Según Laclau, lo
político es la lucha por la hegemonía a través de la conquista de
"significantes flotantes" o "vacíos", los
cuales, estando sobredeterminados discursiva y libidinalmente,
articulan a las diversas demandas sociales y por tanto a los sujetos
a determinadas posiciones.
Su pensamiento
postmarxista estuvo involucrado en movimientos sociales y
estudiantiles de la década del 60 tratando de unir a la clase obrera
con nuevos movimientos sociales. Laclau rechaza el determinismo
económico marxista y la noción de que la lucha de clases es el
antagonismo crucial en la sociedad, en cambio propuso una democracia
radical y un pluralismo agonal en el que todos los antagonismos
puedan ser expresados, ya que "...una sociedad sin antagonismos
es imposible". El poder así expresado se asume mediante la
resolución del conflicto, así, ejercer el poder es plantear
conflictos que se resumen según el criterio propuesto.
El gobierno ha tomado al
pie de la letra esta teoría, así toda acción de gobierno es
planteada como la resolución de un conflicto, exista este o no. El
conflicto se torna en una metodología de acción, que se internaliza
en la resolución de conflictos entre distintas posiciones de
miembros del gobierno. El liderazgo gubernamental se asume como
arbitro de los conflictos internos, decidiendo que posición
permanece y cual es dejada de lado.
Esta forma de asumir el
conflicto como algo necesario ignora algo en lo que Laclau no
profundizó, la teoría política muchas veces se da de cabezas
contra la “real politik” al suponer que ciertos procesos son
“asépticos”, en un conflicto que no es resuelto mediante
consenso se genera ganadores y perdedores. Los ganadores obtienen
mayor poder interno y los perdedores suelen ser excluidos, o dejados
de lado. Así, al continuidad de la practica de esta metodología, se
generan grupos de excluidos que detentan cierta cuota de poder y que
pueden agruparse contra el gobierno.
Si analizamos la actual
composición del arco político, la oposición dentro del peronismo
esta expresada por dirigentes como: Massa, De la Sota, Duhalde,
Albero Fernandez, Das Neves, Felipe Solá y varios intendentes de la
provincia de Buenos Aires; todos ellos ligados al gobierno y en algún
momento, excluidos. También la transversalidad incluyó dirigentes
de otros espacios, que también fuero excluidos, entre ellos: Cobos,
Losteau, Prat-Gay y otros que conforman UNEN; el espacio de Libres
del Sur, Bonasso, sectores sindicales liuderados por Moyano, medios
como el grupo Clarín, sectores empresariales, agrarios y sigue la
lista.
Un capítulo aparte es el
gobernador Scioli, quien no ha sido excluido sino postergado y
menospreciado por el espacio político del gobierno, a pesar de ser
el mejor candidato a la sucesión presidencial, dada la intensión de
votos con que cuenta. El problema es que nadie duda (fuera o dentro
del kirchnerismo) que si Scioli llega al gobierno, reproduciría con
los kirchner, lo que ellos hicieron con Duhalde. Así el gobierno
recrea la conducta de Horus (el dios que devoraba a sus hijos).
El gobierno en épocas de
la presidencia de Néstor Kirchner debilitó a la oposición mediante
la propuesta de integrar un frente progresista transversal a los
partidos políticos y muchos dirigentes de otros espacios se sumaron
al FPV. La mayoría de los conflictos que se plantearon fueron
resueltos mediante arbitrio y exclusión, incrementando
progresivamente un frente opositor que superó electoralmente al FPV
en las elecciones de 2009 y 2013. Es interesante señalar que quienes
derrotaron al FPV tuvieron presencia de excluidos, como Sola (2009) y
Massa (2013).
En definitiva el gobierno
construyó su propia oposición, recreando un viejo dicho de la
izquierda setentista “hay quienes fabrican la soga con que serán
ahorcados”, algo que Laclau no previó, ya que la metodología de
resolución del conflicto sería esencial en al síntesis de su
teoría.
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