Es imposible leer algún diario y no ser asaltado por imágenes de la Guerra en Gaza, es muy difícil conservar cierto grado de ecuanimidad cuando uno lee que la tercera parte de las victimas son niños, uno no puede dejar de imaginar el dolor, ese dolor de padres que pierden hijos, de hijos que pierden padres, de hermanos que pierde hermanos. Pero en definitiva la guerra es en su mayor parte dolor, un dolor que no distingue bandos, habrá más victimas de un lado que de otro, pero eso no sirve para consolar a quien pierde a un ser querido.
Ante esta visión, no puedo dejar de repetir como un credo moral, como un mantra humano: toda guerra es un crimen contra la humanidad, toda guerra la proponen los fanáticos, la desencadenan los que se benefician con ella y la sufre el resto de quienes tienen que estar allí, ya sean soldados o civiles.
Veo fanáticos defendiendo, una u otra posición, veo imbéciles repetir lo que dicen los fanáticos y veo quien se beneficia: el barril de petróleo, que vale alrededor de 40dólares, podría subir hasta 60 dólares como consecuencia de esta guerra (será por eso que el petrolero Bush, no adhirió a la resolución de alto al fuego del Consejo de Seguridad de la ONU), un gobierno israelí jaqueado por denuncias de corrupción, que podía perder las próximas elecciones, ha resucitado políticamente y una facción fundamentalista palestina se legitimará como defensora de la causa de la autonomía Palestina.
Pero por sobre todo veo dolor, un dolor que no tiene rostro, que puede convertirse en odio y que puede alimentar a los fanáticos de mañana, los que propondrán nuevas guerras que seguirán beneficiando a quienes las mirarán por CNN.
domingo, 11 de enero de 2009
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