domingo, 12 de abril de 2015

¿Existe hoy el peronismo?

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Mas que una pregunta creo que es una duda que tenemos quienes hemos militado dentro del movimiento. El propio Perón decía que el peronismo era un movimiento cuya expresión política era el justicialismo y cuya columna vertebral era el movimiento sindical, posteriormente sumo la rama femenina y las juventudes. Hoy en día el partido Justicialista es una superestructura de acuerdos electorales manejado por dirigentes mas interesados en consolidar y mantener su cuota de poder (territorial, sectorial o social), que un partido político que continúe las banderas de soberanía política, independencia económica y justicia social. El movimiento sindical esta hoy fracturado, mas por las propias apetencias de sus dirigentes que por conflictos en sus bases. Además los sindicatos se han convertido en feudos, donde la renovación de dirigentes se produce mas por fallecimiento que por elecciones, llegando a verse dirigencias “heredadas”. La rama femenina no ha tenido dentro del movimiento un peso significativo, a pesar de ser la que aporta mas de la mitad el caudal electoral. Las juventudes fueron históricamente las que aportaron las dosis cuestionamiento y militancia activa que motorizó muchos de los cambios significativos de la década del 70, pero hoy es mas una fuerza laboral de campaña o gestión, sin injerencia real en el movimiento o en las estructuras políticas en que se soporta el peronismo. También se debería aclarar de que hablamos cuando hablamos de peronismo. Para esto deberíamos recurrir a un breve recorrido histórico de su historia, que podríamos dividir en 4 períodos: La fundacional, la resistencia, el tercer mandato y el peronismo sin Perón.

La etapa fundacional en los años previos a los dos mandatos de Perón y durante ellos, se consolida una organización institucional (partido, sindicatos, rama femenina, juventudes, etc.) tutelada y dirigida por el propio Perón. En su surgimiento, el peronismo recoge la tradición laborista de Cipriano Reyes, las posturas políticas de la FORJA con Arturo Jauretche y un nacionalismo moderno expresado en las FFAA por el GOU de donde surge Perón. La llegada del peronismo al poder, sin una estructura de dirigentes políticos amplia, obliga a incorporar dirigentes de otras fuerzas políticas, sindicales e independientes; no todos con la formación necesaria. Esa necesidad de incorporar gente al partido de gobierno, crea un cierto oportunismo político y esos círculos llegan a condicionar al propio Perón (de esto es mas que conocido las advertencias que hace Eva Duarte). El hecho de ser un partido con amplia incorporación de gente sin muchos condicionamientos, marca una impronta en el movimiento (Perón decía que el adobe con que se construía un rancho se hacía con barro y bosta, para justificar algunas incorporaciones). En esta etapa se elabora una doctrina que interpreta los sentimientos de la mayoría proletaria de la población, esta doctrina es quizás en único “corpus político” que define al peronismo, y a pesar de establecerse en él, que debería aggiornarse al devenir de los tiempos, se convierte en un cerrojo ideológico cuando se plantean los cambios. Los logros alcanzados durante esta etapa instala la idea de que “el peronismo hace”, como contraposición a otras dirigencias políticas que proponían ideas sin construir nada. Esta es otra impronta del peronismo, y también una maldición, ya que en tiempos recientes con la idea de “roban, pero hacen” se justificó actos de corrupción aberrantes.

En la segunda etapa, luego del golpe de estado de 1956, el movimiento es perseguido, la resistencia lleva no solo a dirigentes, sino también a referentes, a la cárcel, y el peronismo incorpora códigos carcelarios en su ADN. Durante ese período solo el sindicalismo mantiene la estructura ideada por Perón, y desde allí surge la idea de un peronismo sin Perón. También el peronismo replica al mayo francés con el “Cordobazo”, e incorpora a grupos de tendencias marxistas y foquistas. Estos grupos filo marxistas también conciben un peronismo sin Perón y se proponen como herederos (el trasvasamiento generacional) del movimiento para llevarlo a construir el socialismo. La concepción del socialismo que estos grupos tenían difería del socialismo que pensaba Perón, pero estos grupos le eran funcionales para lograr un reordenamiento político del movimiento con vistas a su retorno.

El retorno de Perón y los hechos previos, marcan un breve pero trascendente ciclo del peronismo, Perón retorna, no como líder incuestionable, sino como el único factor de unión del movimiento, las tensiones que generaron una etapa de violencia política, hacen necesario su liderazgo a fin de impedir que se genere una espiral de violencia, que provoque serios enfrentamientos. El fracaso de la reformulación de un nuevo plan político (del cual el radicalismo es copartícipe, y el discurso de Balbín en los funerales de Perón lo muestra) culmina con la muerte de Perón, quien creía que tenía un tiempo de sobrevida que le permitiría reorganizar el movimiento y pacificar al país. La orfandad que provocó la ausencia del líder, sumergió al movimiento en una lucha interna donde el objetivo era el exterminio del rival. Tal violencia, fue usada para pretender justificar el terrorismo de estado y los mas aberrantes crímenes cometidos desde el estado en nuestro país.
Esta última etapa, quizás sea la que preceda a la desaparición del peronismo, ya que desde distintos sectores del peronismo se reclama el liderazgo que tuvo Perón, sin un real exito. En los oscuros días de la última dictadura, algunos militares soñaron con convertirse en herederos del peronismo, pero no fueron mas que las ridículas quimeras de algún asesino trasnochado. Vuelta la democracia, la vieja dirigencia fracasa en retomar el poder, y surge al renovación peronista, un intento interesante, pero que culmina erigiendo como líder a Saúl Menem, quién crea un liderazgo basado en su gran capacidad de negociación y el alineamiento sin condiciones con EEUU y su política económica. El fracaso del “giro liberal” propuesto por Menem, termina con la crisis del gobierno de De la Rua. La recuperación encabezada los Eduardo Duhalde (representante de los caudillos del conhurbano bonaerense) desemboca en el Gobierno de los Kirchner, que pretende retomar la llamada tendencia de los 70, pero mantiene la estructura económica de Menem y fracasa en su intento de retomar un liderazgo del movimiento, aunque luego de las elecciones legislativas del 2005 parecía que tenía todas las posibilidades de lograrlo.

¿Cual es el estado actual del peronismo? Un partido político, un movimiento o una referencia histórica sin una continuidad política institucional. La primera opción creo que está descartada de plano, pues la diáspora de partidos a que el peronismo ha dado origen es mucha, y la superestructura política de los viejos caudillos territoriales carece de una identidad real sepultada bajo un cúmulo de intereses personales. Como movimiento el peronismo no ha evolucionado , la ilusión que se ha pretendido crear bajo el rótulo de “movimiento nacional y popular” solo oculta la lumpenización de una militancia paga y adhesiones forzadas con subsidios discrecionales. En fin solo resta considerar al peronismo como una referencia histórica de identificación política, sin expresión real en estos días.


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