Siempre creí que uno debe mantenerse al margen de disputas inútiles en un contexto de mucha gravedad, pero es imposible no indignarse ante una pelea por intereses sectoriales, egos, ambiciones personales y mucho mas. Mi indignación abarca al gobierno y al partido mayoritario de la oposición, asisto perplejo a una pelea que desnuda lo peor de la política partidaria, las ambiciones personales por sobre los intereses superiores de la Nación.
Hoy el gobierno se adjudica el derecho de intervenir en decisiones que son potestad de los estados provinciales sobre áreas en las cuales había resignado su derecho. La responsabilidad sobre la educación de los ciudadanos fue transferida del gobierno federal a los gobiernos provinciales, hoy el gobierno se arroga un derecho al que renunció aduciendo razones sanitarias, que no fueron previamente avaladas por algunos de sus funcionarios. Además lo realiza sin llegar a un consenso de partes. La autoridad emana del reconocimiento de quienes se someten a ella, sino es solo autoritarismo. Eso es en esencia el DNU emitido por el gobierno nacional, mas preocupado por recuperar una imagen desgastada por su mala gestión de la pandemia ante la proximidad de las elecciones de medio tiempo.
Nadie duda que existe como objetivo de la coalición de gobierno producir grandes cambios en muchas instituciones del estado, en especial la Justicia, objetivo que requiere mayorías parlamentarias, y en caso de perder las próximas elecciones no podría lograrlo. En pos de ese objetivo el gobierno se aferró a la buena imagen inicial que obtuvo cuando comenzó la pandemia, tomando medidas consultadas y consensuadas, e intentó capitalizar políticamente esas medidas iniciales quitando protagonismo a otros gobiernos provinciales.
La mayoría de las acciones que llevó a cabo para logar esto se volvieron en su contra, ya sea por una mala gestión de las medidas o por lo inapropiada de estas. Las causas de las medidas inapropiadas radicaron en no contemplar la integralidad y diversidad de los destinatarios de las medidas. Como ejemplo tomemos el cierre total de actividades en lugares donde todavía no había llegado el virus, en el mismo sentido, una mala administración del control sanitario de la circulación de personas, permitió que el virus llegara a poblaciones alejadas de los centros muy poblados donde este ya circulaba. Sumado a aspectos meramente sanitarios, se tomaron medidas que afectaron la actividad económica, social, cultural y educativa.
Priorizar las medidas sanitarias sobre las otras actividades fue una medida acertada en el primer momento donde existía un gran desconocimiento del virus, su tratamiento y las formas eficaces de prevenirlo. Pero pasado esa etapa inicial, subordinar los otros aspectos de la actividad de la sociedad, carecía de sentido. Así se resintió la economía, la vida social y cultural de la personas , y sobre todo la educación.
Antes de enfocarnos en la educación hay que señalar la actitud de la principal coalición de oposición, que en forma sistemática cuestionó el accionar del gobierno, incluso cuando se tomaron medidas en consenso con autoridades de su mismo signo político. La irracionalidad de sus cuestionamientos y acciones, no solo comprometió medidas que eran necesarias y cuya naturaleza no eran de su incumbencia (elección de vacunas, formulación de planes de asistencia, selección de consultores, etc.). La irracionalidad opositora llegó a comprometer la salud de sus adherentes convocando marchas y protestas donde la cantidad de personas cantando y gritando, a pesar de ser un espacio abierto, exponía a todos ellos al contagio del virus (en esto el propio gobierno y varias organizaciones sociales no le fueron en zaga).
En el contexto descripto la educación fue una de las actividades que mas se resintió, pero no puede adjudicarse esto a la no presencialidad, pues la educación y el sistema educativo estaba y estuvo en crisis durante las últimas cuatro décadas, al menos de las que puedo dar testimonio personal como docente frente a alumnos.
Sobre lo primero que hay que enfatizar es que la educación no entró en crisis por la pandemia, la educación ya estaba en crisis y la pandemia lo puso de manifiesto en forma palmaria. Si pensamos la educación desde el punto de vista de insumos y productos (algo que plantea la Red Iberoamericana de Ciencia y Técnica – RiCyT), los insumos de la educación son instalaciones e instrumentos educativos y personal docente y directivo. Las instalaciones son insuficientes y se carece de instrumentos educativos de calidad en cantidad suficiente. El personal docente frente a alumnos esta mal pago, mal capacitado y mal considerado por la sociedad, y el personal directivo, suma a las anteriores carencias un sistema de designaciones muy poco trasparente. Los estudiantes que son el objeto del sistema enfrentan un sistema que acentúa las desigualdades económicas y sociales existentes, no perciben a la educación como un ámbito de superación personal y generadora de oportunidades laborales y personales, y mayoritariamente no cuentan con entornos que valoricen sus logros educativos. Cualquier análisis empírico puede demostrar esto y mostrar que el deterioro que se observa continuará a menos que cambien las condiciones señaladas.
