Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, esperemos que esta sea la excepción a la regla, vimos en la primera parte, que pueden manipularse los índices, utilizando, distintas definiciones de los parámetros que se utilizan en el cálculo. Vimos como se altera el desempleo y ahora veremos como podemos hacer que en el país no haya inflación y también que la producción aumente, para crear una burbuja de crecimiento económico.
Antes de ver la manipulación estadística de la inflación y el PBI, es necesario hacer alguna consideración sobre como la manipulación de la información puede ser provechosa. En economía, una variable que suele usarse para justificar la falla de los pronósticos de los distintos modelos económicos, son las expectativas de los agentes económicos. Si bien nadie los ha podido incluir en un modelo que tenga un aceptable nivel de predicción, nadie niega la importancia de estas expectativas en el comportamiento de la economía real. Como evidencia empírica permítanme citar las corridas bancarias y cambiarias y el aumento de la tasa de inflación, las cuales hemos padecido en nuestro país, siendo, entonces innecesario que me explaye sobre estos temas. Un detalle que deseo resaltar es el importancia de los medios de comunicación para exacerbar las expectativas de ciertos sectores mas sensibles que otros a la información brindada por los medios. Así, ciertos sectores medios suelen contribuir al aumento de algún precio, ya que si se propaga la noticia sobre aumentos de determinada mercadería, probablemente aumente la demanda de sectores que quieren “protegerse” de futuros aumentos, como ejemplo recuerden la cola de vehículos frente a las estaciones de servicio, cuando se anunciaban aumentos de combustibles. De modo que el manejo de las cifras permite sostener expectativas favorables que tienen a generar la profecía autocumplida: “Si todos creen que estemos bien, porque todos dicen que estamos bien, entonces: estamos bien”. El manejo de la información estadística provee el argumento para que se diga que estamos bien y los medios de comunicación repiten que estamos bien, hasta que estemos bien, pero ¿estamos bien?
Veamos como anda la inflación, si algo hoy vale $10 y mañana $20, es evidente que el precio actual es el doble, que tendremos que pagar el doble y que tendremos que trabajar el doble para obtener el dinero con que pagar. La estadística dirá que el aumento fue del 50%, merced a una definición de aumento que dice que el aumento (AP) es el resultado del cociente de la diferencia entre el nuevo precio (PN) y el precio anterior (PV); y el nuevo precio, los que matemáticamente arroja:
A = (PN – PV) / PN
Bastaría dividir por el precio anterior y obtendríamos que el aumento será del 100%, reflejando la realidad del costo de adquirir el mismo producto al nuevo precio, pero merced a esa definición, el aumento de precios no refleja la inflación en términos de mayor cantidad de trabajo necesario para adquirir el bien.
Si ahora solicitamos un aumento de sueldo que cubra el aumento de precios, podemos obtener un 50% de aumento (AS) pero calculado como el cociente de la diferencia entre en nuevo sueldo (SN) y el sueldo anterior (SV); y el sueldo anterior, dicho esto en términos matemáticos:
AS = (SN - SV) / SV
Algo parecería no estar bien, si gastábamos para vivir $ 1000, y ahora necesitamos gastar $ 2000, con lo cual se nos dice que el aumento de precios fue del 50%, y que por lo tanto se nos aumentará el sueldo en la misma proporción, pero al aplicar la ecuación de salario vemos que cobramos $ 1500, ¿Dónde están los $ 500 que necesito para comprar los mismos productos que compraba antes? El igual que la magia la estadística tiene el poder de hacer desaparecer cosas. Merced a esta forma de cálculo, si cobramos $ 1800, en lugar de $ 1500, su aumento será de un 80% y el gobierno dirá que durante su gestión los trabajadores aumentaron su poder adquisitivo un 30%, aunque a todos nos falte $ 200, para comprar lo mismo que antes del aumento.
