Algunos
fueron juguetes abandonados o perdidos, otros el fruto de vagabundos
igual que ellos, son parte de una paisaje invisible para la gran
mayoría. Es imposible veranear sin verlos, en el verano duermen en
la frontera de la playa y la ciudad, bajan a la arena con los
primeros caminantes o con los jóvenes que terminan su noche
amaneciendo frente el mar. La gran mayoría los acaricia, les juega y
comparte un rato con ellos, los alimentan con partes de sándwiches o
galletas, pero los abandonan al dejar la playa para volver a sus
hoteles o casas. A esos perros todos les ofrecen caricias y comida,
pero nadie le ofrece un hogar.
Alguien me
preguntará que tiene que ver esto con política. Aparentemente nada,
pero estos perros ponen en evidencia como somos, cuando nos
relacionamos con ellos; y saber como somos es comenzar a comprender
la política, ya que la política se hace por y para la gente. Muchos
políticos hablan de las instituciones, pero las instituciones solo
tienen sentido con gente real dentro de ellas, la institución
policía tiene su dimensión real por la gente que viste el uniforme,
no por los patrulleros, las comisarías o el conjunto de leyes y
reglamentos que ordenan su funcionamiento. Así que sin meterme en un
análisis hegeliano creo que esta clara mi posición.
Volviendo a
las conductas, podríamos clasificarlas en indiferentes, simpáticas,
impulsivas y los que no ven nada. La primera abarca a todos los que
ven a los animales, tienen idea de como viven y cual es su futuro,
pero no les interesa, son indiferentes y no se vinculan los los
animales. Es una conducta típica de quienes comprenden la realidad
pero no les interesa cambiar nada ni siquiera intervenir, se
mantienen distantes de todos, su frase sería “no es mi problema”.
Los
simpáticos no establecen contacto directo, no se vinculan con el
animal, les sonríen, hasta puede que les arrojen una galletita, pero
no se acercan ni lo acarician. Es típico de muchas señoras con
chicos u otros perros, que permiten que sus niños o mascotas
interactúen un ratito y listo, nada mas. Esta conducta la tienen
personas en las que su interés es superficial y circunstancial, no
se vinculan ni les interesa realmente los problemas que ve. Su frase
preferida es “pobrecito, que simpático”.
Las personas
impulsivas tienen a vincularse intensamente, acarician a los
animales, les suelen dar comida o agua (vi muy temprano en la playa,
algunos jóvenes que compartían su cerveza con los perritos). En
esta categoría están muchos jóvenes y personas solas que comparten
un rato de su tiempo interactuando con los pichichos; el caso es que
se van y los pobres perritos los siguen hasta que entienden que se
terminó la relación y vuelven a la playa en busca de otra persona.
Las frases que caracterizan a este grupo son “hola hermoso” y
“chau, chauuu”.
Los que no
ven nada, no ven a los perritos, ni siquiera el interesa. Llegan y se
van de la playa sin notar nada de lo que pasa a su alrededor,
discuten de mil naderías y su frase sería “Yo, Argentino!!!”.
Cualquier
similitud o analogía con las conductas de las personas frente a la
política que a exclusivo criterio del lector.
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