Quienes estudiamos sistemas recordamos risueñamente este nombre dado a la práctica de no hacer nada frente a un problema, ya que ciertas veces la corrección de algún problema suele ser mas complicado que convivir con él.
Esto mismo está haciendo el gobierno con el tema de la inseguridad, es más fácil convivir con ella que tratar de solucionar los problemas que la ocasiona. Si lo pensamos bien, siempre existe una excusa frente a un hecho de inseguridad (y no solo me refiero a la inseguridad producto del delito), a saber algunos: “que no es jurisdicción nuestra”, o “no disponemos de los recursos suficientes por falta de presupuesto”, etc. etc. etc. Podemos llenar un libro con excusas que justifiquen a los responsables directos de un hecho de inseguridad, pero sobre todo quienes tienen la responsabilidad política máxima de hacer algo al respecto han utilizado el algoritmo del avestruz. Hacer algo implica tomar riesgos, poner en práctica algunas medidas impopulares, saber que la imagen que se tenga va a sufrir daños, entonces, ¿para que tomar el riesgo?, si siempre se tendrán excusas a mano, se ha elegido convivir con el problema y echarle la culpa a los presupuestos, la falta de personal, de legislación, etc. etc. etc..
La responsabilidad del estado frente a la inseguridad no puede soslayarse, no puede la dirigencia política mirar para otro lado, ya sea desde gobierno o desde la oposición, este tema es algo que afecta a todos los sectores de la sociedad y si la sociedad no recibe la respuesta que reclama, surgirán indefectiblemente movimientos sociales que asuman la responsabilidad de enfrentar el problema. La historia nos muestra que cuando el estado se ausenta de su responsabilidad, la sociedad civil se hace cargo y genera las instituciones que reemplazan a las que deberían provenir del estado, estas instituciones entre las que podemos citar: los bomberos voluntarios, las salas medicas barriales de las asociaciones vecinales, las asociaciones ecologistas, las O.N.G y muchas otras que surgieron de la ausencia del estado o de su incapacidad de dar solución a problemas de la sociedad civil. La sociedad esta reclamando del estado que se haga cargo, que brinde la seguridad que le falta, que es la base del contrato social, según lo plantearon de distintas maneras los contractualistas Thomas Hobbes, Jean Jacques Rousseau o John Locke.
Este reclamo insatisfecho puede ser la base de una nueva ola de reclamos populares como los que se desarrollaron en el 2001 y que dieron origen a las asambleas populares, pero con un ingrediente adicional que es el miedo, y el miedo convierte a los hombres racionales en irracionales o sea que no podemos esperar de los movimientos sociales que surjan de este modo propuestas pacíficas o racionales, sino que enfrentarán su propio miedo proponiendo soluciones violentas e insensatas.
Por ello, la sociedad civil debe prepararse y tomar conciencia de su responsabilidad y exigir a los gobernantes, que son quienes temporalmente conducen a las acciones del estado que se hagan responsables, que busquen gente capaz y no funcionarios serviles, que asuman plenamente la responsabilidad de garantizar la seguridad de los ciudadanos, aunque sea a costa de medidas impopulares, a costa de tener que enfrentarse con sectores de la sociedad que lucran con la inseguridad, a costa de perder cierto prestigio que da el no hacer nada ya que quien no hace nada no se equivoca.
Si los gobernantes continúan usando el algoritmo del avestruz, la sociedad civil debe comenzar su lucha por la seguridad, primero tomando conciencia del problema (algo en Bahía lo realizó
Por ello desde esta humilde opinión propongo, que las organizaciones de la sociedad impulsen asambleas, foros, asociaciones y que no se restrinjan a las reglas de juego que impone el gobierno con su algoritmo del avestruz, hay que proponer ideas, hay que juntarse para debatirlas y concensuarlas, hay que animarse a no callar, a reclamar lo que nos corresponde que es seguridad, y si no tenemos respuesta, organicémonos y llevemos adelante nuestras propuestas.
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