Pasadas las PASO, los
ahora candidatos, deben delinear su estrategia electoral. Pero el
abanico de posibles estrategias se limitó, al menos si se desea
tener éxito. Las paso limitaron las opciones electorales con
posibilidades reales a 3 candidatos; Scioli (8,5 millones de votos,
un 38% de los votos emitidos), Macri (6,5 millones de votos, un 30%
de los votos emitidos) y Massa(4,5 millones de votos, un 20% de los
votos emitidos); con lo cual se cumplió lo que la mayoría de las
consultoras y analistas preveían. Lo que nadie previó fue la alta
tasa de ausentismo (votaron 23 millones sobre un padrón de 32
millones, un 70%), motivado por condiciones climáticas en algunos
casos, o desinterés en otros. El otro hecho a destacar es la gran
cantidad de voto en blanco (casi 1 millón de votos, el 5% del
padrón), tampoco previsto previamente. Estos hechos, sumados a los
resultados electorales son la base sobre el que debería asentarse
cualquier análisis estratégicos.
Comencemos por las
posible estrategias que podría desarrollar el FPV, pero antes veamos
cual es su situación en números y hechos. Si ajustamos el caudal
electoral a los porcentajes de un ausentismo del 80% y un 3% de votos
en blanco su nuevo porcentaje sería del 32%, para mantener el mismo
porcentaje de las PASO debería obtener un millón y medio mas de
votos y para obtener el 45%, casi 3 millones de votos mas, casi la
totalidad de nuevos votos que podrían emitirse; de obtener un
proporción similar de los nuevos votos a emitir, el nuevo porcentaje
que obtendría sería del 37%. ¿Que posibilidades tiene Scioli de
obtener esos nuevos votos? La mayoría de los votos en blanco y de
ausentes que emitan un voto par el FPV corresponderán a quienes
votaron así por desinterés, y como Scioli es uno de los candidatos
que mas publicidad y campaña hizo, es poco probable que pueda captar
a muchos de ellos a menos que genere un hecho político que llegue a
estos votantes, El perfil del candidato y su estilo de campaña no lo
muestran como proclive a este tipo de actitudes. Los votos no
emitidos que no asistieron por problemas climáticos no parecen estar
dentro de los votantes del FPV, ya que este contó con una capacidad
logística suficiente para superar cualquier contingencia climática
que impidiera a sus adherentes no asistir a votar.
¿Puede tener
dificultades Scioli para mantener el caudal de votos logrados en las
PASO? Este creo que es el verdadero problema que enfrenta el FPV,
gran parte de su caudal electoral proviene de la provincia de Buenos
Aires, y mas específicamente del acompañamiento de muchos políticos
con poder territorial, estos, en muchos casos, han sido desplazados
de sus pre candidaturas en internas donde enfrentaron a otros
candidatos del FPV. Este desplazamiento de referentes históricos
del pejotismo, puede activar un “voto bronca” contra Scioli, mas
aún cuando algunos de estos referentes se pasaron del Massismo a
FPV; sumado a esto, los pre candidatos que perdieron conservan
representación deliberativa en sus distritos y el triunfo de los
opositores al FPV les permitiría retener una cuota de poder hasta
las próximas elecciones.
Un hecho adicional a
tener en cuenta es la pobre gestión del gobierno de la provincia de
Buenos Aires que se ha puesto en evidencia con las últimas
inundaciones, ya que el viaje de Scioli a Italia no tendría mayor
impacto si sus funcionarios hubieran reaccionado a tiempo y
enfrentado el problema con soluciones rápidas y efectivas.
Scioli es el mejor
posicionado para ser, en caso de que nadie logre la victoria en
primera vuelta, uno que los que dispute el ballotage por la
presidencia. Ante el escenario planteado, las estrategias tendrían
que apuntar a consolidar el voto de sus actuales aliados
territoriales, y tender puentes con Massa para que en caso de ir a un
ballotage, cuente con el voto peronista, que no suele votar no
peronistas. La principal fortaleza de Scioli es que no requiere de un
trabajo en las bases para cambiar su voto, sino en afianzar las
alianzas existentes y plantear una nueva alianza entre dirigentes, lo
cual no es imposible, vistos los antecedentes de la actual dirigencia
política.
