domingo, 28 de marzo de 2010

El poder y la revolución


Si quisiéramos definir que es el poder, podríamos decir que es la capacidad de hacer que otras personas hagan lo que quien detenta el poder quiere que hagan, aunque estas personas quieran hacer otra cosa. Se podría decir que, el poderoso impone su voluntad sobre la voluntad de los otros. Estas definiciones nos definen a dos actores, el poderoso y el sujeto a dicho poder, lo que resulta esencial es que no puede existir el uno sin el otro. Esta relación simbiótica establece una relación de obediencia, que tiene dos dimensiones; una formal y otra esencial. La obediencia sobre aspectos formales no consolida en forma efectiva el poder, pero define los atributos del poder en forma pública. Los aspectos esenciales no suelen ser públicos, pero son la verdadera fuente del poder, al que obliga a actos que van contra la voluntad de los sujetos, tomemos como ejemplo un reinado medieval (para no generar resquemores), el acto formal era la jura de lealtad o vasallaje y el acto esencial era acompañar al gobernante en la guerra o pagar tributo. El primer hecho era meramente formal y público y salvo algún sentimiento de humillación no se involucraban intereses contrarios, pero en el segundo se comprometía vida y hacienda, nadie por propia voluntad pelea en una guerra ajena o cede parte de su trabajo.

Las formas del poder han evolucionado en el tiempo, desde el ejercicio individual del poder, al ejercicio compartido, a formas más o menos deliberativas, llegando al estado moderno, que surge junto con el poder que alcanza el orden burgués. Se genera, a partir de allí, un desdoblamiento entre el poder administrativo y el poder económico. De acuerdo a la anterior definición, el poder político ocupa el ámbito administrativo de la sociedad, ejerciendo el poder formal; mientras que el poder económico ejerce el poder esencial del funcionamiento de la sociedad. Quien discrepe con esta apreciación, no tiene más que hacer un análisis crítico y revisionista de la historia, ejemplos sobran, pero quizás el mejor argumento esta impreso en la mayoría de las introducciones de los libros de economía (tengan la ideología que tengan): la economía determina que se produce (fabricas, empleo, generación de riqueza, etc.), como se fabrica (tecnología y educación, entre otras cosas) y para quien se fabrica (distribución de la riqueza o de lo que se produce, como parte mas importante); creo que lo demás es redundante.

Si vemos la evolución que hemos sufrido desde nuestro antecesor medieval, jurando servidumbre, yendo a la guerra y pagando impuestos; vemos que nuestra situación actual no es muy diferente. El soberano, o como lo llamemos, no es elegido por Dios, sino que Dios deposita su poder sobre el pueblo quien lo elige como soberano por un lapso finito de tiempo (versión teológica de la transición entre monarquía y democracia); de todos modos el pueblo no gobierna ni delibera en forma directa. La guerra, a pesar que es declarada por el estado, se genera y termina en función de intereses económicos, cualquier análisis en contrario deberá torcer la realidad de lo hachos. Los impuestos se siguen pagando sobre toda actividad que realiza la gente, desde la producción hasta el consumo, con lo cual no estamos mejor que el siervo de la gleba, nuestros impuestos pagan el funcionamiento del estado y las deudas que este contrae ¿adivinen con quién?, al mismo poder económico que financió al estado y produjo los bienes y servicios que se utilizaron. En síntesis, el estado actúa como poder formal mediante elecciones y actos administrativos, pero la guerra y los impuestos siguen yendo a las manos de quienes detentan el poder esencial: el poder económico.

El mentado fenómeno de globalización, es solo la extensión de estos poderes a nivel mundial, mediante la utilización del desarrollo tecnológico. El vasallaje de los señores feudales, se transformó en alineamiento de países mediante tratados internacionales, transferencia de capitales y financiamiento por organismos internacionales de crédito. Las naciones reemplazan el juramento de vasallaje por acuerdos, en función de los cuales participan en guerras y se endeudan mas allá de cualquier posibilidad de pago que no comprometa su desarrollo autónomo; y nuevamente se benefician los mismo; quienes lucran con las guerras proporcionando armas y fondos, obteniendo recursos naturales a precios viles y cobrando los pagos de las deudas externas nacionales.

El poder solo puede cambiar mediante actos revolucionarios, los cuales no son violentos (a pesar de Fanon y otras teorías foquistas). La historia nos muestra que los actos revolucionarios parten del simple concepto de negar la relación de poder tanto en lo formal como en lo esencial. Tomemos algunos ejemplos: Jesús de Nazaret, decía ante un impero romano estructurado en castas y para quien la guerra era el instrumento de dominación, que todos los hombres éramos iguales y que los hombres debían amarse unos a otros en lugar de pelear o dominarse. Gandhi, que enfrentó al impero británico con actos simples como usar la sal de sus salinas y tejer su propia ropa, utilizando la no violencia frente un ejercito de ocupación colonial. Actos simples que implican la negación del poder instituido pueden ser: no pagar deudas externas, o cancelarlas y no volver contraerlas, o mantener a las deudas públicas en montos que no comprometan el desarrollo autónomo del país, el desarrollo autónomo de una economía nacional, el no alineamiento con los grandes intereses, y podríamos seguir, pero en esencia los actos revolucionarios son la negación de la relación de dependencia con el poder.

