Supongamos
que alguien me contratara para que maneje una elección en la que uno
de los dos candidatos que tiene la mayor intensión de voto no gane
¿Que haría?
En
primer lugar, hay una tarea en el actual proceso electoral donde se
puede intervenir sin que se sospeche de fraude, y es en el proceso de
recuento de votos. Actualmente, los telegramas de cada mesa que el
correo envía al centro de cómputos son distribuidos en forma
aleatoria a dos personas que están cargando los datos, si la carga
de ambos coincide, o si la diferencia es de menos de 4 votos, se
prueba a carga de de datos de esa mesa y pasa a una inspección
previa a la incorporación el sistema de conteo de votos.
En
mi caso tomaría el programa que envía los datos desde la aprobación
por coincidencia y lo modificaría para que agregue votos si el
candidato a ganar pierde o reste votos del candidato a perder. En el
primer caso si gana tomo mas votos para el candidato a ganar y le
resto del candidato a perder. Si no se superan los 4 votos por mesa
la mesa no está impugnada. Si tomamos 35.000 mesas a 4 votos por
mesa se maneja un caudal de 140.000 votos, que representa casi el
1,5% de un total de 9.000.000 de votos, pero como se suma y se resta
se tiene un 3% de diferencia si lo que se agrega a un candidato se lo
resta a otro.
Si
esto no alcanzara, modificaría el programa que envía los votos para
su aprobación previa al ingreso al conteo. Para ello ordenaría los
votos por diferencia entre el candidato a ganar y el candidato a
perder e impugnaría la mesa modificando la carga para que haya una
diferencia de mas de 4 votos. De este modo una diferencia de mas de 3
puntos se puede modificar computando el 97% de los votos que no
incluyan las mayores diferencias por impugnación de la carga de
datos.
Hasta
aquí un ejercicio de imaginación tecnológica, aunque creo que en
un país donde la imaginación al servicio de las trampas es
importantísima, muchos mas lo deben haber pensado y porque no,
intentado ponerlo en práctica.
Volviendo
a la realidad, lo que sucedió en las PASO de ayer, señala que
Cambiemos cuenta con un apoyo ciudadano mayor de lo que muchos
suponíamos. Esto legitima electoral mente el gobierno de Macri, y
aleja el fantasma, o la ilusión, de la ingobernabilidad. Allí, es
donde pierde Cristina frente a Cambiemos, pero mas que nada pierde
frente al PJ, ya que el voto a Cambiemos quebró territorios
considerados exclusivos del Kirchnerismo y del PJ.
Pero
Cristina podría ganar con un gesto de resignación a su candidatura,
algo que no está en su naturaleza política. Pero no abandonar para
quitarle legitimidad a su oponente, como hizo Menem. Si Cristina
bajara su candidatura a Senadora y pidiera votar a Massa, la
naturaleza y cantidad de votos consagraría a Massa como ganador
frente a Cambiemos, pero el triunfo no le pertenecería y el gobierno
perdería la elección ante un frente opositor de origen peronista.
Sería un triunfo pirrico, pero Cristina emergiría como la candidata
a 2019.
En
fin, lo que deja una elección con gusto amargo, es que muchos no
vimos que la asistencia fue mayor a la esperada, el resultado no fue
el esperado, vuela cierta sospecha de panquequeo en el territorio y
se confirmó que el único pronóstico que se cumplió fue el del
Servicio Meteorológico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario