancias del gremio que conduce. Debido al desmantelamiento de los FFCC y a las políticas empresariales de tercerización de servicios de logística, el transporte de mercaderías se realiza mayoritariamente por camión. Es curioso como los mismos empresarios que hoy le temen a Moyano fueron sus artífices, al propugnar la privatización de los FFCC y su posterior desmantelamiento en la época de Menem, y al tercerizar los servicios de logística buscando la maximización de sus beneficios. El transporte de mercaderías depende mayoritariamente del uso de camiones, tanto para traslado a larga distancia, como a corta distancia y para su distribución local. Por ende, paralizando el transporte de camiones se paraliza la actividad económica en su conjunto. Moyano de alguna manera fue cooptando todos estos sectores, de modo que su gremio resulta imprescindible, hoy en día, para realizar una huelga masiva eficaz. No es por lo tanto la representación gremial la naturaleza de su poder sino el aglutinamiento de la representación de los sectores de transporte de larga, media y corta distancia y últimamente de la distribución local.
El poder que Moyano obtuvo lo invirtió en alcanzar la máxima representación sindical en la CGT, desde donde logró aumentar su influencia en el PJ, sobre todo a partir de la alianza con Néstor Kirchner. Esta alianza le permitió influir en la designación de representantes gremiales en las listas kirchneristas. Pero sus aspiraciones no se limitan a lograr la histórica participación del sector sindical en las listas electorales, sino que pretende participar de sectores del propio gobierno y hasta convertirse en el elector del candidato a la presidencia, algo que no comenzó ahora; recordemos, los memoriosos, como acompañó a Rodríguez Saá.
Paralelamente, Moyano hiso negocios, e invirtió en lo que más conocía: transporte y logística de distribución. En ese rubro, podía presionar a la competencia, obtener favores políticos y consolidar su poder gremial, ya que en sus empresas armaba las representaciones de base. Al final terminó sentado en ambos lados de la discusión salarial y de la representación gremial. Su ambición económica no se extiende fuera del ámbito de las actividades que maneja y que le permiten ampliar su influencia en los sectores políticos y gremiales.
En síntesis el poder acumulado por Moyano se sustenta en la naturaleza y circunstancias de su representación gremial, en las vinculaciones que estableció con el poder político y en un incipiente armado empresarial. Sus aspiraciones tiene la magnitud del poder acumulado: ha impedido el surgimiento de otros modelos sindicales (CTA), detenta una representación política de primer nivel como presidente del PJ bonaerense, cuenta con fuentes de financiamiento que no provienen ni de su actividad gremial ni de su actividad política y ahora va por mas, pretende ser el elector de la máxima representación política. Es imposible predecir si esta será la última “moyanada” o será la primera de las que consolide su poder a niveles nunca alcanzado en la representación gremial argentina.



domingo, 13 de marzo de 2011

Sorpresa en mi rito dominguero



Todos los argentinos tenemos un rito dominguero: el asado, la pastas, el futbol o el paseo; el mío es la lectura de los diarios, ya que preso de una maldición de Morfeo no puedo dormir hasta tarde como una gran parte de mis congéneres (incluida mi familia). Como corresponde a cualquier rito que se precie comienzo preparándome un mate y abriendo en Internet los diarios que habitualmente leo: La Nueva, Clarín, Le monde, Página 12, La nación y algún otro si me sobra tiempo. Mi lectura se dirige habitualmente a los comentarios de opinión que son los que despiertan a mis somnolientas neuronas. Este domingo, al leer el comentario de Mariano Grondona, tuve una de las mayores sorpresas de los últimos tiempos, ya que acostumbrado las citas de Kant, Platón, Aristóteles y algunos “modernos” neoliberales, Grondona cita principalmente a Perón y a Marx.
Luego de releer la nota y pellizcarme varias veces para asegurarme que me había despertado, me pregunté si Grondona, se habría lavado en agua bendita y asistido a ver a su confesor para purgar semejante desliz. Me reí al imaginarme a al serio Dr. Grondona escribiendo las palabras Perón y Marx, pero después recibí un alerta de mis neuronas que reaccionaban a la mateína y me dije que esa nota merecía un análisis más profundo.
La primera pregunta que me surgió fue ¿Por qué un periodista político de derecha ataca al gobierno por izquierda? La respuesta que daría un partidario del gobierno, es que se agotaron las posibilidades de las propuestas neoliberales, y para no quedar en evidencia, Grondona recurre a argumentos de la sempiterna oposición “izquierdosa” para criticar a un gobierno y a una presidenta que representan una posición nacional, popular y progresista.
Sin negar que existan en esta supuesta respuesta parte de razón, no hay nada peor que una verdad a medias. Es cierto que se agotaron las propuestas neoliberales y hay en la intención mayoritaria de voto una clara tendencia al progresismo. Es cierto que el gobierno dice encarnar una posición nacional, popular y progresista. Lo que no es cierto es que este gobierno haya realizado cambios significativos en ese sentido, el análisis pormenorizado de las medidas de gobierno nos llevaría a que se ha profundizado la concentración y extranjerización de la economía y hasta de la tierra, los sectores populares siguen padeciendo pobreza y exclusión y las medidas progresistas son solo el maquillaje de con que se tapa las falencias de cualquier gobierno progresista, basta mencionar a la educación como ejemplo.
Surge así, la segunda pregunta ¿Por qué Grondona no ataca estas falencias del gobierno? Esta es en realidad la pregunta que hay que responder teniendo en cuenta que Grondona es un periodista que responde a intereses políticos bien definidos y que no suele tener incoherencias entre los intereses que defiende y su opinión periodística. Si Grondona atacara las verdaderas falencias del gobierno desnudaría que en realidad este gobierno actúa en forma próxima a los intereses que defiende y proponer una cambio en la dirección de gente mas “pro” no tiene sentido práctico. Pero Grondona es de derecha y hasta aceptaría convivir con un peronismo “clásico” de derecha y nunca con un verdadero gobierno de izquierda.
La nota del diario La Nación, refleja eso y oculta algo, oculta que existe una izquierda distinta a la que proclama el gobierno. Si el gobierno es la izquierda y la izquierda fracasa no quedaría otra opción que la derecha (“light”, por supuesto). En esto, Grondona es funcional al gobierno y sus colectoras por izquierda, al negar otra posibilidad por izquierda movimientos como Libres del Sur, Solanas y algunos otras alternativas electorales quedarían eclipsadas por el gobierno y se polarizaría la elección entre derecha e izquierda, o sea un bipartidismo donde para variar el PJ pondría fichas en ambos lados. Por ello Grondona pone a Macri junto al “pejotismo federal”.
A pesar de ratificar con un análisis más profundo que Grondona sigue siendo Grondona, con todo su gorilismo, con toda su tendencia de derecha y su liberalismo a ultranza, no puedo dejar de reírme al imaginarlo escribiendo una cita de Marx en su artículo.