El acto revolucionario no es un acto de protesta, no es una desobediencia o una rebeldía, es básicamente, la negación efectiva de la relación poder, expresada mediante un acto, que por pequeño que sea, afecta la relación de dominación. La protesta es un acto testimonial que suele realizarse mayoritariamente ante hechos puntuales que plantea el poder formal, pero no concreta ninguna acción de negación efectiva del poder real. La desobediencia, es un acto aislado, y a menos que se enmarque en una estrategia más amplia, se orienta a un efecto puntual de la relación de poder. La rebeldía es la desobediencia a los aspectos formales de la relación de poder, generalmente no compromete la relación efectiva del poder real. Estas diferencias, son muy importantes ya que determinan la forma en que el poder real o formal las reprime.

No existe acto revolucionario sin represión por parte del poder real o formal, esta es una premisa esencial para identificar su verdadera naturaleza, la diferencia entre la represión del poder formal y del poder real es su eficacia. El poder real suprime las consecuencias que puede traer un acto revolucionario y no involucra al protagonista del acto a menos que este prolongue su accionar en las consecuencias del acto. El poder formal centra su accionar represivo sobre el protagonista del acto revolucionario y en algunos casos justifica el accionar del poder real. Un acto revolucionario lo planteó Saddam al querer convertir sus petrodólares en euros, y cambiar el curso de la comercialización del petróleo iraquí, las consecuencias son públicas. John Lennon planteó la no violencia, la solución pacífica de conflictos, lo mismo de Martin Luther King Jr. El mismo Gandhi era un problema pues era la conciencia del país, como también lo fueron, aunque no en la misma medida, John F. Kennedy y su hermano Robert. En nuestro país podemos hablar de Moreno, Rosas, Irigoyen y Perón. Si vemos como fueron suprimidos por el poder real, y no solo ellos sino los actos revolucionarios que realizaron y cuyas consecuencias se proyectaban hacia el futuro, podemos ver como se suprime a protagonistas y las consecuencias de actos revolucionarios.

Somos hoy en día, al igual que nuestros antepasados siervos de la gleba, vasallos de un poder mundial, que se sostiene por estados formales. Este poder se consolida contrayendo lazos políticos, económicos, culturales y religiosos, de modo que se generan formas de gobierno y de representación débiles y fácilmente manejables, desarrollos económicos condicionados por capitales y tecnologías extranjeras, sistemas educativos públicos pobres y educación privada eficiente, medios de difusión que entretienen desvalorizando la cultura autóctona y fomentando una cultura universal que no es otra que la del sometimiento al nuevo orden y por último las instituciones religiosas que en la búsqueda de la consolidación de poder político abandonan los mensajes trascendentales que deberían difundir y defender. Esa consolidación de poder genera como forma de represión e incluso de prevención (prefieren curarse en salud): la formación de castas de funcionarios políticos, la corrupción institucionalizada, el debilitamiento institucional, las enormes deudas públicas, los sistemas económicos débiles y los sistemas productivos altamente dependientes, la exclusión social, la educación pública deficiente, la dependencia tecnológica, la desculturización, la alienación social, la subvaloración de lo propio y la resignación como respuesta.

Frente a esto la estrategia es simple, pero requiere coraje y decisión, el primer paso es un paso que debe dar cada uno en forma personal; la toma de conciencia, una toma de conciencia general, inclusiva, moral, ética, religiosa, social, cultural, política y económica, sin la plena conciencia de nuestra relación de dependencia hacia el poder real, nada es posible. A partir de la toma de conciencia, adquirir el convencimiento que podemos cambiar el orden establecido por el poder vigente, que nuestros actos deben ser cotidianos, debemos comunicar, enseñar, ayudar a ver la realidad, cambiar pequeñas conductas, nuestra fuerza no es la de la bestia, no la violencia, el acto de rebeldía o la desobediencia, la verdadera revolución está en la continuidad cambios simples, con plena conciencia. Los pequeños actos revolucionarios son apagar la TV y leer un libro, pasar mas tiempo con nuestros hijos y ayudarlos a tener una mejor educación, no dejarnos arrastrar por la mayorías, detenernos pensar, escuchas todas las voces aún las mas pequeñas, buscar el sentido común como inspiración, descreer de las modas impuestas y buscar nuestras raíces, participar, ir a una reunión barrial, de la cooperadora del colegio de nuestros hijos, ir a un partido político, elegir y no seguir, buscar dentro nuestro las raíces de nuestra fe o moral, tratar de hacer hoy algo que antes no hacía, paso a paso, día a día, no es necesario que hagamos apología de nuestra revolución, nuestros actos hablarán por nosotros, alguien nos seguirá, alguien nos imitará, alguien tomará conciencia, así se acumula una tensión social, que no estalla en actos violentos pero que dará respuestas contundentes y debilitará la relación que ha establecido el poder real. Así sea.

jueves, 25 de marzo de 2010

Aristóteles, Richelieu, Baradero y Cambalache


No tenia pensado escribir nada sobre la pueblada de Baradero, pero en las páginas de Frente a Cano leí la reproducción de un artículo de Mariano Grondona para la Nación, que la verdad, se me removieron tanto las tripas que no pude menos que escribir algo para sacarme la bronca.