Dentro del frente
cambiemos, haciendo el mismo ajuste obtenemos que sobre el nuevo
total el porcentaje obtenido representa el 25% del nuevo total, para
obtener el 45% debería sumar 5 millones de votos, lo que supera la
cantidad de nuevos votantes. Si nuevamente prorrateamos el porcentaje
obtenido con los nuevos votos, estos representarían casi el 29% de
nuevo total. Este espacio debe retener el voto radical de Saenz y
Carrió y evitar el efecto “Lousteau” de fuga hacia el frente
progresista, algo difícil de lograr con la pura intención de los
dirigentes, ya que el votante medio de este sector, no responde a
conductas verticalistas.
Aquí Macri puede captar
a sectores rurales afectados por la reciente inundación y algunos
sectores indiferentes del voto en blanco y el ausentismo, su
capacidad de captación en estos sectores alcanzaría para cubrir su
fuga de votantes radicales y darle solo algún pequeño margen de
crecimiento, pero muy posiblemente el techo de Macri para las
próximas elecciones sea de 8 millones de votos. El principal problema
de Macri, en el escenario de un ballotage con Scioli, es que no
captaría el total de los votos del sector de Massa (se podría
hablar solo de un 50%) y tampoco atraería al total de los sectores
progresistas o de izquierda.
En este escenario, las
estrategias de Macri deberían enfocarse en lograr adhesiones para un
eventual ballotage y retener el voto radical. Para ello no le sirven
las alianzas con otros dirigentes, sino un trabajo enfocado en el
votante, y su actual metodología de tocar timbres no le reditúa, ni
en términos cuantitativos ni cualitativos (para ello solo hay que
ver la escasa diferencia entre los votos a nivel nacional, provincial
y municipal, donde salvo en algunos territorios con liderazgos
previos, se manifiesta que no se ha logrado adhesión territorial),
tampoco le reditúan las propagandas donde cambia su estilo personal
de hacer política.
En el frente UNA, el
candidato Massa se ha convertido en el gran elector, posee ya un
caudal legislativo obtenido en las elecciones de 2013, y manteniendo
su caudal de votos, se convertiría en una fuerza legislativa de peso
para viabilizar cualquier iniciativa parlamentaria. Los 4,5 millones
de votos obtenido lo alejan de ganar en primera vuelta en las
próximas elecciones, su única posibilidad radica en una
disminución del voto a Macri por el efecto “Lousteau”, la
captura de votos provenientes de los no votantes en las PASO y la
fuga de votos de algunos candidatos del FPV que perdieron en las PASO
(en la jerga le llamábamos usar la ambulancia para recoger a los
heridos de las internas). La fortaleza de Massa es que, si llegara a
disputar el ballotage con Scioli, si tendría la mayoría del voto
opositor y ganaría sin problemas. Su perspectiva en números es que,
su proyección para las elecciones de octubre sería del 19%, para
disputarle a Macri la opción de ser segundo, debería conseguir como
mínimo 2 millones mas de votos, algo bastante improbable si no hay
fuga de votos del FPV y de Cambiemos.
Para lograr la opción de
tener el segundo lugar en octubre, Massa debería plantear una doble
estrategia, una respecto a alianzas de dirigentes y otra respecto a
los votantes. Respecto de los referentes territoriales que perdieron
en su territorio, estos saben que la consolidación de los candidatos
del FPV significaría el fin de su poder territorial, pero el
encumbramiento de candidatos opositores le permitiría retener el
espacio de poder que tienen negociando con Massa, quien puede ofrecer
mas que lo que ofrecería el FPV (la principal fortaleza que obtuvo
el FPV en votos es su principal debilidad en la negociación por
detrás, ya que los compromisos con los candidatos instalados, limita
lo que puede ofrecer, cosa que no limita a una tercer fuerza). De
cara a los votantes Massa debería presentarse como la única opción
que puede vencer al FPV en un ballotage (esto representa la opción
inversa de la alquimia electoral que propuso Beatriz Sarlo, ya que
Massa garantiza una victoria en ballotage y no Macri).
Es obvio que estas
estrategias señaladas se rigen por ciertos principios lógicos que
tienen porque ser compartidos por quienes manejan las campañas de
los candidatos, tampoco afirmo que siguiendo estas estrategias se
lograría cumplir los objetivos propuestos, ya que la mejor
estrategia no garantiza el triunfo. Si se puede afirmar los
contrario, que sería muy difícil que siguiendo estrategias muy
distintas se logren los objetivos que hemos propuesto. De todos modos
la política sigue siendo el arte de los posible, donde nunca se debe
ignorar que existen alternativas que no por impensables no sean
realizables.
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