No es nuevo decir que soy
un crítico de como se implementan las políticas a nivel nacional,
provincial y municipal, sobre todo por las contradicciones que
generan con las mismas formulaciones políticas. Para poner en claro
esto, analizamos algunos casos.
El proyecto de reforma
del código penal en primer lugar es un claro ejemplo de
contradicciones, se declama desde la conducción política que no
debe estigmatizarse la pobreza, que debe respetarse la voluntad de la
ciudadanía y que el objetivo de una condena a reclusión es lograr
la re inserción del condenado mediante el cumplimiento de la condena
y su preparación para tener mas oportunidades cuando termine su
condena. En primer lugar el proyecto del código enuncia las
propuestas recibidas y las analiza, pero formula un proyecto que
difiere sustancialmente de las propuestas recibidas, erigiéndose en
el producto de una élite jurídica que solo debate en claustros
universitarios de vinculados al estudio del derecho. Esto deja la
impresión que el proyecto de reforma del código penal fue realizado
ignorando el interés de distintos grupos de ciudadanos vinculados al
tema, se formuló de acuerdo a criterios no debatidos previamente por
representantes de las distintas expresiones políticas del país,
siendo que el código afectará a todos los ciudadanos y deberá ser
aprobado por los legisladores representantes de las distintas
expresiones políticas. Otra contradicción surge entre la
formulación política de no criminalizar la pobreza y la
fundamentación del criterio sobre la no criminalización del delito,
ya que las condiciones de exclusión en que se crió el criminal
fueron las causales que lo llevaron a cometer el delito y no una
decisión personalísima, con lo cual reconoce explícitamente que es
la pobreza la que lo lleva a delinquir (restaría preguntarse si el
caso Robledo Puch obedece a esos postulados). Por último, parecería
que el sistema carcelario es algo ajeno al poder judicial y los
juzgados de ejecución penal fueran organismos abstractos que no
intervienen en las condiciones en que un condenado cumple su pena.
Mas aún, proponer que el sistema carcelario no cumple la función de
resocializar al reo, obligaría a reformular el funcionamiento de los
juzgados de ejecución penal y no suprimir la penalización del
delito, algo que escapa a la competencia judicial y es algo político,
no jurídico; sobre todo no asumiendo su competencia en materia de
ejecución penal. Esto no tiene por objeto discutir el proyecto de
reforma del código penal (algo que estamos haciendo en el blog:
http://insepu.blogspot.com.ar/2014/04/analisis-de-la-reforma-al-codigo-penal.html
) sino poner evidencia las contradicciones que existen entre las
líneas políticas formuladas desde el gobierno y las acciones
supuestamente “técnicas” que apoya o promueve.
Podemos ahora analizar
algo mas “técnicamente duro”, en materia de seguridad se propone
que los motociclistas usen un chaleco identificatorio con el número
de la patente y también se les prohíbe circular por ciertas calles
(céntricas), las mismas propuestas surgen de los gobiernos
provincial, CABA y varios municipios. Quienes propugnan tales medidas
para “garantizar la seguridad” cometen no solo errores
procedimentales sino que entran en contradicción con las políticas
que dicen pretender implementar. Dediquemos algunos párrafos a los
errores procedimentales, el primero prohibir la circulación de motos
o forzar una identificación de quienes conducen genera mas
problemas a quienes no cometen delitos, ya que el delincuente copiará
el número de algún cadete, poniendo en serios problemas al
trabajador y dándole un nivel de impunidad adicional (para quienes
argumenten que se puede perseguir mejor al delincuente por el chaleco
y su número, basta que el delincuente use una chaleco arriba de
otro, se saque el chaleco con el que cometió el ilícito y se quede
con el que lleva abajo, que hasta puede ser legal). Tampoco que
circule un solo conductor por moto evitaría cierto tipo de delitos
que requiere huir los mas rápido posible, dos delincuentes puestos
en combinación actuarían uno cometiendo el ilícito y el otro como
apoyo, dejándole el vehículo a su disposición para que huya
(incluso puede pretender que se lo robó y dar detalles que confundan
a la policía). Por último, evitar que se cometan cierto tipo de
delitos en un determinado sector (micro centro , o áreas urbanas) no
evita que se cometan en otros sectores (áreas peri urbanas). Se
podrían detallar mas errores sobre esta propuesta, pero volvamos a
la contradicción, el uso de motos para cometer ciertos ilícitos se
basa en que no hay control real sobre las motos que circulan, ya que
si hubiera un control efectivo nadie cometería un delito con su moto
o una moto registrada a su nombre y circular con una moto robada o
adulterada, no sería posible. Es la falta de control sobre las
motos lo que genera que se la use con fines delictivos, pretendiendo
solucionar ese problema con nuevo control, que no resulta útil como
preventivo y que no garantiza que no se sigan usando con el mismo
propósito. La evidente contradicción surge al proponer un control
por parte de las autoridades, que han fallado previamente en los
controles que hubieran evitado el problema.
Citemos por último otros
ejemplos, como son: el uso de radares para el control de la velocidad
en áreas urbanas o peri urbanas donde deben ser los semáforos
quienes deben regular la velocidad, el uso de cámaras de seguridad
para detectar delitos y no tener un mecanismo de intervención
policial rápido que permita evitar la consumación del delito, la
saturación de un territorio con presencia policial que por aptitud
del personal (falta de capacitación, sobre exigencia horaria, medios
técnicos, etc.) y procedimientos que estimulen su intervención
(suspensiones ante lesiones o muerte del delincuente, falta de
estímulos por intervención, riesgos personales y familiares por
intervenir ante ciertos criminales, pobre cobertura en caso de
lesiones permanentes o muerte, etc.), medios de apoyo como armas,
elementos de protección (cascos, chalecos) y vehículos que no
cuentan con soporte (muchos de estos elementos deben ser adquiridos
por los policías) y el mantenimiento de los mismos (faltan armeros,
mecánicos, etc.).
Creo que podríamos hacer
una gran lista de ejemplos, pero lo esencial que surge es la
permanente contradicción entre la política formulada y su
implementación, esto no reconoce ideología, la incapacidad de
articular política con estrategia y táctica es transversal a
izquierdas y derechas, a niveles nacionales, provinciales o
municipales; parafraseando a Discépolo “los inútiles nos han
alcanzado”
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