“El camino del infierno está regado con buenas intenciones”, esta frase refleja la impotencia de la clase política para hacer realidad muchas cosas que quieren, ya que entre su deseo y la concreción del mismo media una estructura burocrática que demuestra la incapacidad para gobernar de muchos políticos.
Perón decía que si un gobernante logra concretar el 50% de lo que quiere, su gestión puede considerarse un éxito. Los principales factores que impiden concretar eso son dos, el primer factor agrupa el conjunto de intereses que puede resultar perjudicado por la medida a tomar, y que por diversos medios se oponen a ella, esto pone a prueba la voluntad y la capacidad de negociación política del gobernante para llevar a cabo la medida deseada. El segundo factor es el propio estado, con una estructura que genera demoras, impedimentos, desalienta emprendedores, desgasta adhesiones y termina archivando la medida o ejecutándola tan a destiempo que no causa los efectos deseados.
Este factor es el que he llamado Estado Burocrático Refractario y es en buena parte la medida de la capacidad de un funcionario político, ya que si no puede imponerse a esta estructura, la estructura diluye su acción de gobierno.
Tradicionalmente, la burocracia ha existido desde la organización misma del estado moderno y aún antes, basta recordar que Maquiavelo ha dedicado escritos sobre el modo de tratar a los empleados públicos. La burocracia tiene por objeto ordenar la acción del estado, dejar registro de su accionar y garantizar la igualdad de sus actos a todos los ciudadanos. Pero el estado argentino que se ha conformado en los últimos 25 años de democracia, ha generado estratos de funcionarios y personal provenientes de distintas administraciones gubernamentales que tenían distintas concepciones de cómo debía funcionar el estado. Este estado, no tiene una concepción única de su misión, no posee mecanismos de promoción de personal que realmente funcionen, no posee identidad y tampoco posee conciencia de su rol en el desarrollo de un mejor país.
Este estado se formó históricamente con personal que accedía puestos como pago con cargos público a las distintas adhesiones partidarias o de apoyo político, los sectores sindicales mas representativos pertenecen a sindicatos agrupados en ATE, que a la fecha, no logró que se reconociera su representación como central gremial.
Este particular Leviatán argentino actúa como esos cristales, que al incidir la luz en ellos, esta se va refractando y puede reflejarse totalmente impidiendo su paso o dejarla pasar cambiando su trayectoria, este mismo efecto provoca el Estado burocrático refractario, trata de impedir la concreción de medidas y si no lo logra trata de desviarlas de su sentido inicial.
Si quieren ver un ejemplos de esto, vean las políticas sociales y educativas de los últimos años, las medidas que se anuncian se diluyen en trámites, reuniones de coordinación, creación de comités de estudio, grupos de asesores que deben presentar distintas alternativas, pero los educandos siguen recibiendo una pésima educación y los pobres siguen siendo pobres, mientas tanto el estado burocrático refractario trabaja, pero no tiene lo que en la empresa privada se llama “empowerment”, la unificación de esfuerzos en un objetivo común, su esfuerzo depende de cómo las fuerzas burocráticas internas lleven adelante las iniciativas particulares y de la capacidad de liderazgo y control de los funcionarios de gobierno.
Hasta que este estado se centralice a la sobre autoridad de la administración de gobierno, hasta que el estado no tenga una identidad propia capaz de cumplir su misión en forma realmente “transparente” e independiente del gobierno de turno, que facilite la gestión de gobierno, este estado burocrático refractario será la real mediad de la incapacidad de nuestros gobernantes, ejemplos sobran.
martes, 27 de enero de 2009
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