Primero, lo primero para no despertar susceptibilidades, no soy afín al proyecto político el gobierno, aunque en su inicio milité dentro de él, cuando su accionar que difería en mucho de su discurso, terminó decepcionándome, me aparté e incluso se podría decir que actualmente estoy en contra de las acciones de gobierno, que contradicen la propia propuesta política oficial (creo que llamar a la propuesta del gobierno modelo, es exagerar). Lo segundo que debo señalar es que veo a Mariano Grondona como un vocero de sectores que han usufructuado de las políticas liberales y neoliberales impuesta a fuerza de golpes de estado y violencia. Basta recordar la participación de Grondona en los comandos civiles del 56, o su participación en el golpe de Onganía contra Illia, sin dejar de mencionar su relación con el golpe del 76. Creo entonces, que estoy tan distanciado de cualquier posición oficialista como de cualquier aproximación ideológica de Grondona.

Retomando el tema de Baradero, Grondona trae a cuento a Aristóteles y Richelieu en forma parcial, para explicar la reacción del pueblo que ante algo que lo conmovió, salió de su estado de inanición, tomó la calle y ante el intento de represión desató su furia y a partir de allí reinó la violencia. Grondona pretende en su nota, resaltar el estado de crispación de la gente, como para justificar otros hechos de violencia y responsabilizar de ello a la acción de gobierno (la cita a Richelieu tiene ese propósito), tirando por sobre elevación al gobierno nacional. No es extraño que Grondona recurra a alterar la realidad invocando a Griegos, Romanos o cualquier personaje de renombre histórico, lo ha hecho siempre buscando sensibilizar al mediopelo contra cualquier gobierno o ideología que atente al proyecto liberal o neoliberal que el defendió, defiende y defenderá.

Los intereses que representa Grondona son los mismos que abogaron por un estado mínimo y sin poder, los mismos que pretenden criminalizar y reprimir la protesta social, los mismos que le reclaman mano dura con delincuentes surgidos de la exclusión que ellos contribuyeron a crear y piden amnistía a genocidas culpables de crímenes de lesa humanidad. El Grondona, vocero de esos intereses busca minar este gobierno y cualquier gobierno que pueda acumular poder y enfrentar a los grupos de poder económico (y no digo que este gobierno los enfrente, digo que busca acumular poder). El estilo del periodista-profesor-vocero no busca presentar la realidad, busca interpretarla según dicte la conveniencia de sus mandatarios y para ello utiliza opiniones de distintos personajes históricos fuera del contexto real, pero si funcional al mensaje que pretende transmitir y contribuir con ese mensaje a debilitar a gobiernos que no podrán así defender los legítimos intereses del pueblo.

Por esto los análisis de Grondona, toman elementos aislados de la realidad, los explica mediante citas de famosos personajes históricos que están fuera del marco de los hechos para poder extraer conclusiones que favorezcan los intereses que siempre defendió, pero si analizamos fríamente los hechos y ponemos en contexto el real pensamiento de los personajes que cita Grondona, vemos que el resultado es mas un cambalache discepoliano, que un análisis serio y desinteresado de la realidad.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Educación y Mercado


Ya nadie duda que vivimos una etapa de consolidación del liberalismo de mercado, no solo en lo económico, sino también en lo político, social y cultural. Este fenómeno también afecta a la educación, que pasó de ser un bien social a un bien económico, que se ofrece en un mercado educativo, donde la educación privada compite entre si y contra la educación pública. La educación privada surgió en nuestro país, expresando la necesidad de sectores de la sociedad que consideraba necesario una educación con características particulares, como lo fueron las escuelas confesionales y en ese contexto, la educación privada complementaba a la educación pública ofreciendo una educación con características particulares que satisfacía a determinados sectores de la sociedad.

Las características del proceso de consolidación del liberalismo de mercado como ideología dominante son: la reducción del estado en todas sus dimensiones en lo político, la mercantilización de los bienes sociales en lo económico y la competencia como forma de organización social. En este contexto, vemos que la educación, pasa de ser un bien público a ser un bien de mercado, que ofrece soporte a quienes compiten por su ubicación en el contexto social y laboral. El sistema educativo se transforma en oferta educativa, donde los oferentes compiten por la preferencia de los educandos, ofreciendo, facilidades de estudio, mejores profesores (al menos en el criterio de mercado vigente) y vinculaciones horizontales (entre alumnos) y verticales (con los profesores) con quienes los puedan relacionar con futuras fuentes de trabajo (la estrategia de esta “oferta” educativa es que sus educandos convivan con personas que trabajan en empresas o sean alumnos de dirigentes de empresas que pueden contratarlos en un futuro).

