Sería muy cómodo esperar el lunes 28 y escribir sobre lo que pasó, siempre analizar lo pasado supone eludir el riesgo de equivocarse en el análisis, pero ese no es mi estilo. Las próximas elecciones primarias cuentan con una encuesta bastante cierta, las PASO. Es muy difícil pensar que es lo que puede cambiar con números tan concluyentes, aunque no deja de ser un ejercicio político interesante.
Lo
primero que posiblemente cambie es el número de votantes respecto a
las PASO, en ellas votaron 25 millones de argentinos y para esta
elección primaria posiblemente voten mas de 30 millones, y los
porcentajes obtenidos si se considera a los votos como “duros” se
modificarían al 40% para Fernández y 25% para Macri, con lo cual de
los 6 millones de nuevos votos Fernández necesitaría
aproximadamente 1 millón para ganar en primera vuelta y Macri
necesitaría obtener mas de 5 millones para asegurarse de forzar el
ballotage.
Lo
que posiblemente cambie sea la composición de los nuevos votos, ya
que el “voto bronca” se manifestó en las PASO y los nuevos
votantes serán, en su mayoría, gente que por distintas
circunstancias no pudieron votar en las PASO. Entre ellas está la
edad, donde Macri puede contar con mas adherentes, la distancia (los
que se encuentran en el extranjero y los que cuentan con medios para
viajar a donde deben emitir el voto) que también favorece a Macri y
los indiferentes que se dividen entre el “voto miedo” (aquellos
que no quieren votar, pero concurren por miedo a…) y el “vi luz y
entre...”. los primeros pueden favorecer a Macri y los segundos a
Fernández. De todos modos para que se altere el resultado de las
PASO la relación entre los nuevos votos tendría que ser de 6 a 1
para llegar a un escenario de Ballotage.
Ahora
bien, ¿A que se debería que se logre este escenario de menos de 14
millones de votos para Fernández? Puede pensarse que los votos
obtenidos por Fernández es el techo electoral de la fórmula o que
“migraron votos” a Macri. Si tomamos la primera suposición como
válida debería pensarse que de los 6 millones de nuevos votos menos
del 15% tiene intensión de voto por Fernández, algo bastante
improbable. Si pensamos en la “migración de votos” deberíamos
suponer que una parte lábil del “voto bronca” cambió de
opinión, lo mismo que votantes de otros partidos. Ahora sería bueno
pensar que hicieron los candidatos para lograr consolidar o mejorar
su expectativa.
En
el caso de Fernández, siguió el viejo consejo de no cambiar lo que
da resultado, mantuvo un perfil no confrontativo, no cambió
significativamente su discurso y apostó a que todo debería
continuar igual y que las elecciones primarias lo consagrarían
presidente, como todos suponen. En esa línea muchas de sus
actividades políticas lo mostraron mas como un futuro presidente,
que como candidato. Macri en cambio, luego de digerir el impacto de
los resultados de las PASO, se transformó mas en un candidato, que
en su función de presidente en ejercicio. Logró que un sector de la
ciudadanía ideológicamente afín a la centro derecha se movilizara
y militara en función de una meta que posiblemente no logre, pero
que debe aquí señalar algo: Macri se posicionó como referente de
una ideología de centro-derecha, algo que no es Anibal Fernández, y
si lo es Cristina Kirchner respecto de la centro-izquierda. De allí
que se consolidó dos posiciones, una de centro-derecha (un tercio de
la población representada ahora por Macri) y una de centro-izquierda
(otro tercio, representado por Cristina), con un componente lábil de
ambigua pertenencia ideológica que ahora se inclina por Fernández.
En este contexto, el trabajo de Macri consolidó el apoyo de la
centro-derecha y buscó el apoyo del tercio lábil, mientras que
Fernández no avanzó en la búsqueda de nuevos apoyos.
Es
esperable que sea Fernández quién emerja como presidente de las
próximas elecciones del día 27, de no se así y ante el escenario
de un ballotage se habría confirmado la fábula de la liebre y la
tortuga.
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