lunes, 15 de diciembre de 2008

Morir a los 40

No pretendo escribir una novela, ni referirme al fin de la vida física, sino a la ausencia decretada, a no ser considerado como un ser vivo.

En una ignota novela el protagonista era declarado muerto y debía convencer al resto del mundo de que seguía vivo, eso pasa en nuestro país con quien pasa de los 40. Cumplir 40 no es solo llegar a la mitad de la expectativa de vida del hombre argentino promedio, es pasar a ser un excluido de la consideración social como persona activa y útil, sino ¿Cuándo avisos de empleo en los diarios piden personas mayores de 40 años?, ¿Cuántas becas de estudio se ofrecen las personas mayores de 40 años? Y montones de ejemplos que dejo a la imaginación del lector.

Cuando los hombres nos convertimos en mayores de 40 no nos queda ni el consuelo de la canción de Arjona, pasar las cuatro décadas nos condena a ser incluidos en la categoría de “maduritos”, nos ofrecen vitaminas, cremas, tinturas para el pelo, nos niegan hasta tal punto que para ser aceptados debemos pretender “estar” mas joven. Para ser aceptados debemos negar lo que hemos vivido.

Inmerso en estas tribulaciones pretendí hallar la causa de esta muerte civil, busqué en tratados de medicina, en libros de fisiología humana, en escritos filosóficos, hasta traté de hallar una pista en textos religiosos, pero encontré una respuesta en un viejo manual de economía: “el máximo rendimiento del hombre como productor de trabajo se produce entre los 25 y 35 años”, por allí me parece que veo la luz, ¡el criterio de ser objeto de una existencia plena para nuestra sociedad está ligado a un criterio utilitarista!. Existimos plenamente porque tenemos el máximo potencial para ofrecer y cuando nuestro potencial declina se nos excluye.

Quedé agobiado, me vino a la memoria Bioy Casares con su “Diario de la guerra del Cerdo” o la película “Ciudad Feliz” donde en una ceremonia se exterminaba a quienes llegaban a cierta edad. Pero nuestra desaparición civil, no nos elimina físicamente, solo nos excluye, que es más perverso aún, se nos ignora, somos como ese personaje tratando de convencer al resto del mundo de que está vivo. Vamos al gyn, hacemos dieta, tomamos vitaminas, viagra, antioxidantes, nos teñimos, en definitiva nos desvivimos por evitar lo que ya pasó…….mas de 40 años.

Ser un excluido requiere, como ha requerido en otros ámbitos, dar una respuesta violenta para que el resto del mundo nos considere, para que volvamos a estar incluidos, pero como realmente somos: sin teñido, sin peluca, sin faja ni pastillas. Somos sobrevivientes de mas de 40 años en este país periférico donde la expoliación incluye al hombre y su exclusión es el destino inevitable una vez extraído de él, su máxima utilidad.

Así es que propongo este manifiesto de lucha para los que pasamos los 40:
1) Basta de gym, esguinces, torceduras y otros vanos intentos por disimular el aumento de peso que inevitablemente nos ganará todas las batallas, luzcamos nuestra saludable panza con la amenaza latente de disparar un botón de nuestra camisa y lastimarle un ojo de quien se nos ponga enfrente.
2) Basta de tinturas y otros menjunjes, si tenemos pelo blanco luzcámoslo así, nos levó mas de 40 años lograrlo no tenemos por que ocultarlo, nuestras canas son nuestro carnet de vida y si no tenemos pelo, luzcamos orgullosos nuestra pelada, el pelo blanco o una brillante calva tienen que ser nuestro orgullo, no nuestra vergüenza. Una cana no destiñe con la lluvia y una calva no se vuela con el viento, ningún ridículo puede esperarle a quien se asume como es.
3) Basta de buscar trabajos que requieren que nos reciclemos, que nos reconvirtamos en lo que no somos, jamás vamos a hacer un trabajo mejor que una persona 15 o 20 años mas joven, sin problemas y con todo el tiempo para estudiar y prepararse. Nuestro trabajo va a poder ser realizado mas rápido y mejor por una persona mas joven, pero solo nuestra experiencia puede aportan creatividad, prevenir problemas, solucionar crisis no previstas, cosa que no se estudian ni para las que se entrenan la mayoría de los jóvenes. Aceptemos nuestras limitaciones, pero valoremos nuestras capacidades.
4) Mantengamos una actitud alerta sobre las promesas de los políticos, todos prometen trabajo, pero no hablan de cómo incluir a los de mas de 40, pidámosle detalles, que nos digan como y si los elegimos reclamémosle que cumplan su promesa, porque hasta ahora ni prometieron, ni cumplieron para nuestra generación.
Este manifiesto esta abierto para que personas de 40 a 100 años hagan su aporte, sin discriminación, con respeto, con inclusión y …. con los achaques propios de la edad

1 comentario:

Anónimo dijo...

Adhiero a la propuesta y comparto el mismo sentimiento de exclusión por parte del mercado laboral de argentina por haber pasado los 40 años de vida.
Es una verdad desgarradora; que si uno no llega a los 40 años con una posición económica holgada y que le permita independizarse laboralmente, la segunda etapa de su vida, la comenzara a vivir con muchas dificultades.