La educación pública se convierte de generadora de igualdad de oportunidades en paleadora de necesidades sociales, donde el derecho a la educación se transforma en el reclamo por inserción social mediante la posesión de una titulación. Quienes antes trataban que sus hijos se educaran, hoy reclaman que se los alimente y eduque, educación a la que consideran como producto que se adquiere por medio de la permanencia en la escuela y toda evaluación que indique lo contrario es resistida tanto por alumnos como por sus progenitores, como si una mala evaluación fuera una forma mas de marginación. Así, la educación producto se transforme en la consideración social, no como el fruto de una construcción conjunta de dedicación y esfuerzo por docentes y alumnos, sino en un objeto que se exhibe, se adquiere o se negocia. Este desvalor, provoca conflictos entre docentes y alumnos, ya que el alumno percibe que la educación que recibe es un producto que paga con permanencia y no el resultado de su propio esfuerzo dirigido y soportado por el docente. El docente, al percibir lo mismo, valúa su esfuerzo en función de la magra retribución que recibe; y que no solo es la monetaria, sino la pobre consideración social de su función.

Definido este escenario, educativo el egresado exhibe su titulación como producto con una determinada marca, agregándole “egresado de ...”, como forma de valorar su título. El egresado del sistema público, resigna posibilidades y oportunidades, ya que solo algunas universidades públicas gozan del prestigio suficiente para valorizar a sus egresados, los cuales exhiben la misma conducta que quieres egresan de la educación privada, consolidando el modelo de pensamiento competitivo y la mercantilización de la educación que reduce el proceso de enseñanza aprendizaje a la educación producto. Los niveles secundario y primario, tienen un comportamiento mas marcado aún, ya que las diferencias entre la educación privada y pública son mas marcados, terminando de consolidar un modelo social de competencia por la posición que se ocupa, donde la educación marca diferencias en lugar de igualar oportunidades.

Frente a esta diferencia, las políticas educativas no tienden a revalorizar la función de la escuela pública, a los decentes y a sus egresados. El promedio de cambios en el sistema es mayor que la permanencia de los alumnos, así un alumno a lo largo de su trayectoria educativa, atravesará varias modalidades educativas distintas, que en aras de una supuesta mejora, obliga a los docentes a reformular su tarea generando un esfuerzo adicional a la tarea docente, confunde a los alumnos y desconcierta a los padres. Estas medidas, durante los últimos 30 años han conducido al aumento de la burocracia educativa y no es extraño que en un futuro próximo tengamos mas burócratas diciendo como hay que enseñar que docentes enseñado.

La realidad, al decir de Serrat, lo que no tiene es remedio, y la mala formación del sistema educativo se estrella contra evaluaciones objetivas, la mayor de ellas es el ingreso universitario, donde estas falencias quedan en evidencia por la cantidad de fallas en los exámenes de ingreso y por una tasa de abandono que supera el 50% durante el primer año. Curiosamente, estos resultados no reflejan que la educación privada sea notoriamente mejor que la pública, o quizás muestre lo que nadie quiere ver, que el proceso educativo es mayoritariamente el fruto del esfuerzo individual guiado, que no puede obtenerse por reclamos, protestas o una elevada matrícula. El mercado puede ponerle precio a la “marca educativa”, pero no puede regular el esfuerzo del estudiante, que es lo que determina su éxito o el fracaso. En la sociedad competitiva, la educación producto marca diferencias que la educación pública no puede subsanar, al menos si no cambian las políticas de promoción del esfuerzo y la dedicación, empezando por el docente, pero la evidencia muestra que el esfuerzo individual si puede superar las diferencias de “marca educativa”, y ese el camino que deberían transitar las políticas públicas de educación.
Los sistemas de educación competitivos, forman personas centradas en obtener los mejores resultados para superar a los demás, si se copia ese molde en la educación pública, justificaremos la desigualdad como regla. Si se fomentan sistemas de educación solidarios, donde las metas no sean la superación de otros, sino la superación conjunta como forma de lograr la superación individual, si se reconoce el proceso educativo como una construcción conjunta de la dedicación del docente y el esfuerzo del alumno y si el estado reconoce la importancia que tiene una escuela, podemos tener una oportunidad en el futuro, o mas bien podemos llegar a tener un futuro. Esta propuesta no es utópica, el mejor sistema educativo, según las evaluaciones FISA realizadas por la Organización Mundial de Comercio (OCDE), señalan a Finlandia como el mejor sistema educativo, durante los últimos 10 años. Finlandia es un país socialista, con una educación de nivel básico de 12 años y 3 años de especialización (como el que ahora queremos abandonar porque se lo culpó del fracaso educativo), la educación es no competitiva y colaborativa, ya que se fijan los objetivos a cumplir y cuando hay alumnos que se atrasan el resto de los compañero los ayudan a recuperar el nivel general de la clase. En Finlandia los maestros no ganan mucho, pero es una de las tareas de mayor prestigio social, tanto que estudia 7 años en instituciones universitarias. No es una utopía, es una realidad que debemos adaptar (no copiar) a nuestro país.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Éramos pocos…


Dicen que para no tener problemas con nadie no hay que hablar ni de política ni de religión, como evidentemente de política hablo bastante es hora de hablar un poco de religión; y lo que me ha motivado a hacerlo son las noticias recientes sobre dos sacerdotes que abandonaron los hábitos. Uno de ellos por motivos personales, ya que de decidió formar una familia y la institución política iglesia lo impide: y el otro fue impedido de enseñar convicciones teológicas personales, por lo que decidió dejar de ser parte de la institución política iglesia.