La pandemia obligó a suspender la presencialidad, lo que generó un sinnúmero de problemas cuyas causas son las anteriormente citadas. Si hacemos un pequeño inventario de problemas y sus causas veremos como esto se pone de manifiesto. La presencialidad requiere que se respeten las distancias entre las personas, dos metros como mínimo, lo cual lleva a que 10 alumnos requieran un espacio aproximado de 40 metros cuadrados, o sea como mínimo un aula de 5 metros por 8, para duplicar esa cantidad necesitaríamos un aula de 8 por 10 metros y para 40 alumnos un aula de 10 por 16 metros. La mayoría de las aulas pueden contener de 10 a 20 alumnos, pero la matrícula ronda los 40 (aproximadamente). Por lo tanto una presencialidad del 100% de los alumnos no es posible a menos que tengamos mayor infraestructura y mayor número de cursos con menos alumnos, lo que requiere mas aulas. De este modo analizando numéricamente en forma grosera, queda en evidencia que se carece de infraestructura para un desarrollo normal de la presencialidad que contemple los protocolos básicos no existe infraestructura. Lo cual también atenta contra un buen aprovechamiento de la relación alumno docente en condiciones normales.
Los instrumentos educativos también son insuficientes dado que en un contexto de restricción de ciertas actividades, (acceso a bibliotecas, reuniones de estudio y realización de trabajos prácticos, etc) se requiere realizar tareas en forma virtual, para lo cual se necesitan equipos de computación y conectividad, la cual se carece tanto por parte de los docentes (casi un 50% de los docentes carece de un equipo adecuado de uso exclusivo con buena conectividad), como de los alumnos (aquí también se pone en evidencia como las desigualdades económicas afectan la educación). Si requerir un mayor análisis se evidencia que el sistema educativo carece de instrumentos educativos basados en TICs.
Respecto de los decentes, la mayoría de ellos no recibió capacitaciones sobre uso de recursos virtuales (mas del 50 % señalo en una encuesta realizada por CETERA que necesitaría capacitación en este tema) e instrumentos TICs, no solo para una enfrentar la no presencialidad sino para incorporar elementos significativos en sus asignaturas y superar algunos problemas de ausentismo. Como tema adicional, los ciclos inicial y secundario cuentan con decentes que poseen tres años de formación terciaria, frente a otros países cuyos docente tienen 5 años de formación universitaria. El salario docente de los primeros años se ubica por debajo del indice de pobreza, lo que implica que una persona se forma y trabaja para ser pobre, esto no resiste el menor análisis racional. No considero que sea necesario aportar mas elementos para concluir que el personal docente frente a alumnos lo hace mal pago, mal considerado por la sociedad y sin los elementos formativos e instrumentales para desarrollar su tarea.
El caso del personal directivo y auxiliar de los establecimientos educativos y del sistema de supervisión y administración educativa, también adolece de los mismos problemas ya que no existen carreras especificas para formar a dicho personal, que se capacita mediante cursos, diplomaturas o maestrías que no otorgan competencias profesionales. La remuneración que perciben en relación a sus responsabilidades y carga horaria,es mucho menos que irrisoria y difieren muy poco de quienes solo ejercen la tarea docente (solo se incrementada por adicionales no remunerativos poco significativos). Por lo tanto el personal directivo carece de formación profesional específica y no esta remunerado en consecuencia.
Un último análisis de los factores que influyen en la educación es el contexto social en que se inserta el sistema educativo, donde mas del 50% de los niños que asisten a el son pobres, donde las familias monoparentales carecen de recursos para garantizar la continuidad de las tareas educativas que se desarrollan en los hogares (ya sea por falta de recursos económicos o de tiempo), donde se ve a la escuela como comedor o guardería de niños, donde se considera a los docentes en forma despectiva ya sea por su bajo nivel de ingresos o de formación.
En definitiva la discusión sobre la presencialidad no solo está teñida de intereses espurios, conveniencias partidarias y no tiene en cuenta la educación de los jóvenes, la cual no necesita de una pandemia para estar en crisis. Mis mas de cuarenta años de docencia me hicieron presenciar una decadencia en donde la pandemia solo puso de manifiesto las miserias de algunas personas que disfrutan de una mísera cuota de poder.
4 comentarios:
Totalmente de acuerdo
Totalmente de acuerdo
Feliz tarde, como todos los meses , los invito a leer nuestro artículo de opinion de NoticiasWBDigital a través del link https://bit.ly/3dw0xXC
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Buenas tardes, estuve algo ausente.
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