Sin faltarle
el respeto a su investidura presidencial, prefiero dirigirme a Ud.
como ingeniero, ya que desde este lugar es donde tenemos mas cosas en
común. Debe saber Ud. que si bien no lo voté en las pasadas
elecciones si lo hice en el ballotage, pero no por convicciones
ideológicas. Me defino ideológicamente como peronista, lo que me
diferencia políticamente de su partido, pero lo voté porque su
rival (aunque decía ser peronista) no daba la talla para el cargo al
que se postulaba, y creí que Ud si. También existieron otros
motivos, entre los que le podría nombrar lo agresivo de la campaña
del FPV, que pretendía decirme que iba a pasar y qué tenía que
hacer (algo que difícilmente un ingeniero, acostumbrado a pensar y
analizar por si mismo, acepte) y en forma menos seria, le diría que
difícilmente un ingeniero elija a un Licenciado antes que a otro
Ingeniero. Dejado esto en claro veo que sus medidas, en estos
primeros días de gobierno, difieren mucho de los que yo pensaba que
haría, y por eso es que le escribo esta carta.
Como Ud.
sabe la ingeniería nos acostumbra a un paradigma de trabajo:
especificar, analizar, diseñar, construir y probar. También, por
formación los ingenieros solemos ser positivistas (y en realidad no
estamos muy equivocados, ya que la mayoría de las cosas que hoy en
día definen nuestra forma de vida fueron construidas por ingenieros)
y cartesianos (el mismo Descartes era un ingeniero militar). Es por
eso que difiero en muchas de sus decisiones, y no por las diferencia
ideológica que tenemos, sino por el no uso del criterio y la
metodología de trabajo que tenemos los ingenieros.
La primer
discrepancia que tengo, es con la metodología de comunicación de
una medida que puede ser necesaria o no, pero que Ud, decidió tomar
en todo su derecho: el despido de personal contratado en el estado.
Tomada esa decisión, la metodología a emplear debería haber sido
la misma, ampliamente comunicada y aplicada al pie de la letra. Por
ejemplo, anular los contratos de personas que no habían cumplido
funciones anteriormente y que se realizaron dentro del período
previo a las elecciones, la anulación de contratos de personas que
no hubieran cumplido funciones en los últimos 2 años (los famosos
ñoquis), la anulación del pase a plante permanente de las personas
comprendidas en los anteriores casos, entre otras formas de
especificar quienes no podían permanecer en la plantilla estatal. El
análisis de los casos que se encuadraban en las medidas, comunicando
personalmente y en forma fehaciente su situación. La apertura de un
registro de personas que a pesar de estar “prima facie”,
comprendidas en las causas de despido, tengan motivos fundados para
solicitar la re consideración de su caso (alguien que se contrató
dentro del período señalado, pero cuyo trabajo era necesario por
alguna causa atendible por ejemplo suplencia, insuficiencia de
personal de planta permanente, etc.). Lo ejemplificado no pretende
agotar todos los casos que puedan aplicarse, pero si dejar en claro
que la metodología a emplear no fue la misma en las distintas
dependencias del gobierno, no hubo una comunicación clara y no se
dejó una vía de reclamo en caso de haber algún error en la
aplicación de las medidas.
La segunda
discrepancia la tengo en el planteo de la política de seguridad,
donde retomo el criterio cartesiano y veo que se quiere obtener
distintos resultados utilizando los mismos métodos, quizás mejor
implementados, con mayor aporte tecnológico, pero el método que se
aplica es el mismo con que fracasaron las anteriores gestiones. El
criterio actual que se aplica en políticas de seguridad está
restringida a prevención del delito, o mas bien a la represión del
delito, esto sumado basarse en el accionar policial solamente puede
llevar al fracaso de estas políticas. Tal ves sea un atrevimiento de
mi parte, pero le sugeriría que lea mi libro “La Seguridad desde
la óptica de las Instituciones”, en él desarrollo el concepto
amplio de seguridad pública y un modelo funcional de los hechos que
afectan la seguridad pública; también formulo un modelo de gestión
y un ejemplo de como aplicarlo a un caso real.
También
discrepo con la diferencia entre lo propuesto y lo realizado, en
teoría política se habla de coherencia entre lo propuesto y lo que
se realiza; es su caso debería recordar que nada perjudica mas a un
equipo que las contradicciones de su director. En esta categoría
pondría los DNU que se contradicen con las propuestas de respeto al
orden constitucional (y no necesariamente el jurídico), el
otorgamiento de beneficios al sector agrario considerando por igual a
todos los sectores (el mismo error que cometió el kirchnerismo con
las retenciones), o la mala comunicación sobre el resultado de las
auditorías sobre el estado de cosas dejada por el anterior gobierno
(se difundió en forma parcial sin coherencia, sin detallar, sin
indicar las presentaciones judiciales que de realizaron o se
realizarían). Sobre este tema en particular planificar un cronograma
de dichas auditorías y la comunicación y las consecuencias
judiciales que pudieran conllevar, hubiera permitido no saturar a la
opinión pública con noticias parciales que solo generan la
saturación de la gente.
Mis otras
discrepancias no puedo fundarlas sobre la acción de un ingeniero, ya
que son de naturaleza política y tienen mas que ver con mi
ideología. Así que me disculpo por distraer su atención, y le
deseo éxito en el logro de sus propuestas, que redundarían en
beneficios para todo los argentinos.
Atentamente,
Alejandro Molina.
Ingeniero
Electricista
Magister
en Políticas y Estrategias
Doctor
en Ingeniería
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