Aunque, parezca que no es posible manejar mas los números, el aumento de precios, al estadística corrige los aumentos de precios con dos procedimientos adicionales, el primero es la sustitución, si por ejemplo el producto A aumento un 20% y el producto B, que puede sustituir al producto A aumentó un 10%, el aumento será del 10%, pero esto no se refiero solo a marcas, sino a productos sustitutivos, si la merluza aumento un 20 %, pero el salmón rosado un 10%, como se puede comer salmón en lugar de merluza se considera este aumento para los pescados. No importa que un filete de merluza valga $ 10 y una posta de salmón $ 50, tampoco importa cuantos coman salmón y cuantos merluza, ni tampoco si es posible en función de la producción del producto sustituto abastecer toda la demanda del producto sustituido. En resumen, podemos considerar, sin cometer un error grosero, que debido a la sustitución las cifras de los aumentos de precios solo reflejarán en los índices estadísticos la tercera parte de los aumentos reales, cualquiera que sea el método de cálculo.
La última consideración sobre aumentos de precios, es el índice de satisfacción, que se aplica a productos que aumentan la cantidad de prestaciones conservando su precio, así si un televisor de 17 pulgadas costaba $ 800, y ahora por $ 800 puede comprar uno de 21 pulgadas hay un aumento de su satisfacción por mejor calidad tecnológica, que debe reflejarse en el índice del aumento de precios. Así consideramos que la mejor prestación es un 20% mejor que antes, lo que debe restarse del aumento de precios, o contribuir con una reducción del 20% a los otros índices con que se calcula el aumento general de precios.
En promedio, y considerando el caso de EEUU, con una inflación oficial de entre 4 y 5% anual, los cálculos no ajustados por estos índices arrojan entre un 9 y un 10% de inflación, si creen que George W, fue el artífice de este engendro estadístico, se equivocan el esquema actual de cálculo de inflación fue pergeñado por Bill Cinton, en los ratos libres que le permitía Lewisky o el whisky, dado que su gestión no fue muy buena en cuando a los resultados de la economía doméstica, así que contrató a un grupo de especialistas que armaron un enjambre estadístico que dibujó números, que dejaron a su gestión no tan mala como fue.
El otro factor que junto con la inflación, el desempleo y el poder adquisitivo, el la medición de la producción (PBI), o lo que es mas importante como este aumenta o disminuye. El PBI es la suma de todas las facturaciones por venta de productos y servicios, la cual es fácil de obtener, pero de un año a otro varía, y no solo por que varió la cantidad de productos o servicios, sino sus precios, por ello es importante ver como se ajusta estos valores a los efectos de establecer el PBI real.
Supongamos que una empresa que fabricaba Televisores, facturando $ 1000.000 por los 1000 televisores que vendía, produce ahora, 600 televisores de plasma con valor de $ 2000, su facturación es de 1.200.000, el aumento de facturación fue del 20%, como la inflación fue de un 5% (pensemos en el ejemplo de EEUU), parecería que la producción aumentó solo un 15 %, pero como los televisores de plasma representan una ventaja tecnológica respecto de los anteriores y esa calidad tecnológica es un 30% superior, la producción de la fábrica de televisores contribuyó en su rubro, con un 45% al incremento del PBI.
Estos ejemplos y los anteriores mas que ejemplos reales (la realidad es peor aún), son demostrativos de cómo puede manipularse la información estadística, en pos de mostrar resultados de buena o mala gestión. Por lo tanto podemos concluir que, las empresas pueden producir menos bienes, y más caros, que los mayores precios darán una baja inflación, un aumento de la productividad industrial y los aumentos de salarios permitirán que los trabajadores ganen poder adquisitivo y todo esto con bajísimas tasas de desempleo. Cualquier gobierno, entonces, hará maravillosas gestiones. La realidad mostrará empresas con menor producción, que no pueden pagar los aumentos de salarios reclamados por los trabajadores, los que no podrán seguir comprando los productos que compraban antes y que enfrentan cada vez más desempleo. Por supuesto que si los medios de comunicación no muestran las estadísticas y muestran la realidad, habrá algo que no cierre y algunas personas pueden llegar a la conclusión que algo no es como se dice. Piensen, escuchen los números que les dicen y vean la realidad que los rodea, y sin recurrir a la estadística saquen sus propias conclusiones.
