jueves, 10 de agosto de 2023

El dolor y la bronca mostraron que el rey está desnudo

 



Dicen que para cocinar un sapo vivo no se lo puede poner en una olla de agua hirviendo porque se quema y salta, pero si se lo pone en agua tibia y se la calienta poco a poco el sapo no se da cuenta que lo están cocinando. Esta parábola se aplica a la actual situación de la población argentina, no estamos como estamos desde un principio, fuimos calentándonos de a poco desde hace mucho y hoy estamos metidos en agua hirviendo.

No teníamos mucha inflación, pero de a poco tenemos casi un 115% según fuentes oficiales, algo que contradice mi indice carrito del super. No teníamos inseguridad, pero hoy mueren mas de una persona por día por homicidio en ocasión de robo. No teníamos mala calidad educativa, pero hoy todas las evaluaciones sobre el nivel educativo (incluso las oficiales) muestran un deterioro de la calidad educativa, donde el 80% de los evaluados no supera el nivel medio de la media de las evaluaciones (en forma simple, 8 de cada diez estudiantes no llega al nivel promedio de los estudiantes evaluados de todo el mundo). No teníamos un mal sistema de salud pública, pero hoy hay hospitales públicos sin insumos y sin médicos. No teníamos un mal sistema de seguridad social, pero hoy lo que perciben el 70% de lo jubilados está debajo del nivel de pobreza (al igual que muchos trabajadores).  Esto no pasó por culpa de un gobierno, sino por culpa de todos los gobiernos de los últimos 50 años, puede que alguien no este de acuerdo, pero comparen las cifras de 1973 y verán que lo que dije antes se verifica, lo que no no quita que antes de eso no ocurriera, pero yo no fui testigo presencial de la debacle con la capacidad de pensar en las causas. Los argentinos somos los sapos del cuento, nos quitaron la riqueza, el valor de nuestro trabajo (el salario es eso), la educación y la salud pública, la seguridad y la tranquilidad de envejecer sin ser una carga para nuestros descendientes.

La clase política es al responsable de todo esto, peronistas, radicales, liberales, izquierdas y derechas varias, ya que por acción y/u omisión permitieron esta degradación, no solo para ocupar espacios de poder (grandes y pequeños espacios), sino para lucrar con ello (desde la mas vergonzosa corrupción hasta el pequeño carguito en el gobierno que asegure un sueldo que no serán capaces de ganar por ellos mismos). 

Estos políticos han colonizado el estado, ya que no solo ocuparon los espacios en el poder ejecutivo y legislativo (que multiplicaron mediante la creación de nuevas áreas, organismos y cargos), sino que irrumpieron en el poder legislativo, alterando un orden natural meritocrático (acceso a cargos mediante concurso y antecedentes) al designar “aliados políticos” en cargos judiciales. También colonizaron el Estado, designando partidarios en cargos de planta para asegurarse que estos les fueran funcionales. También lo hicieron en el ámbito sindical, empresarial y periodístico, mediante sobornos, prebendas o amenazas “sutiles” (quita publicidad oficial, obras sociales, et.) o explícitas (carpetazos a cargo de los servicios de inteligencia de turno o de miembros afines del poder judicial).

Un estado colonizado, sin control sindical, sin el control de la opinión pública, sin control de los organismos legislativos, en convivencia con intereses económicos “amigos” del poder de turno, pierde no solo su eficiencia (que es hacer las cosas bien con el menor costo posible), sino su eficacia (que es solo HACER LAS COSAS que tiene que hacer). 

Entonces:

    • Un estado que tiene que educar a los jóvenes, no educa.

    • Un estado que tiene que darnos salud no puede atender enfermos.

    • Un estado que tiene que garantizar un funcionamiento económico razonable, genera inflación, falta de empleo y aumento de la pobreza.

    • Un estado que debe garantizar una cierta seguridad social, tiene a niños y ancianos pobres.

    • Un estado de debe dar seguridad a su población, no puede evitar el narcotráfico, la violencia los robos y las muertes.

En este estados de cosas, la muerte de una nena de 11 años en las proximidades de la escuela a la que asistía, por el intento de robo de un celular, despierta el dolor y después la bronca. Ese dolor y esa bronca empezó a hacer notar que eramos los sapos, que nos estaban hirviendo y que los culpables estaban mirándose el ombligo sin hacer nada. Aquí, el dolor y la bronca, nos hizo dar cuenta que el rey (los políticos) estaba desnudo (como en otro cuento) y sintieron vergüenza, suspendieron actos de una campaña por miedo, porque empiezan a ver en los ojos de la gente que el dolor y bronca tiene culpables y los culpables son ellos.


                           

   

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