Ambos hechos afectan a sacerdotes ya mayores, uno de 52 y otro de 60 años, los cuales no manifestaron que abandonaban la fe, abandonaban la institución política, renunciando a su investidura institucional, no a su compromiso de vida, uno de ellos fue ordenado por la iglesia luterana y el otro continuará su enseñanza religiosa como teólogo laico. Estos casos deberían llevar a la reflexión de los responsables institucionales de la institución política iglesia.

Me refiero a la institución política iglesia, ya considero una la institucionalización de la Iglesia, a la que concibo como expresión de la fe de la gente y sobre la cual nada tengo que opinar ya que esto pertenece a la esfera de las creencias particularísimas de las personas. En cambio, la institucionalización política de la Iglesia, pertenece a la esfera de las instituciones sociales, aunque tenga base religiosa. De hecho esta institución política iglesia tiene estatus de estado, autoridades políticas con funciones políticas y hasta reconocimiento territorial. Aunque nos asombre, el estado Vaticano es un estado religioso igual a muchos estados musulmanes, salvo que nadie piensa invadir o bombardear la basílica de San Pedro, en defensa de la democracia.

Volviendo a las razones que motivaron y motivan el abandono de sus investidura institucional por parte de muchos sacerdotes, las razones que impulsaron a los dos sacerdotes antes mencionados son prototípicas de los problemas que la institución política iglesia tiene desde hace ya mucho tiempo y que creo que deben ser revistos para que se pueda acercar la institución política a la Iglesia.

La primera razón que quiero examinar es el celibato. Más que la prohibición al casamiento y los motivos de orden económico que esto traería aparejado a la institución política, el celibato sacerdotal se inscribe en algo más amplio y profundo, como la negación de la sexualidad humana. Las instituciones políticas religiosas suprimen la sexualidad como parte de la naturaleza humana, incluso a costa de profundas contradicciones. Esta negación de la inherente naturaleza sexual humana, condiciona toda libre expresión sexual del ser humano a meras funciones reproductivas, reduciendo la condición humana trascendente a un acto biológico animal. Si las religiones reconocieran la sexualidad como algo inherente al ser humano que debe expresarse y manifestarse libremente, mejoraríamos las responsabilidades emergentes de las expresiones sexuales y la concepción de la vida dejaría de ser el resultado de un acto animal para convertirse en un acto conciente y voluntario que exprese la intensión de una pareja de prolongarse en sus hijos. Según veo, siguiendo este concepto, puede hacerse por fecundación natural, artificial, clonación o adopción, no restringiéndose el acto a una pareja de un hombre y una mujer, sino a cualquier pareja que decida establecer un proyecto de vida común y lo prolongue en sus hijos.

Puede establecerse razones históricas surgidas del reemplazo de antiguas tradiciones romanas o de los pueblos bárbaros, por nuevas conductas impuestas luego del establecimiento de la incipiente religión cristiana en el poder dentro del Imperio Romano, anteriormente, la mayoría de la población romana e incluso la griega expresaron libremente su naturaleza sexual, lo que puede verse en algunos versos de Sócrates o en el Satiricón. Como todo nuevo orden debe borrar el antiguo y dentro de este, la libertad de expresión de la sexualidad, que estaba muy arraigada, incluso con representación entre dioses como Venus, Vesta, los faunos, Baco o Diana. Así la negación de la sexualidad humana contribuyó a borrar el antiguo orden religioso y permitió la generación de una casta de religiosos que mediante la negación de su naturaleza generaron el núcleo fundamentalista necesario para consolidar el poder religioso.

De este orden fundamentalista surge, la intransigencia a no contradecir cualquier principio sobre el que se basa la doctrina religiosa, más que por motivos racionales, por motivos funcionales al establecimiento de un poder rígido, esa intransigencia de vuelve las fuerte cuando mas se cuestiona el poder de la institución política iglesia, como si la afirmación de ciertos dogmas consolidara el poder que se pierde. Esa intransigencia no admite nuevas interpretaciones, desde Lutero hasta el caso que vimos, la iglesia no admite discrepancias sobre lo que considera el dogma de fe, así a medida que la ciencia y el conocimiento avanzan, la doctrina se vuelve anacrónica y afecta incluso a los verdaderos valores trascendentes que contiene. La retractación institucional, más que reconciliar la doctrina con el avance del conocimiento, resulta ridículamente extemporánea, como la retractación respecto de Galileo 400 años después, aunque nada escuché respecto a la ejecución de Bruno y de tantas otras victimas de la Inquisición.

