En tiempos donde Fukuyama habla del fin de las ideologías, se proclama el fin de los dogmas, se reclama la falta de utopías, creo que es preciso reafirmas las razones de nuestra militancia en el movimiento nacional y popular.
El movimiento tiene en la doctrina
peronista una síntesis histórica que define en su época los
objetivos, los medios y forma de alcanzarlos. Hoy en día todavía
reconocemos en la doctrina peronista los elementos que permiten
definir las bases de militancia política de quienes nos decimos
parte de este movimiento.
Veamos pues en la génesis de la
doctrina, el verdadera síntesis del dogma, expresado en la
introducción a la doctrina por el propio Gral. Perón.
La doctrina nacional tiene como
finalidad alcanzar la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación
mediante la Justicia Social, la Independencia Económica y la
Soberanía Política, armonizando los valores materiales con los
valores espirituales y los derechos del individuo con los derechos de
la sociedad.
Veamos que se definen claramente
los Objetivos: “la Felicidad del pueblo” y “La grandeza de la
Nación”, se establecen los medios: La justicia Social, La
soberanía política y La independencia Económica y se define la
forma: “conciliando los derechos del individuo con los derechos de
la sociedad” y “conciliando los valores materiales con los
valores espirituales”. Estos elementos todavía definen las bases
de acción del movimiento, por ello es interesante analizar
detalladamente cada uno de ellos.
Los objetivos señalan las metas a
las que aspira el movimiento la primera de ellas la grandeza de la
Nación. Perón dice grandeza y no habla de riqueza o poder que son
aspiraciones materiales, sino que habla de grandeza que implica que
hay un fin trascendente en este objetivo, la grandeza supone “ser
mejor o mas grande que algo de su misma especie” por lo que se
aspira a ser mejores no tener mas, se asocia grandeza con:
importancia o magnitud, generosidad, bondad y excelencia moral y
Majestad y poder, vemos que aspirar a la grandeza conlleva desear una
superación no solo material sino trascendente. Esta aspiración la
aplica a la Nación, no habla de país o Republica, habla de “el
lugar donde se ha nacido”.
Por lo tanto se establece un
concepto de mejora crecimiento o desarrollo con una raíz popular no
institucional, esto nos acerca a la idea de Nación como pueblo con
un destino común, que es la génesis de movimiento nacional y
popular, a lo que agregamos progresista por definición de su
objetivo de progreso.
Lograr la felicidad del pueblo, es
una aspiración también trascendente quizás inspirada en la idea
revolucionaria de fines del siglo XVIII, del “derecho a la búsqueda
de la propia felicidad”, plasmada en la constitución de EEUU y en
la declaración de Los derechos del hombre de la Revolución Francesa
en donde se la postula “en beneficio del
mantenimiento de la Constitución y de la felicidad de todos”. Este
concepto del derecho a la felicidad que aparece en los términos
personalistas del liberalismo político se amplía como derecho del
pueblo todo, no como derecho individual.
El orden en
que se presentan los objetivos no es azarosa: no puede haber una
Nación realizada si su pueblo no lo está tampoco, y su realización
no es material
Vemos una
definición consistente de objetivos que expresan los ideales del
movimiento nacional y popular al que debemos agregar progresista.
Los medios
abarcan tres campos uno social, uno económico y uno político. En
cada campo se expresa una definición de cómo se compone los medios
que se pretenden instrumentar y que características tienen.
La Justicia
Social implica que cada uno reciba lo que por derecho le corresponde
en función de cómo está conformada la sociedad. Este concepto se
emparenta con conceptos tales como capital social, economía social,
producción social, que lejos de los conceptos materialistas del
marxismo histórico y liberales de los economistas neoclásicos,
definen una visión de la sociedad, y sobre todo del pueblo, como
fuente y destinatario del conjunto de actividades de la nación. No
puede existir justicia social a través de las teorías de mercado
pues este solo reparte en función de la capacidad de consumo y no en
función como aporta el capital social a la producción de la
economía nacional. La visón justicialista pone al capital en
función de la economía nacional y esta al servicio del hombre. El
marxismo tampoco aporta un proyecto de nación viable pues su visión
materialista reduce al hombre a la categoría de proletario con
derecho a la plusvalía de su trabajo y no contempla la realización
del hombre en planos superiores a la mera distribución de la
riqueza. El concepto que debe imperar en la consideración del hombre
en su dimensión social es el provisto por las doctrinas humanistas,
de allí que la doctrina se considere humanista.
