miércoles, 10 de febrero de 2016

Carta abierta al Ingeniero Macri


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Sin faltarle el respeto a su investidura presidencial, prefiero dirigirme a Ud. como ingeniero, ya que desde este lugar es donde tenemos mas cosas en común. Debe saber Ud. que si bien no lo voté en las pasadas elecciones si lo hice en el ballotage, pero no por convicciones ideológicas. Me defino ideológicamente como peronista, lo que me diferencia políticamente de su partido, pero lo voté porque su rival (aunque decía ser peronista) no daba la talla para el cargo al que se postulaba, y creí que Ud si. También existieron otros motivos, entre los que le podría nombrar lo agresivo de la campaña del FPV, que pretendía decirme que iba a pasar y qué tenía que hacer (algo que difícilmente un ingeniero, acostumbrado a pensar y analizar por si mismo, acepte) y en forma menos seria, le diría que difícilmente un ingeniero elija a un Licenciado antes que a otro Ingeniero. Dejado esto en claro veo que sus medidas, en estos primeros días de gobierno, difieren mucho de los que yo pensaba que haría, y por eso es que le escribo esta carta.
Como Ud. sabe la ingeniería nos acostumbra a un paradigma de trabajo: especificar, analizar, diseñar, construir y probar. También, por formación los ingenieros solemos ser positivistas (y en realidad no estamos muy equivocados, ya que la mayoría de las cosas que hoy en día definen nuestra forma de vida fueron construidas por ingenieros) y cartesianos (el mismo Descartes era un ingeniero militar). Es por eso que difiero en muchas de sus decisiones, y no por las diferencia ideológica que tenemos, sino por el no uso del criterio y la metodología de trabajo que tenemos los ingenieros.
La primer discrepancia que tengo, es con la metodología de comunicación de una medida que puede ser necesaria o no, pero que Ud, decidió tomar en todo su derecho: el despido de personal contratado en el estado. Tomada esa decisión, la metodología a emplear debería haber sido la misma, ampliamente comunicada y aplicada al pie de la letra. Por ejemplo, anular los contratos de personas que no habían cumplido funciones anteriormente y que se realizaron dentro del período previo a las elecciones, la anulación de contratos de personas que no hubieran cumplido funciones en los últimos 2 años (los famosos ñoquis), la anulación del pase a plante permanente de las personas comprendidas en los anteriores casos, entre otras formas de especificar quienes no podían permanecer en la plantilla estatal. El análisis de los casos que se encuadraban en las medidas, comunicando personalmente y en forma fehaciente su situación. La apertura de un registro de personas que a pesar de estar “prima facie”, comprendidas en las causas de despido, tengan motivos fundados para solicitar la re consideración de su caso (alguien que se contrató dentro del período señalado, pero cuyo trabajo era necesario por alguna causa atendible por ejemplo suplencia, insuficiencia de personal de planta permanente, etc.). Lo ejemplificado no pretende agotar todos los casos que puedan aplicarse, pero si dejar en claro que la metodología a emplear no fue la misma en las distintas dependencias del gobierno, no hubo una comunicación clara y no se dejó una vía de reclamo en caso de haber algún error en la aplicación de las medidas.
La segunda discrepancia la tengo en el planteo de la política de seguridad, donde retomo el criterio cartesiano y veo que se quiere obtener distintos resultados utilizando los mismos métodos, quizás mejor implementados, con mayor aporte tecnológico, pero el método que se aplica es el mismo con que fracasaron las anteriores gestiones. El criterio actual que se aplica en políticas de seguridad está restringida a prevención del delito, o mas bien a la represión del delito, esto sumado basarse en el accionar policial solamente puede llevar al fracaso de estas políticas. Tal ves sea un atrevimiento de mi parte, pero le sugeriría que lea mi libro “La Seguridad desde la óptica de las Instituciones”, en él desarrollo el concepto amplio de seguridad pública y un modelo funcional de los hechos que afectan la seguridad pública; también formulo un modelo de gestión y un ejemplo de como aplicarlo a un caso real.
También discrepo con la diferencia entre lo propuesto y lo realizado, en teoría política se habla de coherencia entre lo propuesto y lo que se realiza; es su caso debería recordar que nada perjudica mas a un equipo que las contradicciones de su director. En esta categoría pondría los DNU que se contradicen con las propuestas de respeto al orden constitucional (y no necesariamente el jurídico), el otorgamiento de beneficios al sector agrario considerando por igual a todos los sectores (el mismo error que cometió el kirchnerismo con las retenciones), o la mala comunicación sobre el resultado de las auditorías sobre el estado de cosas dejada por el anterior gobierno (se difundió en forma parcial sin coherencia, sin detallar, sin indicar las presentaciones judiciales que de realizaron o se realizarían). Sobre este tema en particular planificar un cronograma de dichas auditorías y la comunicación y las consecuencias judiciales que pudieran conllevar, hubiera permitido no saturar a la opinión pública con noticias parciales que solo generan la saturación de la gente.
Mis otras discrepancias no puedo fundarlas sobre la acción de un ingeniero, ya que son de naturaleza política y tienen mas que ver con mi ideología. Así que me disculpo por distraer su atención, y le deseo éxito en el logro de sus propuestas, que redundarían en beneficios para todo los argentinos.

Atentamente, Alejandro Molina.
Ingeniero Electricista
Magister en Políticas y Estrategias
Doctor en Ingeniería



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