Esto no está dicho desde un espíritu de la crítica acérrima, sino lamentando la pérdida que representa para la sociedad, la transmisión de valores contenidos en una religión en la cual me crié y cuyos valores todavía conservo a pesar de haber evolucionado en la mayoría de mis ideas morales y religiosas. Recuerdo calles intransitables cuando jóvenes, seguidores de una iglesia comprometida con la opción por los pobres, salíamos de celebrar la misa de los domingos, cuando nos reuníamos para ayudar en alguna parroquia que tenía carencias o cuando acompañábamos a algún cura tercermundista a hacer algún trabajo en una villa. Para muchos de nosotros, esas ideas fueron las que nos marcaron para toda la vida, hoy una juventud mayoritariamente escéptica, materialista y con un gran sentido para detectar las contradicciones en las que hemos incurridos sus mayores, mira a una iglesia que no se articula con el avance de la sociedad, conservado dogmas que contradicen cualquier evidencia científica, o reprimiendo la necesidad de la libre expresión de la naturaleza sexual humana. Por eso las iglesias están mas vacías que antes, faltan sacerdotes y surgen expresiones religiosas más racionales que la gente termina abrazando. La institución política iglesia ha perdido el rumbo de la Iglesia.

domingo, 14 de marzo de 2010

Mentiras Verdaderas (Segunda Parte)


Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, esperemos que esta sea la excepción a la regla, vimos en la primera parte, que pueden manipularse los índices, utilizando, distintas definiciones de los parámetros que se utilizan en el cálculo. Vimos como se altera el desempleo y ahora veremos como podemos hacer que en el país no haya inflación y también que la producción aumente, para crear una burbuja de crecimiento económico.

Antes de ver la manipulación estadística de la inflación y el PBI, es necesario hacer alguna consideración sobre como la manipulación de la información puede ser provechosa. En economía, una variable que suele usarse para justificar la falla de los pronósticos de los distintos modelos económicos, son las expectativas de los agentes económicos. Si bien nadie los ha podido incluir en un modelo que tenga un aceptable nivel de predicción, nadie niega la importancia de estas expectativas en el comportamiento de la economía real. Como evidencia empírica permítanme citar las corridas bancarias y cambiarias y el aumento de la tasa de inflación, las cuales hemos padecido en nuestro país, siendo, entonces innecesario que me explaye sobre estos temas. Un detalle que deseo resaltar es el importancia de los medios de comunicación para exacerbar las expectativas de ciertos sectores mas sensibles que otros a la información brindada por los medios. Así, ciertos sectores medios suelen contribuir al aumento de algún precio, ya que si se propaga la noticia sobre aumentos de determinada mercadería, probablemente aumente la demanda de sectores que quieren “protegerse” de futuros aumentos, como ejemplo recuerden la cola de vehículos frente a las estaciones de servicio, cuando se anunciaban aumentos de combustibles. De modo que el manejo de las cifras permite sostener expectativas favorables que tienen a generar la profecía autocumplida: “Si todos creen que estemos bien, porque todos dicen que estamos bien, entonces: estamos bien”. El manejo de la información estadística provee el argumento para que se diga que estamos bien y los medios de comunicación repiten que estamos bien, hasta que estemos bien, pero ¿estamos bien?

Veamos como anda la inflación, si algo hoy vale $10 y mañana $20, es evidente que el precio actual es el doble, que tendremos que pagar el doble y que tendremos que trabajar el doble para obtener el dinero con que pagar. La estadística dirá que el aumento fue del 50%, merced a una definición de aumento que dice que el aumento (AP) es el resultado del cociente de la diferencia entre el nuevo precio (PN) y el precio anterior (PV); y el nuevo precio, los que matemáticamente arroja:

A = (PN – PV) / PN

Bastaría dividir por el precio anterior y obtendríamos que el aumento será del 100%, reflejando la realidad del costo de adquirir el mismo producto al nuevo precio, pero merced a esa definición, el aumento de precios no refleja la inflación en términos de mayor cantidad de trabajo necesario para adquirir el bien.

Si ahora solicitamos un aumento de sueldo que cubra el aumento de precios, podemos obtener un 50% de aumento (AS) pero calculado como el cociente de la diferencia entre en nuevo sueldo (SN) y el sueldo anterior (SV); y el sueldo anterior, dicho esto en términos matemáticos:


AS = (SN - SV) / SV

Algo parecería no estar bien, si gastábamos para vivir $ 1000, y ahora necesitamos gastar $ 2000, con lo cual se nos dice que el aumento de precios fue del 50%, y que por lo tanto se nos aumentará el sueldo en la misma proporción, pero al aplicar la ecuación de salario vemos que cobramos $ 1500, ¿Dónde están los $ 500 que necesito para comprar los mismos productos que compraba antes? El igual que la magia la estadística tiene el poder de hacer desaparecer cosas. Merced a esta forma de cálculo, si cobramos $ 1800, en lugar de $ 1500, su aumento será de un 80% y el gobierno dirá que durante su gestión los trabajadores aumentaron su poder adquisitivo un 30%, aunque a todos nos falte $ 200, para comprar lo mismo que antes del aumento.

Aunque, parezca que no es posible manejar mas los números, el aumento de precios, al estadística corrige los aumentos de precios con dos procedimientos adicionales, el primero es la sustitución, si por ejemplo el producto A aumento un 20% y el producto B, que puede sustituir al producto A aumentó un 10%, el aumento será del 10%, pero esto no se refiero solo a marcas, sino a productos sustitutivos, si la merluza aumento un 20 %, pero el salmón rosado un 10%, como se puede comer salmón en lugar de merluza se considera este aumento para los pescados. No importa que un filete de merluza valga $ 10 y una posta de salmón $ 50, tampoco importa cuantos coman salmón y cuantos merluza, ni tampoco si es posible en función de la producción del producto sustituto abastecer toda la demanda del producto sustituido. En resumen, podemos considerar, sin cometer un error grosero, que debido a la sustitución las cifras de los aumentos de precios solo reflejarán en los índices estadísticos la tercera parte de los aumentos reales, cualquiera que sea el método de cálculo.

