La clase política argentina no saldó su deuda con la sociedad después del 2001, el reclamo para que se vayan todos fue sofocado mediante la infiltración de los partidos tradicionales con sus representantes o personeros en los movimientos vecinales y barriales, el actual gobierno cooptó a las organizaciones sociales que fueron la fuente de resistencia al saqueo de los bienes del estado y a la exclusión de importantes sectores de la ciudadanía. El fracaso que exhibe el actual gobierno de la Presidenta Cristina F de Kirchner, ha reavivado esas ideas latentes al enfrentarlas a un discurso vacío de contenido y con hechos que contradicen sus palabras.
Ese importante porción de la población que batió cacerolas, participó en asambleas barriales y vecinales, esa población que vio a sus dirigentes sociales adherir al gobierno sin consultar a sus bases, sin debatir con ellas que destino querían para sus organizaciones, está por sufragar y las tendencias que se observan en estos días previos nos dicen que las deudas impagas, serán facturadas con el voto.
En Capital federal el PJ porteño fue superado por Proyecto Sur, no por que el PJ no haya gastado fuertes sumas de dinero, no porque no haya buscado a un candidato “que no hacía política” (como si la Banca Cooperativa fuese apolítica) y no porque no haya tenido todo el apoyo oficial que se requería. Pero el PJ porteño no ha podido ser el reflejo político del movimiento peronista, en cambio Pino Solanas es peronista, actuó y actúa como peronista y esta obteniendo el reconocimiento de un pueblo que ve el él las ideas que alguna ves permitieron al pueblo recuperar la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Macri obtiene el reconocimiento de los sectores de centro derecha, que ha tenido en Buenos Aires la sede de sus intereses y la base de sus proyectos de hegemonía nacional, la actual composición social de la Capital Federal favorece sus aspiraciones. La coalición cívica en cambio, perdió el rumbo que marcara el partido radical, cediendo espacios a candidatos más representativos de un espacio liberal, y sobre todo con antecedentes de haber defendido intereses que son contrarios a las ideas progresistas que aspira representar. Esto explicaría, como variaron las intenciones de voto desde el inicio de la campaña hasta estos últimos momentos.
En la Provincia de Buenos Aires el PJ define su interna en elecciones abiertas, como es tradicional, ya que el gobierno de turno ocupa el poder dentro del partido excluye toda oposición interna, genera un discurso único y relega a toda posible oposición a la búsqueda de alternativas electorales, fuera de toda posible discusión interna. Como prueba de ello, se puede ver como inmediatamente después de definir autoridades partidarias, se obtienen resultados electorales muy favorables, cada ves que en el seno del PJ se dieron elecciones internas, los candidatos surgidos de ella, obtuvieron mejores resultados, que cuando la estructura burocrática partidaria “consensuó” una lista de candidatos. En esta elección, es muy posible se defina mas el futuro de la conducción del PJ que las bancas de diputados en juego.
El partido radical y la coalición cívica, han logrado recuperar el rol opositor, que parecía perdido luego de obtener resultados electorales muy malos. De todos modos el discurso sobre la “democracia institucional” no le alcanza para lograr el apoyo, de los sectores populares mayoritarios de la provincia, cuyo interés no radica en el discurso de las bases doctrinarias sobre las cuales fundamentarán su gestión (discurso atractivo para sectores medios), sino en la capacidad real de dar respuesta a los problemas coyunturales existentes.
La alternativa en la provincia de Buenos Aires, surgida de la mano de Sabatella, incluye una nueva fuerza progresista que puede tener proyección interesante de no superarse las contradicciones internas del PJ y del radicalismo.
Los restantes protagonistas de la contienda electoral darán un marco testimonial donde las más diversas expresiones de distintas ideas políticas lucharán por encontrar un espacio que justifique su existencia.
