Vimos anteriormente que las medidas ante la crisis pueden no resultar y hasta empeorar la actual situación, esto debido a un mal diagnostico de la situación, las causas de la crisis, las medidas y sus consecuencias. Nos abocaremos en esta y las notas siguientes al análisis de estos temas.
Para poder responder a las preguntas sobre la situación actual tenemos que considerar algunos aspectos importantes antes de formularnos dudas sobre este tema.
Los aspectos que en un primer momento se me ocurren serían: la situación financiera oficial, la composición y estructura de los sectores productivos, la estructura del empleo de la población y factores idiosincráticos relevantes de los sectores oficiales, empresariales y de la población.
La situación financiera oficial presenta un alto nivel de reservas, un superávit fiscal producto de grandes ingresos fiscales cuyo origen es impuestos al consumo, impuestos a las transacciones bancarias, retenciones a algunas exportaciones (donde los precios de los producto agropecuarios exportables y la tasa de cambio permite una balanza comercial positiva) y regalías. El gasto público además de aplicarse a las funciones propias del estado (que actualmente son insuficientes), tiene también como componentes, pagos de la deuda externa e infinidad de subsidios (la mayoría otorgada por la administración Menem y renovadas en esta gestión).
Ante una crisis altamente recesiva como se observa, la caída de la demanda internacional repercutirá sobre los ingresos por retensiones de las exportaciones, la recesión interna también provocará la disminución del ingreso por impuestos al consumo y por último se afectarán las transacciones bancarias. Esta disminución del ingreso, manteniendo el gasto público, el pago de la deuda externa y los subsidios, provocará inevitablemente un déficit fiscal, que solo puede solucionarse por medio del aumento de impuestos o recortes presupuestarios, reducción de subsidios o renegociación del pago de la deuda externa.
Los sectores productivos industriales, tienen actualmente un altísimo grado de concentración y extranjerización, mayoritariamente dependen de la exportación de sus productos, lo que los hace vulnerables a cambios de la demanda internacional. El mercado interno no presenta volúmenes de demanda que permita la operación de las grandes empresas con economías de escala. La mayoría de las PYMES del sector que tienen cierto volumen de operación, enfrentarán una fuerte competencia por parte de productos importados. Las causas principales serán: la falta demanda internacional que generará sobrantes de stock y las devaluaciones de otras monedas (hasta hoy, el real cayo un 60%, frente al 10-15% del peso).
Ante la crisis las grandes empresas extranjeras se replegarán sobre sus casas matrices, buscando reducciones de costos operativos para adaptase a los nuevos niveles de la demanda, esto producirá desocupación y salida de divisas para el pago de servicios prestados por las casas matrices a las subsidiarias locales. Las PYMES, que vivieron procesos de alta competencia en la década del 90 y sobrevivieron, saben que deben desmontar la mayor parte de su estructura productiva y revender productos importados. En ambos casos se produce desocupación y salida de divisas.
La producción agropecuaria presenta un panorama similar, existe una altísima concentración en actividades de alta ganancia y bajo riesgo (frigoríficos, acopio de cereales, transporte y terminales portuarias), los productores latifundistas y minifundistas, enfrentan problemas de baja rentabilidad y ciclos climáticos adversos. Un tercer actor del sector, lo constituye los grupos arrendatarios estacionales (los pooles de siembra) que consideran la actividad como una fuente de obtención rápida de altos dividendos.
Ante la crisis, la actividad de los grupos concentrados se reducirá sin grandes problemas a los niveles de la demanda existente, ya que su estructura es mínima y rentística, con altos niveles de tercerización, quienes serán los que sufrirán la crisis. Los sectores productivos latifundistas podrán mantener una actividad de supervivencia y baja rentabilidad en espera que finalice la crisis, pero los sectores minifundistas serán muy perjudicados, pues parte de ellos mantenían sus campos merced al arriendo a los pooles de siembras, los cuales se retirarán de la actividad al disminuir la ganancia y aumentar el riesgo (no nada mas cobarde que el capital, decía Marx). Las consecuencias a la vista son: pérdida actividad de los sectores tercerizados, que por estar en sitios rurales afectarán a las economías regionales, reducción de la actividad productiva, con riesgo de tener que recurrir a la importación de productos agropecuarios para satisfacer la demanda interna.
El sector del trabajo representa escasamente el 60%, de la población, dado el altísimo nivel desempleo y exclusión, es este sector la base de la demanda interna. De este 60%, aproximadamente el 20% esta empleado en el sector público, el 40% en el sector privado y el resto pertenece a sectores cuentapropistas (desde médicos y abogados a plomeros y limpia patios). Posiblemente la crisis afecte a un 40% del empleo privado y a un 60% de cuentapropistas, afectando al 40% de la demanda interna total.
La caída de la demanda interna afectará, a comercios, servicios, provocará atrasos y problemas con las cadenas de pagos, aumentará el riesgo crediticio y marginará a gran parte de la sociedad.
El último factor es la idiosincrasia, los argentinos hemos sufrido crisis en el 89, en el 94, en el 98 y en el 2001, todas ellas producto de la aplicación de políticas de origen neoliberal, por ello la gente acogió con su voto una alternativa de centro izquierda como presentó el matrimonio Kirtchner en las dos últimas elecciones presidenciales. El voto, no es la única expresión de la gente, también se apuesta a una resultado u otro mediante la compra de dólares, la no toma de créditos, la reducción del consumo, la no bancarización de los ahorros y muchas otras que constituyen una forma de reacción ante las crisis, no puede esperarse que quien depositó dólares y recibió pesos perdiendo casi un 60% de sus ahorros hoy confíe en los bancos y un empresario que perdió su capital de trabajo en 2001, difícilmente tome créditos ante una crisis. Estos factores deben considerarse ya que la población ante una crisis, se volverá demandante, aumentará el nivel y violencia de las protestas, reducirá su consumo, no confiará en instituciones oficiales ni bancarias y pretenderá mantener un reducido nivel de vida compatible con sus expectativas.
Estas son algunas de las consideraciones mínimas que puedo poner a consideración como para iniciar un debate, obviamente que un análisis exhaustivo requiere mucha información y trabajo interdisciplinario, pero puede servir para que cada persona comience a hacer su propio análisis y demandar mayor calidad de medias ante esta crisis, como veremos mas adelante.
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