Hace tiempo que analizo diversos
temas políticos, creo que para compensar tanta pálida se debería proponer algo,
algo concreto que apunte a mejorar la situación existente en nuestro país, no
espero cobrar derechos de autor, ni obtener reconocimiento público pues las
ideas que compartimos ya no nos pertenecen y pueden ser usadas por quien las
recoja. Lo éticamente deshonesto es atribuirse la autoría, y peor aún, es desvirtuar
su sentido o cambiar su forma para afirmar la supuesta autoría, afectando a los
resultados que podría obtenerse con la idea original.
Esta primera propuesta tiene que
ver con la justicia, o más bien, con quienes desempeñan cargos en el poder
judicial. Debo repetir lo que ya he expresado en varios artículos, la policía y
la administración de justicia no hacen a la seguridad, ya que intervienen
cuando el hecho que causa inseguridad (cualquier delito) ya fue cometido y solo
pueden hallar al culpable y aplicarle la condena que las leyes establecen par
ale delito cometido.
Mi propuesta se basa en la
reiteración de hechos delictivos cometidos por personas que no deberían gozar
de libertad en virtud de estar procesadas, gozando de privilegios de
excarcelación o libertad condicional. El hecho que personas en esa situación
cometan delitos no debiera afectar a los institutos establecidos para que una
persona que cometió un delito se reintegre a la sociedad, pero sí, debe
establecerse que responsabilidad tienen los magistrados, fiscales, auxiliares o
peritos intervinientes en procesos judiciales de tipo penal. La propuesta no es
crear una caza de brujas sobre funcionarios que aplican en la forma más benigna
las potestades que le permite la ley. Pero que se sujete a la ley no implica
que pueda cometer una mala praxis, y no en el sentido de incumplimiento de
deberes de funcionario público, sino en el ejercicio de un acto profesional.
Así como a un médico a quien se le muere
un paciente, no pude ser imputado de homicidio por el ejercicio de su profesión
de médico, si puede ser imputado de mal praxis, cosa que ocurre en la mayoría
de las profesiones. Así, si una persona liberada del cumplimiento de una
condena que comete un delito, pude suponerse que quienes lo liberaron cometieron
un error, que pude no ser punible legalmente, si podría haber cometido una mala
praxis.
Hasta donde he investigado, no existe
la mala praxis en el sistema de administración de justicia, la cual permitiría
deslindar responsabilidades, ya que un juez que otorga una excarcelación lo
hace en función de informes de auxiliares y peritos en los que debe confiar. Si
quienes auxilian al juez incurren en una mala praxis (sin suponer la existencia
de dolo), el juez debe responder por el liberado y es a él a quienes apunta la
opinión pública. Esto otorga impunidad a quienes cometen la mala praxis, ya que
el cumplimiento de los pasos procesales otorga legalidad al hecho, pero no
garantiza el adecuado desempeño profesional de quienes intervienen.
Si, por ejemplo, la Corte Suprema
podría habilitar una dependencia que inicie una investigación sobre el
desempeño profesional de los magistrados auxiliares o peritos, en cada caso de
delito cometido por un liberado. Así no solo se delimitarían responsabilidades
profesionales, sino que existiría un historial de casos que podrían definir
conductas de los participantes en el otorgamiento de beneficios para quienes
cumplen una condena.
Al fin y al cabo sería un mecanismo
similar al que ocurre en un hospital cada vez que fallece un paciente durante
un procedimiento médico. Si los médicos, a quienes se les confía la vida y la
salud de las personas se someten a examen de su proceder profesional, por qué no deberían
hacerlo los magistrados, funcionarios y peritos a quienes se les confía la
libertad y guarda de personas que purgan condenas por delitos cometidos.
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