lunes, 14 de agosto de 2017

¿Perdió Cristina?


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Supongamos que alguien me contratara para que maneje una elección en la que uno de los dos candidatos que tiene la mayor intensión de voto no gane ¿Que haría?

En primer lugar, hay una tarea en el actual proceso electoral donde se puede intervenir sin que se sospeche de fraude, y es en el proceso de recuento de votos. Actualmente, los telegramas de cada mesa que el correo envía al centro de cómputos son distribuidos en forma aleatoria a dos personas que están cargando los datos, si la carga de ambos coincide, o si la diferencia es de menos de 4 votos, se prueba a carga de de datos de esa mesa y pasa a una inspección previa a la incorporación el sistema de conteo de votos.

En mi caso tomaría el programa que envía los datos desde la aprobación por coincidencia y lo modificaría para que agregue votos si el candidato a ganar pierde o reste votos del candidato a perder. En el primer caso si gana tomo mas votos para el candidato a ganar y le resto del candidato a perder. Si no se superan los 4 votos por mesa la mesa no está impugnada. Si tomamos 35.000 mesas a 4 votos por mesa se maneja un caudal de 140.000 votos, que representa casi el 1,5% de un total de 9.000.000 de votos, pero como se suma y se resta se tiene un 3% de diferencia si lo que se agrega a un candidato se lo resta a otro.

Si esto no alcanzara, modificaría el programa que envía los votos para su aprobación previa al ingreso al conteo. Para ello ordenaría los votos por diferencia entre el candidato a ganar y el candidato a perder e impugnaría la mesa modificando la carga para que haya una diferencia de mas de 4 votos. De este modo una diferencia de mas de 3 puntos se puede modificar computando el 97% de los votos que no incluyan las mayores diferencias por impugnación de la carga de datos.

Hasta aquí un ejercicio de imaginación tecnológica, aunque creo que en un país donde la imaginación al servicio de las trampas es importantísima, muchos mas lo deben haber pensado y porque no, intentado ponerlo en práctica.

Volviendo a la realidad, lo que sucedió en las PASO de ayer, señala que Cambiemos cuenta con un apoyo ciudadano mayor de lo que muchos suponíamos. Esto legitima electoral mente el gobierno de Macri, y aleja el fantasma, o la ilusión, de la ingobernabilidad. Allí, es donde pierde Cristina frente a Cambiemos, pero mas que nada pierde frente al PJ, ya que el voto a Cambiemos quebró territorios considerados exclusivos del Kirchnerismo y del PJ.

Pero Cristina podría ganar con un gesto de resignación a su candidatura, algo que no está en su naturaleza política. Pero no abandonar para quitarle legitimidad a su oponente, como hizo Menem. Si Cristina bajara su candidatura a Senadora y pidiera votar a Massa, la naturaleza y cantidad de votos consagraría a Massa como ganador frente a Cambiemos, pero el triunfo no le pertenecería y el gobierno perdería la elección ante un frente opositor de origen peronista. Sería un triunfo pirrico, pero Cristina emergiría como la candidata a 2019.

En fin, lo que deja una elección con gusto amargo, es que muchos no vimos que la asistencia fue mayor a la esperada, el resultado no fue el esperado, vuela cierta sospecha de panquequeo en el territorio y se confirmó que el único pronóstico que se cumplió fue el del Servicio Meteorológico.






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