domingo, 21 de abril de 2013

Democracia, reglas de juego y crisis de poder (Nota 2)





Establecimos en la anterior nota que los cambios en las relaciones de poder institucional producían cambios en las normas “formales” que regían dichas relaciones de poder y que actualmente existe una crisis de representatividad o resuelta que cuestiona tanto las normas actuales como su reforma.
Es entonces en las causas y consecuencias de la crisis de representatividad que surgió en 2001, desde donde se puede comenzar el análisis de los actuales cambios que alteran el equilibrio de las relaciones de poder institucional. Antes de iniciar dicho análisis debe establecerse que en un contexto internacional, la actual forma de expresión del orden  capitalista ha atravesado, y repite cíclicamente, varias etapas: creación (tecnológica o de demanda), apropiación (de la plusvalía de la creación), acumulación (prolongación en el tiempo de la apropiación), agotamiento (utilización de la tecnología y la demanda residual) y crisis (destrucción de la creación frente a la aparición de una nueva tecnología a el cambio de la demanda). Esta descripción Schumpeteriana puede condimentarse con la fabricación de “burbujas en la fase de agotamiento, cuya función el maximizar la ganancia de los capitalistas financieros (que actúan como carroñeros de la pitanza capitalista) y que agudizan las crisis posteriores (para quienes creen que las burbujas son un invento de Wall Street en la reciente crisis global, les recomiendo leer sobre la crisis europeas de 1890).
Una última consideración sobre estos ciclos económicos del capitalismo es la relación entre política y economía, ya que muchos suponen que la política determina el funcionamiento de la economía (lo cual sería cierto en un sistema no capitalista). Como postulado del marco teórico del análisis que propongo, la política actúa como catalizador o inhibidor de las fases del ciclo descripto (quizás de profundizarse esta consideración podrían hacerse coincidir los ciclos de Kondratiev y la teoría de Schumpeter).
Volviendo al análisis de la crisis argentina, los golpes militares que se instalaron desde la caída de Perón hasta 1983 crearon condiciones de creación, apropiación y acumulación (la creación de una actividad económica no necesariamente responde a procesos productivos que generan riqueza distribuible, sino al inicio de actividades económicas que beneficien a algunos grupos de poder económico). En particular el último gobierno militar puso en crisis a vastos sectores del sistema productivo nacional y creó las condiciones de un sistema importador-financiero, cuya crisis se intentó disimular con la guerra de Malvinas, siendo esta crisis la causa fundamental de la salida de la dictadura militar.
Quedaron establecidos varios actores que participaban de la puja por una cuota de poder: los sectores económicos nacionales, los sectores económicos trasnacionales, la representación política de la sociedad, los sectores sociales (donde debe incluirse al sindicalismo, sectores religiosos y organizaciones de distinto tipo: ecologistas, humanitarias, etc.) y los sectores culturales (estos de mínima representación pero de gran visibilidad pública que debe incluir a la educación pública y privada). Aquí los medios de comunicación hacen visible la lucha de cada sector por sus cuotas de poder.         
El inicio del mayor período con vigencia del sistema democrático se inicia en 1983, donde el retorno a la vida democrática establece un tácito acuerdo sobre las nuevas relaciones de poder, la debilidad de la representación política frente a sectores sociales y económicos va planteando un nuevo desequilibrio dentro de un ciclo de baja creación que se proyecta sobre los ciclos siguientes y la crisis desatada por la falta de incentivos a la creación de actividades económicas provoca la salida anticipada de Alfonsín, sin que se quiebre el orden institucional.
El inicio del gobierno de Menem fue errático, hasta la instauración de la convertibilidad y el privatización de las empresas del estado, lo que generó una fuerte fase de creación, apropiación y acumulación sin el ciclo de agotamiento en el horizonte cercano. Esto le permite a Menem consolidar su proyecto de reelección, reforma de la Constitución mediante. Aquí el desequilibrio de poder a favor de la representación política con el apoyo de los sectores económicos trasnacionales, permite consagrar constitucionalmente, una nueva relación de poder entre los sectores institucionales.
El deterioro de las condiciones de acumulación, por efecto de los desajustes de las variables macroeconómicas en la etapa final del gobierno de Menem (altas tasas de interés, desajuste de la balanza de pagos, déficit fiscal y aumento del endeudamiento público), genera una crisis que explota en el gobierno de De la Rua, debido al mantenimiento de las condiciones macroeconómicas del gobierno de Menem.
Esta crisis provocada por la falta de capacidad de la representación política para superar los ciclos de crisis y el perjuicio que sobre vastos sectores sociales se provocó en los ciclos de apropiación y acumulación, explota en diciembre de 2001. En esta crisis, los sectores sociales plantean una nueva distribución de poder mediante el recambio de quienes detentan la representación política y una nueva recomposición institucional que otorgue mayor participación directa de los sectores sociales (las asambleas barriales y populares, fueron la expresión más representativa de este reclamo).
El nuevo ciclo iniciado en los gobiernos de Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner volvió a generar un ciclo de creación mediante el mecanismo de sustitución de importaciones forzado mediante el tipo de cambio. Este nuevo período sostuvo el ciclo de acumulación mediante el estímulo de una demanda sostenida, pero las condiciones de comercialización internacional de los commodities argentinos, el aumento del déficit fiscal y el desequilibrio de la balanza energética, sumado a las obligaciones de pago de la deuda externa, comenzaron a afectar los recursos destinados a sostener la demanda. La presión de los sectores sociales y de ciertos sectores económicos provocan el inicio del ciclo de  agotamiento previo a la crisis, lo que obliga al poder ejecutivo a acumular poder institucional para enfrentar el inminente ciclo de crisis, para ello su estratega es la acumulación de poder institucional y el control de la visibilidad de otros sectores mediante la injerencia en los medios de comunicación.
El planteo de un reordenamiento de las relaciones de poder institucional, la inminencia de un ciclo de crisis económico, el reclamo insatisfecho de los sectores sociales y las tensiones por el control de los medios de comunicación, establecen el contexto bajo el cual deben inscribirse los planteos de nuevas relaciones de poder institucional y las crisis que dan origen a este reordenamiento. 

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