La última consideración sobre aumentos de precios, es el índice de satisfacción, que se aplica a productos que aumentan la cantidad de prestaciones conservando su precio, así si un televisor de 17 pulgadas costaba $ 800, y ahora por $ 800 puede comprar uno de 21 pulgadas hay un aumento de su satisfacción por mejor calidad tecnológica, que debe reflejarse en el índice del aumento de precios. Así consideramos que la mejor prestación es un 20% mejor que antes, lo que debe restarse del aumento de precios, o contribuir con una reducción del 20% a los otros índices con que se calcula el aumento general de precios.

En promedio, y considerando el caso de EEUU, con una inflación oficial de entre 4 y 5% anual, los cálculos no ajustados por estos índices arrojan entre un 9 y un 10% de inflación, si creen que George W, fue el artífice de este engendro estadístico, se equivocan el esquema actual de cálculo de inflación fue pergeñado por Bill Cinton, en los ratos libres que le permitía Lewisky o el whisky, dado que su gestión no fue muy buena en cuando a los resultados de la economía doméstica, así que contrató a un grupo de especialistas que armaron un enjambre estadístico que dibujó números, que dejaron a su gestión no tan mala como fue.

El otro factor que junto con la inflación, el desempleo y el poder adquisitivo, el la medición de la producción (PBI), o lo que es mas importante como este aumenta o disminuye. El PBI es la suma de todas las facturaciones por venta de productos y servicios, la cual es fácil de obtener, pero de un año a otro varía, y no solo por que varió la cantidad de productos o servicios, sino sus precios, por ello es importante ver como se ajusta estos valores a los efectos de establecer el PBI real.

Supongamos que una empresa que fabricaba Televisores, facturando $ 1000.000 por los 1000 televisores que vendía, produce ahora, 600 televisores de plasma con valor de $ 2000, su facturación es de 1.200.000, el aumento de facturación fue del 20%, como la inflación fue de un 5% (pensemos en el ejemplo de EEUU), parecería que la producción aumentó solo un 15 %, pero como los televisores de plasma representan una ventaja tecnológica respecto de los anteriores y esa calidad tecnológica es un 30% superior, la producción de la fábrica de televisores contribuyó en su rubro, con un 45% al incremento del PBI.

Estos ejemplos y los anteriores mas que ejemplos reales (la realidad es peor aún), son demostrativos de cómo puede manipularse la información estadística, en pos de mostrar resultados de buena o mala gestión. Por lo tanto podemos concluir que, las empresas pueden producir menos bienes, y más caros, que los mayores precios darán una baja inflación, un aumento de la productividad industrial y los aumentos de salarios permitirán que los trabajadores ganen poder adquisitivo y todo esto con bajísimas tasas de desempleo. Cualquier gobierno, entonces, hará maravillosas gestiones. La realidad mostrará empresas con menor producción, que no pueden pagar los aumentos de salarios reclamados por los trabajadores, los que no podrán seguir comprando los productos que compraban antes y que enfrentan cada vez más desempleo. Por supuesto que si los medios de comunicación no muestran las estadísticas y muestran la realidad, habrá algo que no cierre y algunas personas pueden llegar a la conclusión que algo no es como se dice. Piensen, escuchen los números que les dicen y vean la realidad que los rodea, y sin recurrir a la estadística saquen sus propias conclusiones.

domingo, 7 de marzo de 2010

Una Propuesta….

Estaba escribiendo la segunda parte del artículo “Mentiras Verdaderas”, cuando leí un artículo que decía: “Si me traen una propuesta mejor, sin dejar de cumplir con las políticas sociales ni las obras de infraestructura necesarias, les juro que la pongo en marcha”, propuso la Presidenta de la Nación a la oposición el jueves último, por cadena nacional. Realmente la frase me sorprendió, no por la racionalidad de la propuesta, sino por el contenido implícito de la misma.

Se supone que un presidente, es asesorado por expertos, que ponen a su consideración un abanico de soluciones posibles para que este evalúe el cuso de acción que mejor se adapte a los lineamientos políticos que está imprimiendo a su gestión. La frase de la presidenta, que creo que no fue una expresión desafortunada o impensada, supone que la solución propuesta es única, y dado que en las competencias que exhibe la señora presidenta no están las económicas, solo cabe suponer que no solo la medida llevada adelante por el gobierno es la mejor, sino la única. Esto es lo que me asombra, que se reconozca que no hay otra opción, y que, de haber otra mejor se la llevaría adelante; lo que equivale a reconocer que los expertos que asesoran a la presidenta no son capaces de presentarle otras alternativas viables.

Creo que en las actuales circunstancias, la gravedad de la situación a que se ha llegado, tanto por la intransigencia del gobierno y de la oposición, amerita la búsqueda de soluciones consensuadas que permitan que se cumplan los tres objetivos que ha planteado el gobierno, y que la oposición no ha negado: el cumplimiento de los compromisos de pago de la deuda externa, la ejecución del presupuesto 2010 sin déficit; y el mantenimiento de los fondos destinados a asistencia social, la promoción de la actividad económica y los fondos destinados a educación y salud.