Antes de ver la manipulación estadística de la inflación y el PBI, es necesario hacer alguna consideración sobre como la manipulación de la información puede ser provechosa. En economía, una variable que suele usarse para justificar la falla de los pronósticos de los distintos modelos económicos, son las expectativas de los agentes económicos. Si bien nadie los ha podido incluir en un modelo que tenga un aceptable nivel de predicción, nadie niega la importancia de estas expectativas en el comportamiento de la economía real. Como evidencia empírica permítanme citar las corridas bancarias y cambiarias y el aumento de la tasa de inflación, las cuales hemos padecido en nuestro país, siendo, entonces innecesario que me explaye sobre estos temas. Un detalle que deseo resaltar es el importancia de los medios de comunicación para exacerbar las expectativas de ciertos sectores mas sensibles que otros a la información brindada por los medios. Así, ciertos sectores medios suelen contribuir al aumento de algún precio, ya que si se propaga la noticia sobre aumentos de determinada mercadería, probablemente aumente la demanda de sectores que quieren “protegerse” de futuros aumentos, como ejemplo recuerden la cola de vehículos frente a las estaciones de servicio, cuando se anunciaban aumentos de combustibles. De modo que el manejo de las cifras permite sostener expectativas favorables que tienen a generar la profecía autocumplida: “Si todos creen que estemos bien, porque todos dicen que estamos bien, entonces: estamos bien”. El manejo de la información estadística provee el argumento para que se diga que estamos bien y los medios de comunicación repiten que estamos bien, hasta que estemos bien, pero ¿estamos bien?
Veamos como anda la inflación, si algo hoy vale $10 y mañana $20, es evidente que el precio actual es el doble, que tendremos que pagar el doble y que tendremos que trabajar el doble para obtener el dinero con que pagar. La estadística dirá que el aumento fue del 50%, merced a una definición de aumento que dice que el aumento (AP) es el resultado del cociente de la diferencia entre el nuevo precio (PN) y el precio anterior (PV); y el nuevo precio, los que matemáticamente arroja:
A = (PN – PV) / PN
Bastaría dividir por el precio anterior y obtendríamos que el aumento será del 100%, reflejando la realidad del costo de adquirir el mismo producto al nuevo precio, pero merced a esa definición, el aumento de precios no refleja la inflación en términos de mayor cantidad de trabajo necesario para adquirir el bien.
Si ahora solicitamos un aumento de sueldo que cubra el aumento de precios, podemos obtener un 50% de aumento (AS) pero calculado como el cociente de la diferencia entre en nuevo sueldo (SN) y el sueldo anterior (SV); y el sueldo anterior, dicho esto en términos matemáticos:
AS = (SN - SV) / SV
Algo parecería no estar bien, si gastábamos para vivir $ 1000, y ahora necesitamos gastar $ 2000, con lo cual se nos dice que el aumento de precios fue del 50%, y que por lo tanto se nos aumentará el sueldo en la misma proporción, pero al aplicar la ecuación de salario vemos que cobramos $ 1500, ¿Dónde están los $ 500 que necesito para comprar los mismos productos que compraba antes? El igual que la magia la estadística tiene el poder de hacer desaparecer cosas. Merced a esta forma de cálculo, si cobramos $ 1800, en lugar de $ 1500, su aumento será de un 80% y el gobierno dirá que durante su gestión los trabajadores aumentaron su poder adquisitivo un 30%, aunque a todos nos falte $ 200, para comprar lo mismo que antes del aumento.