Los procesos de las restantes provincias, están teñidos de localismos, que en definitiva mantendrán con distintos resultados, las tendencias de los liderazgos provinciales de los partidos mayoritarios y la reafirmación de expresiones políticas provinciales. Pero en definitiva el proceso de cambio que reclamó la sociedad y que todavía no se produjo, parece vislumbrarse, como siempre que comienza el ocaso de un grupo político hegemónico. No veremos los resultados el día 29 de junio, pero quizás el armado de candidaturas para el 2011, comience a mostrar los cambios que el pueblo reclama.
Ese importante porción de la población que batió cacerolas, participó en asambleas barriales y vecinales, esa población que vio a sus dirigentes sociales adherir al gobierno sin consultar a sus bases, sin debatir con ellas que destino querían para sus organizaciones, está por sufragar y las tendencias que se observan en estos días previos nos dicen que las deudas impagas, serán facturadas con el voto.
En Capital federal el PJ porteño fue superado por Proyecto Sur, no por que el PJ no haya gastado fuertes sumas de dinero, no porque no haya buscado a un candidato “que no hacía política” (como si la Banca Cooperativa fuese apolítica) y no porque no haya tenido todo el apoyo oficial que se requería. Pero el PJ porteño no ha podido ser el reflejo político del movimiento peronista, en cambio Pino Solanas es peronista, actuó y actúa como peronista y esta obteniendo el reconocimiento de un pueblo que ve el él las ideas que alguna ves permitieron al pueblo recuperar la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Macri obtiene el reconocimiento de los sectores de centro derecha, que ha tenido en Buenos Aires la sede de sus intereses y la base de sus proyectos de hegemonía nacional, la actual composición social de la Capital Federal favorece sus aspiraciones. La coalición cívica en cambio, perdió el rumbo que marcara el partido radical, cediendo espacios a candidatos más representativos de un espacio liberal, y sobre todo con antecedentes de haber defendido intereses que son contrarios a las ideas progresistas que aspira representar. Esto explicaría, como variaron las intenciones de voto desde el inicio de la campaña hasta estos últimos momentos.
En la Provincia de Buenos Aires el PJ define su interna en elecciones abiertas, como es tradicional, ya que el gobierno de turno ocupa el poder dentro del partido excluye toda oposición interna, genera un discurso único y relega a toda posible oposición a la búsqueda de alternativas electorales, fuera de toda posible discusión interna. Como prueba de ello, se puede ver como inmediatamente después de definir autoridades partidarias, se obtienen resultados electorales muy favorables, cada ves que en el seno del PJ se dieron elecciones internas, los candidatos surgidos de ella, obtuvieron mejores resultados, que cuando la estructura burocrática partidaria “consensuó” una lista de candidatos. En esta elección, es muy posible se defina mas el futuro de la conducción del PJ que las bancas de diputados en juego.
El partido radical y la coalición cívica, han logrado recuperar el rol opositor, que parecía perdido luego de obtener resultados electorales muy malos. De todos modos el discurso sobre la “democracia institucional” no le alcanza para lograr el apoyo, de los sectores populares mayoritarios de la provincia, cuyo interés no radica en el discurso de las bases doctrinarias sobre las cuales fundamentarán su gestión (discurso atractivo para sectores medios), sino en la capacidad real de dar respuesta a los problemas coyunturales existentes.
La alternativa en la provincia de Buenos Aires, surgida de la mano de Sabatella, incluye una nueva fuerza progresista que puede tener proyección interesante de no superarse las contradicciones internas del PJ y del radicalismo.
Los restantes protagonistas de la contienda electoral darán un marco testimonial donde las más diversas expresiones de distintas ideas políticas lucharán por encontrar un espacio que justifique su existencia.
Los procesos de las restantes provincias, están teñidos de localismos, que en definitiva mantendrán con distintos resultados, las tendencias de los liderazgos provinciales de los partidos mayoritarios y la reafirmación de expresiones políticas provinciales. Pero en definitiva el proceso de cambio que reclamó la sociedad y que todavía no se produjo, parece vislumbrarse, como siempre que comienza el ocaso de un grupo político hegemónico. No veremos los resultados el día 29 de junio, pero quizás el armado de candidaturas para el 2011, comience a mostrar los cambios que el pueblo reclama.
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