Antes de continuar con el análisis político de este tema, permítanme hacer un análisis económico muy simple de estos tres puntos. El cumplimiento de pago de los compromisos externos implica mantener la opción de contar con una fuente de financiamiento externo, tanto del déficit fiscal, como de proyectos de gobierno. De incumplir estos pagos, la única fuente de financiamiento con las que contaría el gobierno serían las reservas, lo que lleva a pensar que tanto se pague o no los compromisos externos, siempre será necesario utilizar las reservas para poder mantener un presupuesto sin déficit. Esto no lleva al segundo objetivo, de mantener sin déficit el presupuesto 2010. En este caso, la caída real de la actividad económica, a pesar de los artilugios estadísticos con que quiera disimulársela, provocará una menor recaudación en términos reales, sobre la estimada en el presupuesto 2010, con lo cual habrá que ajustar partidas o financiar con otros fondos las áreas del presupuesto que no se quiera recortar. El uso de reservas para el pago de compromisos externos, libera fondos del presupuesto 2010, que pueden aplicarse a cubrir la menor recaudación que habrá en términos reales. Por lo tanto, la opción del uso de reservas evitaría también, como lo vimos en le caso anterior, el déficit fiscal. El tercer objetivo, respecto a no recortar fondos de fomento de la actividad económica, los planes sociales, la educación y la salud, creo que no merecen discusión, pues la situación económica mundial luego de la crisis financiera norteamericana, donde se ha reconocido que sus efectos todavía perduran y perdurarán; y la situación social de millones de excluidos en el país, no resiste el menor análisis sobre su necesidad. Pero estos argumentos siguen una línea de pensamiento a la que se ajustan, tanto la posición del gobierno como de la oposición, cayendo en una trampa ideológica, típica del pensamiento neoliberal.

La trampa ideológica supone: en primer lugar la legitimidad de la deuda, en segundo lugar la limitación de los recursos disponibles a los presentados en la ley de presupuesto 2010, como si este representara mas una restricción a la acción de la política económica, que un programa de acción modificable según cambien las condiciones sobre las cuales se trazaron los cursos de acción; por último tanto el gobierno como la oposición suponen que las accionen que se propongan tienen al propio beneficio político. Dejo de lado la legitimidad de la deuda, dado que su tratamiento, requiere un análisis mas profundo y asumo por simplicidad de análisis y no por convicción, la necesidad y urgencia del pago de los compromisos incluidos en el presupuesto 2010.

Visto entonces que; existe una crisis grave, que más que al gobierno o a la oposición, afectará a la mayoría de la gente; que se discute en términos de conveniencia política y no de acciones alternativas que permitan una mejor solución y que tanto oposición como gobierno se han cerrado en opciones que beneficia ideologías neoliberales que no persiguen el desarrollo económico del país y la mejora de las condiciones sociales existentes. Estoy por lo tanto, convencido que la opción de los militantes políticos debe ser la de proponer soluciones alternativas a las ya planteadas, de modo de abrir un debate mas amplio, que contenga los problemas que he planteado, pero que no se limiten a ellos, para no caer en la trampa ideológica que mencioné.

Como síntesis, y para contribuir desde mi modesta opinión, les propongo una solución alternativa, como invitó a hacer la señora presidenta. Mi solución parte de considerar que el problema está en las fuentes de financiamiento del presupuesto 2010, donde la recaudación impositiva no alcanza a muchos sectores hasta hoy exentos de pagar tributos, como lo es el sector financiero, también existen sectores que gozan de beneficios que no se condicen con sus niveles de rentabilidad. De incluirse el pago de impuestos y el ajuste (o la supresión) de subsidios, como opciones para generar mayores ingresos en el presupuesto 2010, estas dos fuentes de recursos generarían mas de los recursos necesarios para hacer frente a los compromisos externos y aumentar los recursos destinados a promover la actividad económica y la asistencia social. Otro recurso adicional, que podría utilizar el gobierno, es el control de la remisión de fondos al exterior, que debería ser restringido a un porcentaje del capital invertido y de las ganancias obtenidas, e incluso se podría condicionar el giro de remesas al exterior a la presentación de la declaración de estas remesas en las oficinas de impuestos de los países de origen. Esta medida podría generar stocks de capitales de inversión que posibiliten la generación de nuevos emprendimientos productivos, sobre todo si se grava su tenencia improductiva. Si creen que estas medidas surgen de mi ideología de izquierda, lamento desilusionarlos, la propuesta de gravar activos y beneficios financieros está vigente en EEUU, la limitación a la remisión de fondos al exterior, está vigente en países como Chile y Brasil; y la reducción de beneficios a empresas con altos niveles de rentabilidad se aplica en casi todos los países de la Unión Europea.

No creo que esta propuesta, sea original o enteramente realizable, pero si todos comenzamos a generar propuestas, finalmente la discusión de políticas que nos afectan a todos, será amplia y se podrán encontrar vías de solución en la que las mayorías políticas coincidan, sin perjudicar a la gente de a pie. Quizás en este caso sea más necesaria la opinión de un almacenero honrado que la de un experto en economía, como decía e general.