El clásico
de William Shakesperare, es una historia con una moraleja: quien no
pone las cosas en claro desde el primer momento difícilmente pueda
hacerlo mas tarde, o la menos sin pagar un costo mayor que el
inicial. Algo similar le está sucediendo a la gobernadora de la
provincia de Buenos Aires que confió en los miembros del anterior
gobierno y en una transición sin sorpresas. Sin dejar de reconocer
sus buenas intenciones, el aparato corrupto de seguridad le jugó una
muy mala pasada al permitir la fuga de 3 peligrosos delincuentes,
hecho del cual no es culpable, pero si responsable.
Es muy
ingenuo intentar controlar una estructura corrompida en todos sus
niveles manteniendo a muchos de los corruptos en los puestos de
responsabilidad que tuvieron en el anterior gobierno. El sistema de
seguridad de la provincia de Buenos Aires tiene una estructura
jerárquica piramidal, y la presencia de personal corrupto en puestos
de mando intermedio dificulta el control de la organización cuando
se pretende cambiar sus anteriores conductas.
En una
estructura jerárquica la comunicación vertical tiene dos vías
desde la máxima autoridad hacia los niveles inferiores de ejecución
y desde los niveles inferiores hacia las máximas autoridades. La
fuga de los presos mostró que la comunicación hacia abajo no
funciona, ya que las ordenes impartidas no se cumplieron, lo mismo
que el desconocimiento de hechos por parte de las máximas
autoridades mostró que tampoco existe comunicación hacia arriba. En
definitiva se puso de manifiesto que no se tiene control de la
organización policial, ya que sin una comunicación efectiva no se
ejecutan las ordenes que imparten las máximas autoridades y no se
puede saber con certeza como se avanza en la ejecución de las
ordenes.
El gobierno
de la provincia debe actuar con la máxima rigurosidad dejando fuera
de la institución policial y penitenciaria a todos quienes tuvieron
responsabilidad de mando en la ejecución de las órdenes que no se
cumplieran, hubiera o no responsabilidad individual por el
incumplimiento. Si la orden no se cumple es imposible determinar en
que eslabón de la cadena de mando se produjo el incumplimiento, ya
que la investigación estará plagada de complicidades,
ocultamientos, etc. Por lo tanto, solo dejando fuera de la
institución a todos se puede asegurar que se deja fuera de ella al
responsable y se envía un poderoso mensaje para que todos los
miembros de la institución asuman la responsabilidad de la ejecución
de una orden, incluso denunciando al que intenta obstruir el
cumplimiento de la orden.
Una
institución corrompida no puede auto depurarse, es como un organismo
enfermo donde solo la acción de un agente externo puede llevar a la
cura de la enfermedad. Este error de diagnóstico puede ser fatal
para lograr el objetivo de reconvertir a las instituciones de
seguridad en instituciones confiables y consustanciadas en garantizar
la seguridad de la sociedad.
No
establecer en forma inmediata a la asunción del nuevo gobierno,
cadenas de mando confiables que garanticen la comunicación vertical
de las instituciones, produjo el hecho que generó un gran costo
político para la gobernadora. Ahora necesita tomar acciones
drásticas que permitan preservar su imagen y asegurar la viabilidad
de su proyecto político para la provincia. Debe apartar, no solo
funcionarios policiales y penitenciarios, sino también funcionarios
políticos. Solo así podrá mantener su autoridad frente a las
instituciones de seguridad y ante la sociedad que se ha cansado de
escuchar excusas cada ves que ocurren estos hechos.
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