lunes, 6 de junio de 2016

El problema no son solo los principales dirigentes políticos


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Hace 15 años pedíamos que se fueran todos, se hacían marchas, asambleas y debates, pero al final nada cambió. Se fue la Alianza y vino Duhalde que no tuvo mucho tiempo para nada y quizás haya evitado un colapso económico y social. Lo cierto es que si lo hizo, el crédito se lo llevó Néstor Kirchner. Estos a su ves degradaron sus propios logros en la alternancia de Néstor y Cristina y luego en la sucesión política que heredó Cristina. El cambio propuesto por Macri, no llega y muchos piensan que no llegará.
Después de tantas idas y vueltas ¿De quién es la culpa? ¿La culpa de los problemas que tuvo la Alianza fue por los propios errores que cometió o por la herencia del gobierno de Carlos Menem? Los problemas económicos y sociales del abandono de la convertibilidad en 2002 ¿Fueron culpa de Duhalde o de la herencia de la Alianza? ¿El ajuste que aplicó Néstor Kirchner en 2003 fué por la herencia recibida o por sus propias limitaciones?¿alcanza la crisis del 2001 para justificar los errores que cometieron Néstor y Cristina Kirchner durante 12 años de gobierno? ¿Los errores cometidos por el FPV justifican los errores que cometió Macri?
De todas estas preguntas es imposible extraer alguna certeza que afirme o niegue los postulados implícitos en ellas. Por eso, es interesante analizar las preguntas y no las respuestas, ya que esto puede aportar algo mas interesante que si superamos como contestar a cada una de esas preguntas.

Todos culpan a su antecesor de la situación inicial de sus gobierno, algo que los antecesores niegan fervorosamente. Pero un Estado es la suma de tres poderes, pero ¿En cuanto cambió la composición de los dos poderes restantes? y sobre todo ¿Cuantos de los funcionarios de carrera o de última línea política cambiaron? Tomemos el ejemplo de las políticas de seguridad, las cuales han fracasado en forma sistemática en todo el período de análisis. Si bien cada gobierno ha planteado políticas aparentemente distintas, y removieron algunos funcionarios de carrera (comisarios, prefectos o comandantes), el 80% del resto de ellos permaneció en sus cargos o en cargos similares. Lo mismo ocurrió con los fiscales y jueces que permanecieron casi en su totalidad, también los directores de las cárceles, los responsables de los institutos de formación, los secretarios de los jueces, los instructores de sumarios, etc. Incluso, muchos responsables políticos de los gobiernos anteriores dejaron de formar parte del poder ejecutivo y pasaron a formar parte del poder legislativo y algunos del poder judicial.
Dejado esto en claro, los acusados de los cometer los errores anteriores, necesitaron la participación de muchos que forman parte del actual gobierno (algo que se vienen repitiendo desde el retorno de la democracia). Si bien los máximos exponentes del poder ejecutivo son los responsables por la aplicación de las políticas de gobierno, ellas se llevan a la práctica con la participación de una pléyade de funcionarios que fueron parte de gobiernos anteriores y serán parte de los futuros gobiernos. Esto que suele ser denominado como burocracia estatal, es un elemento reactivo y conservador, que garantiza la continuidad de la ineficacia que es lo único que, como una constante atraviesa a todos los gobiernos en estos últimos 33 años de democracia.
Así que en lugar de buscar la culpa, busquemos a los culpables, nos solo a los máximos responsables de los errores cometidos, sino todos los partícipes de dichos errores, hasta el último funcionario con responsabilidad, y no solo a los miembros del poder ejecutivo, sino a los del poder legislativo que no controlaron y a los del poder judicial que no investigaron y sometieron a proceso. Si llegáramos a hacerlo , veríamos que algunos copartícipes de los grandes errores políticos del pasado, todavía hoy siguen siendo funcionarios.




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