Aunque, parezca que no es posible manejar mas los números, el aumento de precios, al estadística corrige los aumentos de precios con dos procedimientos adicionales, el primero es la sustitución, si por ejemplo el producto A aumento un 20% y el producto B, que puede sustituir al producto A aumentó un 10%, el aumento será del 10%, pero esto no se refiero solo a marcas, sino a productos sustitutivos, si la merluza aumento un 20 %, pero el salmón rosado un 10%, como se puede comer salmón en lugar de merluza se considera este aumento para los pescados. No importa que un filete de merluza valga $ 10 y una posta de salmón $ 50, tampoco importa cuantos coman salmón y cuantos merluza, ni tampoco si es posible en función de la producción del producto sustituto abastecer toda la demanda del producto sustituido. En resumen, podemos considerar, sin cometer un error grosero, que debido a la sustitución las cifras de los aumentos de precios solo reflejarán en los índices estadísticos la tercera parte de los aumentos reales, cualquiera que sea el método de cálculo.
La última consideración sobre aumentos de precios, es el índice de satisfacción, que se aplica a productos que aumentan la cantidad de prestaciones conservando su precio, así si un televisor de 17 pulgadas costaba $ 800, y ahora por $ 800 puede comprar uno de 21 pulgadas hay un aumento de su satisfacción por mejor calidad tecnológica, que debe reflejarse en el índice del aumento de precios. Así consideramos que la mejor prestación es un 20% mejor que antes, lo que debe restarse del aumento de precios, o contribuir con una reducción del 20% a los otros índices con que se calcula el aumento general de precios.
En promedio, y considerando el caso de EEUU, con una inflación oficial de entre 4 y 5% anual, los cálculos no ajustados por estos índices arrojan entre un 9 y un 10% de inflación, si creen que George W, fue el artífice de este engendro estadístico, se equivocan el esquema actual de cálculo de inflación fue pergeñado por Bill Cinton, en los ratos libres que le permitía Lewisky o el whisky, dado que su gestión no fue muy buena en cuando a los resultados de la economía doméstica, así que contrató a un grupo de especialistas que armaron un enjambre estadístico que dibujó números, que dejaron a su gestión no tan mala como fue.
El otro factor que junto con la inflación, el desempleo y el poder adquisitivo, el la medición de la producción (PBI), o lo que es mas importante como este aumenta o disminuye. El PBI es la suma de todas las facturaciones por venta de productos y servicios, la cual es fácil de obtener, pero de un año a otro varía, y no solo por que varió la cantidad de productos o servicios, sino sus precios, por ello es importante ver como se ajusta estos valores a los efectos de establecer el PBI real.
Supongamos que una empresa que fabricaba Televisores, facturando $ 1000.000 por los 1000 televisores que vendía, produce ahora, 600 televisores de plasma con valor de $ 2000, su facturación es de 1.200.000, el aumento de facturación fue del 20%, como la inflación fue de un 5% (pensemos en el ejemplo de EEUU), parecería que la producción aumentó solo un 15 %, pero como los televisores de plasma representan una ventaja tecnológica respecto de los anteriores y esa calidad tecnológica es un 30% superior, la producción de la fábrica de televisores contribuyó en su rubro, con un 45% al incremento del PBI.
Estos ejemplos y los anteriores mas que ejemplos reales (la realidad es peor aún), son demostrativos de cómo puede manipularse la información estadística, en pos de mostrar resultados de buena o mala gestión. Por lo tanto podemos concluir que, las empresas pueden producir menos bienes, y más caros, que los mayores precios darán una baja inflación, un aumento de la productividad industrial y los aumentos de salarios permitirán que los trabajadores ganen poder adquisitivo y todo esto con bajísimas tasas de desempleo. Cualquier gobierno, entonces, hará maravillosas gestiones. La realidad mostrará empresas con menor producción, que no pueden pagar los aumentos de salarios reclamados por los trabajadores, los que no podrán seguir comprando los productos que compraban antes y que enfrentan cada vez más desempleo. Por supuesto que si los medios de comunicación no muestran las estadísticas y muestran la realidad, habrá algo que no cierre y algunas personas pueden llegar a la conclusión que algo no es como se dice. Piensen, escuchen los números que les dicen y vean la realidad que los rodea, y sin recurrir a la estadística saquen sus propias conclusiones.
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