domingo, 28 de mayo de 2017

Panorama Electoral: Elegir al rival es una decisión política..


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Hay gente que todavía cree en las encuestas, y que las tendencias son eternas, al igual que la intención de voto. Creo que muchos analistas políticos que basan sus opiniones en el comportamiento de la gente, las circunstancias coyunturales y la visión histórica, han acertado mas resultados electorales que grandes consultoras de opinión basadas en encuestas.
Antes de seguir me permitiré realizar una pequeña opinión sobre el sistema de estadísticas electorales, ya que la culpa no es del chancho sino del que le da de comer, así la estadística no es responsables de los malos resultados, sino de quienes la aplican. De las ramas de la estadística, la estadística inferencial puede predecir tendencias o resultados con un cierto margen de error, que suponen fundamentalmente, depende del tamaño de la muestra. Así cuanto mas grande sea la muestra (y mas caro hacerla) mejor será el resultado que se promete. Esto no es necesariamente cierto, si aplicáramos el estudio para determinar un hábito de consumo, el individuo encuestado difícilmente va a cambiar sus preferencias, salvo que algo muy importante suceda, pero la historia de los resultados electorales nos muestran un grado de volatilidad que supera cualquier certeza estadística. Por lo tanto, basar un pronostico sobre opiniones que son volátiles en un grado importante, no me parece que constituya un elemento para tenerlo en cuenta al tomar decisiones.
Aclarado el punto, me parece que un buen análisis de la conducta de los distintos grupos sociales permite un pronóstico, que aunque sea menos preciso, será mas exacto. Un ejemplo de la dicho fue la opinión de Michael Moore en EEUU pronosticando el triunfo de Trump en contra de todas las encuestas realizadas (las que pretendían una profecía auto cumplida y las que se equivocaron).
Retomando el tema de lo que pasa en estos pagos, el gobierno creyó que planteando una elección polarizada lograrían obtener mas votos de los que les daban las encuestas, forzando a los electores a votar “contra” y no “a favor de”. La elección del rival terminó favoreciendo al FPV, que de una intención de voto del cera del 20% paso a superar el 30%, todo gracias a quienes plantearon una elección que reprodujera el escenario del ballotage de 2015.
Primera lección que el gobierno debería aprender, es que no hay dos escenarios electorales iguales, nada asegura que ganando una elección hoy se vuelva a ganar mañana. Asimismo, los votantes no tienen un comportamiento homogéneo por mas que se los analiza por categorías. Por ejemplo, algunos analistas suponen que hay un núcleo de gente que votaba al Frente Renovador y planteando una escenario Cambiemos contra FPV tomarían partido por Cambiemos; cuando lo mas probable es que muchos simpatizantes del Frente Renovador que tiene su principal núcleo de adherentes en la provincia de Buenos Aires votaron a Cambiemos por miedo a que ganar el candidato del FPV. Ese voto también eligió a Cambiemos como alternativa así que casi la mitad de quienes en 2013 votaron por el FR votaron a Cambiemos en 2015 y es altamente probable que vuelvan a votar al FR en 2017.
Segunda lección es saber quienes nunca votarían por una opción electoral, porque establece “techos electorales”, que son mas probables que los “pisos electorales”. Así, hay gente que nunca votaría al FPV y gente que nunca votaría a Cambiemos; esos núcleos duros se pueden calcular restando a los votos obtenidos en la segunda vuelta electoral a los obtenidos en la primera vuelta. Así los votantes no simpatizantes del FPV que nunca votarían a Cambiemos son el 11% (tomando 48% del ballotage y 37% de la primera vuelta) y los votantes no simpatizantes de Cambiemos que nunca votarían al FPV son el 18% (tomando 53% del ballotage y 34% de la primera vuelta). Los votos para cada fuerza electoral no son relevantes en esta elección porque a pesar de los que se diga, no hay elección de gobernantes sino de representantes parlamentarios.
La tercera lección es que los votos no pertenecen a nadie y no son objetos transables. En buen romance, los votos que una opción electoral haya sacado anteriormente no necesariamente se repetirán en la próxima elección y un candidato que obtuvo una cierta cantidad de votos con un partido político no se llevará esos votos con él a otro partido, si decide irse a otro espacio político.
La última lección por ahora, es que los votos que se obtienen de electores muy diferentes se pueden perder por pequeñeces. Algo que sucederá en CABA con el PRO que no quiere realizar internas y eso forzosamente le hará perder votos.
Con estos elementos podemos hacer una análisis inicial del panorama electoral, el partido de gobierno, Cambiemos o mejor dicho el PRO y algunos aliados (ya que la alianza con la UCR y el ARI parece cada vez mas endeble) ha desarrollado una estrategia electoral que hasta ahora le dio pésimos resultados, ya que fortaleció mas a su rival que lo que se fortaleció el mismo. El riesgo de confrontar cuando no se tiene nada que perder, ya que la alianza Cambiemos no tenía legisladores hasta 2015 y ahora se renuevan los mandatos de 2013. La gestión de gobierno no favoreció a los sectores que mayoritariamente lo voto, o sea los sectores medios y medios-bajos, quienes son los que mas sufren la inseguridad laboral, la pérdida de poder adquisitivo y la inseguridad; esos sectores también son quienes tienen mayor volatilidad en sus decisiones electorales.
En estas circunstancias Cambiemos no podrá superar el 30% de los votos, el PJ si llegase a unirse, tendría un 35% del electorado y el Frente Renovador posiblemente supere el 25% recuperando los votos que fueron a Cambiemos, sobre todo en la provincia de Buenos Aires.
Mientras tanto podemos pensar en algunas cosas: en 2013 el FR obtuvo el 44% de los votos de la provincia de Buenos Aires y en 2015 polarización mediante el 20%, Cambiemos que no se presentó en 2013 obtuvo el 40% de los votos, esto haría pensar en un base del 24% de un voto volátil, pero netamente anti FPV. El FPV obtuvo en 2013 y 2015 alrededor del 35%, lo que posiblemente sea un techo que no puede romper a menos que cuente con parte del voto peronista, que no lo votó. En ese caso surgen dos preguntas ¿Es Cambiemos o Massa el mejor candidato para derrotar el FPV en la provincia de Buenos Aires? ¿Randazo es verdaderamente una alternativa a Cristina Kirchner o una quinta columna que la legitime para que el FPV pueda captar votos perdidos del peronismo?


Como dije en el título, es este escenario preelectoral elegir rivales es mas importante que elegir alianzas.

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