El
fin de las tecnologías existentes es reducir los recursos empleados
en una dada tarea. Así ha sido siempre, pero la adopción y uso de
las nuevas tecnologías marcaron las diferencias entre los países
desarrollados y los desarrollados. Los motivos siempre fueron varios,
falta de capital destinado a nuevas inversiones, hábitos de uso de
las nuevas tecnologías y por sobre todo falta de capacidad de
quienes eran los responsables de utilizar las tecnologías
disponibles.
Antes
de hablar del uso de la tecnología en la seguridad pública, es
interesante analizar el resultado de un estudio que realicé con el
grupo de investigación que dirijo. Se buscó identificar que
característica de las empresas Pyme hacía que esta adoptara las
nuevas tecnologías Tics disponibles, para ello se relevaron
alrededor de 100 empresas Pyme encuestando a los responsables de las
mismas. Los resultados mostraron que solo un 10% de las empresas
preveían utilizar las nuevas tecnologías Tic disponibles. Lo
sorprendente del estudio surgió al correlacionar esta decisión con
las características de las empresas, ya que el tamaño (facturación
y nro. de empleados), el uso intensivo de tecnología Tic (porcentaje
de procesos de la empresa infomatizados) y el nivel de conocimientos
sobre tecnología Tic (aunque este resultó sorprendentemente bajo,
casi un 30%, de los responsables de las empresas tenía un buen
conocimiento de las tecnologías Tic existentes). EL hallazgo del
trabajo fue que la decisión sobre incorporar nuevas tecnologías se
correlacionó con las visión de futuro sobre las tecnologías
aplicables a la empresa (intensión de llevar a la empresa al máximo
de sus posibilidades operativas). En resumen, si los responsables de
la empresa veían en el futuro a sus organizaciones desarrollarse al
su máximo potencial, pensaban en incluir nuevas tecnologías
disponibles.
Volviendo
al ámbito de la seguridad pública, podemos inferir por las
profesiones que poseen los responsables de la seguridad pública
mayoritariamente carecen de competencias profesionales sobre uso y
aplicación de la tecnología. Esto explica que las tecnologías
incorporadas no hayan tenido el impacto esperado en la mejoras de las
condiciones de la seguridad pública. Como ejemplo permítanme
utilizar las cámaras de seguridad instaladas en distintas
localidades del conhurbano bonaerense, donde los índices delictuales
no han disminuido, sino que muchas veces ha aumentado. La única
utilidad de las cámaras fue lograr mejores identificaciones de
delincuentes, registrar la comisión de delitos y proveer de material
fílmico para algunos programas de televisión. Los responsables de
la seguridad invirtieron en espejos de colores, las cámaras por sí
solas no previenen el delito, solo obligan a cambiar las modalidades
de este. Los casos registrados de robos nos muestra como los
delincuentes ocultan sus rostros y consuman el hecho delictivo en un
tiempo inferior a la capacidad de respuesta de la policía. La
regla de oro de la lucha contra el delito, es que este es un fenómeno
dinámico, y un fenómeno dinámico no puede ser contenido por algo
estático como lo son las cámaras de seguridad.
La
tecnología no produce resultados por si misma, el equipamiento de
seguridad en el caso de la policía debe estar acompañado de al
menos una capacitación sobre su uso, mantenimiento,
acondicionamiento, características, etc. Un policía usando un
chaleco antibalas debe saber como utilizarlo, saber cuales son los
riesgos, como desplazarse en un enfrentamiento para que este le
brinde la máxima protección, que armas pueden atravesar al chaleco
y como reconocerlas en un enfrentamiento, como guardar, higienizar y
mantener el chaleco, cual es la vida útil del chaleco, entre otros
conocimientos. Un arma debe ser utilizada periódicamente para que el
policía tenga una ventaja operativa frente a un delincuente en un
enfrentamiento, ademas debe ser verificada periódicamente por un
armero, mantenida en correctas condiciones de uso, el policía
también debe ser capacitado en el mantenimiento de su arma y el
control de la munición, etc. Los vehículos deben ser manejados por
conductores entrenados no solo en las técnicas de conducción, sino
en el mantenimiento preventivo de la unidad, el control de su estado
y la detección temprana de fallas. Esto requiere una logística de
la tecnología en uso que incluya, armeros, mecánicos,
electricistas, electrónicos, informáticos, etc. Algo que no se ve
que haya implementado, o al menos no se ha publicitado, y es tan o
mas importante que el entrenamiento de los policías.
Estas
y muchas deficiencias que siguen estando en el manejo tecnológico de
la seguridad pública, no es imputable solo al estrato político de
los funcionarios que trabajan en seguridad pública, sino a quienes
desarrollan la estrategia de las medidas políticas, la cual cae en
manos de policías (los cuales solo deben tener responsabilidad
operativa) o funcionarios sin competencias profesionales sobre el
manejo tecnológico. Podemos ver que la aplicación de fondos
destinados a las mejoras tecnológicas se realizan en forma
compartimentada (en contradicción con las teorías y prácticas del
manejo profesional de las organizaciones), siguiendo criterios no
unificados y sin revisión de control por parte de una auditoría
(técnica, no administrativa) inexistente hasta hoy.
Así,
vemos que el manejo político de la tecnología aplicada a la
seguridad púbica se emparenta con el manejo que se realiza en las
Pymes, hay poco conocimiento técnico, pocas competencias
profesionales, y solo la visión de algunos pocos prevé su
utilización efectiva en el futuro.
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