La Independencia Económica
establece la relación entre el capital y el hombre, no
deshumanizando ni a uno ni a otro, ya que no los considera, ni como
instrumentos del mercado como lo hace el liberalismo económico, ni
como fuerzas antagónicas como el materialismo histórico de Marx. No
puede existir la nación soberana si no dispone de sus riquezas, las
cuales forman su verdadero capital: los recursos naturales y el
capital social (la fuerza transformadora de los trabajadores), el rol
del capital se restringe a la desarrollar la economía, ser el
instrumento de transformación de los recursos naturales y el capital
social en bienes y servicios. La socialización de la economía como
proponen las teorías marxistas implica ignorar la fuerza de
desarrollo económico del capital y las teorías neoclásicas
deshumanizan la economía delegando en el mercado la distribución de
la riqueza mediante la llamada teoría del derrame. Quizás la teoría
mas próxima al sentir del movimiento esté expresado por Keynes y lo
que se ha dado en llamar neokeynesianismo, en donde se le asigna al
estado la distribución de la riqueza y el desarrollo económico.
Pero sobre estos conceptos, la Independencia Económica implica
disponer del poder del estado para disponer de sus fuerzas
productivas y sus recursos naturales sin ningún tipo de
condicionamientos ya que nuestra historia nos muestra que salvo
contadas ocasiones siempre se dependió de decisiones extranjeras
para el desarrollo de nuestra economía con sentido nacional, de allí
surge la teoría de la dependencia que nos muestra como se condiciona
a una economía pequeña a seguir lineamientos impuestos desde los
centros de poder económico.
La Soberanía Política, define un
concepto importante que caracteriza al peronismo: la política es la
instrumentación del Poder, entendido esto como la capacidad de
decidir el curso de las cosas sin ingerencia externa. La necesidad de
soberanía está dada para que se realicen las cosas necesarias según
el criterio del gobierno y no de otros centros de poder. Los
condicionamientos existen, tanto que el Gral Perón decía que con
suerte un gobernante puede hacer la mitad de lo que quiere hacer y un
buen gobierno es quien pone en ese 50% lo mas importante. La decisión
soberana como medio trata de lograr que no exista condicionamiento
sobre las decisiones del gobernante y que estas se fundamenten en las
prioridades ideológicas y no urgencias o reclamos. Alain Tourain
decía que los gobiernos deciden por urgencias mediáticas o reclamos
públicos, más que por cuestiones ideológicas, cosa que vemos muy a
menudo hoy en día.
La forma es quizás la definición
que indica la conducta que debieran tener los cuadros políticos del
movimiento: armonizar el interés material con el espiritual es
reconocer al hombre en una dimensión trascendente, una dimensión en
donde sus necesidades materiales deben ser consideradas pero sin
olvidar que la dimensión del hombre no son solamente sus necesidades
materiales, la igualdad de las personas ante la majestad divina
obliga a reconocer las necesidades del otro como un error que debe
ser corregido por el accionar de los cuadros políticos, no como
dadiva o concesión es reconocer en el otro a nuestro igual por
condición de hijos de Dios, cualquiera sea el credo o la forma en
que se lo reconozca. La conciliación entre los derechos individuales
y sociales marca quizás la regla más importante de acción de un
cuadro político del movimiento, el hombre tiene derechos naturales,
los cuales son reconocidos desde la Declaración de los Derechos del
Hombre en la Revolución Francesa, el derecho a la búsqueda de la
felicidad consagrado en la constitución de los EEUU, pero estas
bases del liberalismo político no implican que los derechos
individuales puedan avasallar los derechos de la sociedad y ese es el
límite, si se requiriese un ejemplo bastaría pensar en la
contaminación ambiental, en donde el derecho individual de un
empresario a poner una fábrica no pueda avasallar el derecho de la
sociedad a que no se le envenene su aire, sus agua o su suelo.
Este
dogma, la síntesis de la doctrina, contiene los valores a que
aspiro , los medios que reconozco para lograrlos y la forma de conducirse.
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