lunes, 1 de febrero de 2016

Vagabundos de la playa



Algunos fueron juguetes abandonados o perdidos, otros el fruto de vagabundos igual que ellos, son parte de una paisaje invisible para la gran mayoría. Es imposible veranear sin verlos, en el verano duermen en la frontera de la playa y la ciudad, bajan a la arena con los primeros caminantes o con los jóvenes que terminan su noche amaneciendo frente el mar. La gran mayoría los acaricia, les juega y comparte un rato con ellos, los alimentan con partes de sándwiches o galletas, pero los abandonan al dejar la playa para volver a sus hoteles o casas. A esos perros todos les ofrecen caricias y comida, pero nadie le ofrece un hogar.
Alguien me preguntará que tiene que ver esto con política. Aparentemente nada, pero estos perros ponen en evidencia como somos, cuando nos relacionamos con ellos; y saber como somos es comenzar a comprender la política, ya que la política se hace por y para la gente. Muchos políticos hablan de las instituciones, pero las instituciones solo tienen sentido con gente real dentro de ellas, la institución policía tiene su dimensión real por la gente que viste el uniforme, no por los patrulleros, las comisarías o el conjunto de leyes y reglamentos que ordenan su funcionamiento. Así que sin meterme en un análisis hegeliano creo que esta clara mi posición.
Volviendo a las conductas, podríamos clasificarlas en indiferentes, simpáticas, impulsivas y los que no ven nada. La primera abarca a todos los que ven a los animales, tienen idea de como viven y cual es su futuro, pero no les interesa, son indiferentes y no se vinculan los los animales. Es una conducta típica de quienes comprenden la realidad pero no les interesa cambiar nada ni siquiera intervenir, se mantienen distantes de todos, su frase sería “no es mi problema”.
Los simpáticos no establecen contacto directo, no se vinculan con el animal, les sonríen, hasta puede que les arrojen una galletita, pero no se acercan ni lo acarician. Es típico de muchas señoras con chicos u otros perros, que permiten que sus niños o mascotas interactúen un ratito y listo, nada mas. Esta conducta la tienen personas en las que su interés es superficial y circunstancial, no se vinculan ni les interesa realmente los problemas que ve. Su frase preferida es “pobrecito, que simpático”.
Las personas impulsivas tienen a vincularse intensamente, acarician a los animales, les suelen dar comida o agua (vi muy temprano en la playa, algunos jóvenes que compartían su cerveza con los perritos). En esta categoría están muchos jóvenes y personas solas que comparten un rato de su tiempo interactuando con los pichichos; el caso es que se van y los pobres perritos los siguen hasta que entienden que se terminó la relación y vuelven a la playa en busca de otra persona. Las frases que caracterizan a este grupo son “hola hermoso” y “chau, chauuu”.
Los que no ven nada, no ven a los perritos, ni siquiera el interesa. Llegan y se van de la playa sin notar nada de lo que pasa a su alrededor, discuten de mil naderías y su frase sería “Yo, Argentino!!!”.
Cualquier similitud o analogía con las conductas de las personas frente a la política que a exclusivo criterio del lector.





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